La Filosofia

La Discriminación: UN VENENO PARA NUESTRA SOCIEDAD

Entendemos como discriminación aquellas actitudes, prácticas, conductas que dan un trato de inferioridad o menoscaban la dignidad de las personas o grupos por motivos de origen étnico, clase social, rasgos naturales, creencias religiosas, orientación sexual, nacionalidad, entre otros.[1]

Según los estudios realizados, la discriminación se expresa en todos los ámbitos y llega a todas las personas consideradas como "diferentes", la sufre quien es muy alto, quien es pequeño, quien no tiene estudios o quien tiene otro color de piel. Si el pilar fundamental de nuestra nación parte con este artículo “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”[2], ¿porque es tan difícil llevarlo a la práctica?, a lo largo de la historia se ha demostrado que nuestro país es más bien conservador renuente al cambio. Nos cuesta aceptar que todos tenemos igualdad de derechos, por esta razón constantemente juzgamos en nuestra sociedad, se margina a las personas por clase social, género y también por raza, por ende con mayor razón a quienes la sociedad considera menos, en este caso nos referiremos a temas puntuales, la discriminación por condición socioeconómica y de género en Chile.

La discriminación es un fenómeno social dinámico, no obstante posee algunos aspectos especiales que deben ser tenidos en mente cada vez que se alude a este fenómeno; El primero de ellos estriba en que discriminación equivale tan solo a diferenciar, esto que puede parecer obvio adquiere toda su relevancia si analizamos la connotación social que este término tiene a través de la historia, en efecto, actualmente trae asociado una fuerte negatividad porque la sociedad asimila el concepto a otros como parcialidad, prejuicio, racismo, intolerancia, violencia o fundamentalismo. Recordemos que estos conceptos, son valoricamente neutros, es el objetivo, meta o finalidad con la cual se hace la distinción la que debe ser juzgada moral o valoricamente, no al hecho en sí de discriminar, así la discriminación no implica necesariamente maldad o error del agente que discrimina, por ejemplo, en caso de catástrofe no parece moralmente cuestionable discriminar a las mujeres y niños para que se salven primero.

En nuestro país tendemos a clasificar a las personas, pero principalmente esta clasificación la sufre sobre todo quien es pobre, a esto podemos agregar que en una encuesta realizada por Genera,“el año 2009 arrojo que el 96% de los chilenos somos discriminadores. A la vez, la discriminación en Chile está profundamente relacionada con la equidad. Quienes tienen menos recursos económicos y culturales son los más discriminados, alimentando un círculo vicioso y perverso de desigualdad. De hecho, según nuestros estudios, las principales causas de discriminación en Chile son por ser pobre y por el color de piel, 8 de cada 10 personas cree que Chile no es un país respetuoso y las principales faltas de respeto, son los abusos de poder y las discriminaciones.”[3]

Debido a lo mencionado anteriormente es que en esta ocasión decidimos concentrarnos en la discriminación socioeconómica y de género en Chile. Como ya sabemos nuestro país es discriminador por naturaleza, siendo la discriminación por situación económica una de las más significativas y que la mayoría de las personas han sufrido en algún momento de su vida.

Desde el momento de llegar a este mundo podemos percibir esta discriminación, ya que la atención que se da en la salud pública de nuestro país comparada con la atención de salud privada deja mucho que desear, desde la infraestructura de un hospital hasta la delicadeza con la que es atendida una madre en el momento de su parto, es aquí donde nos preguntamos ¿Por qué algo que debería ser para todos los chilenos igual cambia solo con el hecho de tener un mejor ingreso económico?, aquí se produce una discriminación muy marcada, diariamente, y lamentablemente nadie dice nada al respecto.

Luego viene la etapa escolar, aquí nuevamente aparece la discriminación, en el momento de elegir una escuela, el dinero entra nuevamente en juego porque de acuerdo al ingreso económico que tenga la familia podrán elegir un colegio de calidad que eduque a sus hijos; Es aquí donde los resultados están a la vista de todos, cuando a final de año miramos en la televisión los resultados de la prueba de selección universitaria (PSU) y nos encontramos año a año con la misma noticia “los alumnos de colegios privados y particulares subvencionados lograron un mejor puntaje que un alumno de un liceo municipal” , otra vez las personas perjudicadas son las de menor ingreso económico, siendo a veces colegio municipales quienes también sacan buenos rendimientos, pero son ocultados y no mencionados por que no son una mayoría.

Y así continuaríamos relatando situaciones donde nos hemos visto enfrentados a la discriminación asocial. Cabe agregar que esta, no está marcada solo por los recursos económicos que tiene cada individuo, sino que también por el lugar donde viven, como se visten, las pertenencias de cada persona, etc.

Es aquí donde doy mi propio testimonio, por una situación que me tocó vivir de cerca, de acuerdo a lo mencionado en el párrafo anterior. “En el año 2012, antes de terminar mi periodo escolar, pensé en postular a la Escuela de Artes Culinarias, ubicada en la Región Metropolitana, cuando me encontraba en el proceso de admisión junto a más de 500 jóvenes fue que presencie un acto de discriminación, en un momento logre percibir de cómo se le preguntaba a cada postulante de qué lugar provenían, y me encontré con la sorpresa de que jóvenes que vivían en lugares como Pudahuel, Puente Alto, Los Espejos, y la periferia de

...