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La Rebeldía De No Pensar

zamcrow5 de Diciembre de 2013

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La rebeldía de pensar, Óscar de la Borbolla

Hay sujetos lerdos, auténticos campeones en imbecilidad, que amasan fortunas inconmensurables, que se encumbran hasta la cima en el escalafón del poder, o que gozan de enorme popularidad y que nunca han pensado.”

¿Qué sentido tiene aprender a pensar? Ésta es, precisamente, la pregunta que hacen los que no piensan, lo que forman parte de la masa de seres humanos que se mueven por inercia y que, más que moverse, corren agitados tras el éxito, convencidos de que el éxito, y lo que conduzca a él, es lo único que vale la pena.”

Cuando toda la gente marcha en una misma dirección, cuando las palabras y los actos de la mayoría parecen apuntar hacia una misma meta, se produce una inercia social, una ideología que muy pocos revisan y de la que muy pocos se apartan, pues para ponerse a salvo de la corriente, hace falta pensar y, en el caso que nos ocupa, la creencia de que sólo el éxito vale, hace falta pensar nada menos en uno de los más graves asuntos: en el sentido de la vida.”

Quien se subsume en la corriente, quien imita, no sólo no piensa, sino que no quiere pensar: le basta con ver a los lados para descubrir a otros como él y para convencerse de que eso que lo rodea es lo normal y lo correcto.

“Para quienes no piensan sólo existe un camino y un único sentido: por donde vaya la mayoría.”

Pensar no es tranquilizador: provoca dudas, incertidumbre y a veces, inclusive, zozobra. Pensar hace que uno mire a los lados y que no halle fácilmente un compañero; pensar produce una sensación de soledad, pues el que piensa no puede confundirse considerando como compañía la mera presencia de los demás. Pensar nos aparta de la masa pues nos vuelve individuos y el individuo necesita de otros individuos para sentirse acompañado: no de otros que “piensen” como él, sino de otros que también piensen.”

El éxito por definición implica que no todos pueden alcanzarlo. Ahora bien, ¿qué pasa con la mayoría de quienes adopta el éxito como sentido exclusivo de la vida? Pasa que al no conquistarlo sufren como animales lo que no relativizaron como hombres; para que por haber puesto todas sus esperanzas en una misma canasta experimentan el fracaso y su vida como una bancarrota. La frustración es el demonio con el que se encuentran quienes no piensan.”

¿Cuál es el sentido de la vida? Es una pregunta que no admite una única respuesta, pues cualquier sentido puede darle sentido a la vida y, por ello, nadie, más que uno mismo, puede responderla en cada caso. No es el conocimiento, ni la santidad, ni el placer, ni el dinero, ni el arte, ni el éxito, es eso y más. Cada quien debe ponerle, luego de pensar, uno o varios o sucesivos sentidos a la vida.”

El fin del pensar puede ser, ciertamente, entender, esto tal vez se logre; pero el propósito de pensar es humanizarse y esto no se completa nunca.”

…el pensar tiene, además del fin, de entender, un propósito que no se logra nunca de manera cabal: humanizarnos, y aquí podríamos introducir otro símil: pensar es como respirar, pues aunque ciertamente mantenernos pensando nos humaniza, nos da más holgura existencial, pues nos permite entender y relativizar, también con el pensar ocurre algo que es más simple y más definitivo: si pensar es como respirar, entonces el que no piensa no sólo no se humaniza, sino que simple y llanamente no es un ser humano. Sé que esta afirmación suena grave, pero ¿qué pasa si una nota que se da como definitoria no se cumple? ¿Qué pasa si un triángulo no tiene tres ángulos; qué, si en el mar no hay agua; qué, si un kilogramo no pesa mil gramos? Pues ocurre, simple y sencillamente, que no serán ni triángulo, ni mar, ni kilo y, de igual manera, si un hombre no piensa, pues, no será hombre.

“¿Podremos admitir, sin más, la anterior conclusión o estamos obligados a repensarla, dada su gravedad?”

La crítica es esa modalidad de pensar por la que los valores llegan al mundo y, gracias a ello, éste se hace discernible: se presenta como un orden donde los seres se jerarquizan de lo mejor a lo peor, de lo bueno a lo malo, de lo bello a lo horrendo, de lo odiado a lo amado. Es por la crítica que las cosas se distinguen.

“Sin crítica no habría valores y sin éstos no habría distinción, y sin distinción no habría manera de elegir: ¿entre qué erigiríamos si todo nos pareciera lo mismo? La crítica es también condición de posibilidad de la libertad, pues sin elección no hay libertad que valga. Es la pluralidad, no la mera miscelánea de objetos sino las cosas ordenadas según valores, lo que hace posible la libertad: cuando una cosa nos parece mejor que otra estamos ya ante la posibilidad de ser libres.”

…no hay regla general para inferir la diferencia, para encontrarla es preciso, en cada caso, pensar.”

Pensar y ser un inconforme son sólo don maneras de nombrar lo mismo.”

…criticar es, literalmente, poner en crisis; es descubrir las fisuras, las fallas de lo que intenta hacerse pasar por monolítico; es poner en duda la definitivita de lo que está delante, es atreverse a imaginarlo de otra forma; es subvertirlo con el no de la inconformidad, del pensar. Ningún producto humano ha conseguido mantenerse a salvo de la crítica: mantenerse histórico; todo se ha transformado por la actividad crítica del hombre.”

Podría creerse que los conformes no critican, que no se oponen, que no piensan; pero no es así: la intolerancia de los conformes es la manera como expresan su no, su preferencia: también ellos critican, aunque en su apreciación, lo que está a la mano, lo establecido, es preferible a lo que está más allá rodeado de incertidumbre. Los conformes se oponen al cambio; los inconformes a la permanencia, porque ser hombre es oponerse, usar el no en un sentido y otro.”

…no es la realidad la que nos da la razón, sino el amor que le tenemos a nuestra utopía, a nuestra irrealidad.”

La verdad o su apariencia es enemiga del pensar; la duda, en cambio, es el medio del pensar, su hábitat.”

La duda es ciertamente un no saber: un no saber qué hacer, un no saber a qué atenerse, un no saber de qué se trata; pero también es u estar hondamente preocupado por ese no saber.”

…la duda es ese abismo por el que se escapa la certeza que no mantenía ocupados y es también ese vacío que, más que ocuparnos, nos pre-ocupa. Nos llenamos de dudas o de abismo o, si se prefiere, extraviamos el sentido que llenaba nuestra vida.”

El juego es la prueba de que “el sentido dado” no nos colma, y es el modo como resolvemos el profundo sin-sentido de la existencia, pues, cuando no estamos esclavizados por las relaciones obligatorias, por la necesidad de sobrevivir, establecemos relaciones arbitrarias, nos damos un nuevo sentido: jugamos.”

El juego es la libertad de ocuparnos para no preocuparnos. Y, sin embargo, hay un juego que precisamente consiste en ocuparnos con la preocupación, en mantenernos preocupados, es el juego de pensar.”

¿Qué resonancia puede tener la pregunta “¿por qué soy?” para quienes están inmersos en un mundo retacado de sentido, sea obligatorio o lúdico? ¿Qué le dice esta pregunta a aquel que vive absorto en su mundo laboral donde todo es archí significativo: la sonrisa, el saludo o la indiferencia del jefe; la fecha de entrega de un trabajo; la pequeña intriga? ¿Qué importancia puede tener la pregunta sobre el sentido de la existencia en mitad del mundo doméstico con sus entretenimientos y desasosiegos cotidianos, con sus redes de afectos, con sus problemas grandes y pequeños? ¿Qué valor, en el mundo amoroso con sus entusiasmos y esa fuerza rejuvenecedora que hace que todo se reacomode en una nueva jerarquía? ¿Qué sonido, qué sabor puede tener nuestra pregunta en el mundo de la policía, en ese mundo con su intensidad, sus alianzas para alcanzar la cima, sus traiciones y sus crímenes?”

Las cosas siguen ahí tal y como son; lo que falta es nuestra valoración: el sentido que le atribuimos a las cosas.”

En la pura objetividad no hay valor ni sentido.”

Desembarrancarse por esta sima es pensar. Poner en duda el fundamento es pensar. Disolver las certezas que quisiéramos que nos sostuvieran es pensar.

“Pensar no constituye una experiencia agradable: fulmina los saberes y las creencias que dan seguridad, nos preocupa al llenarnos de dudas, alimenta la desesperanza y, por ello, nadie o casi nadie, quiere pensar. Para la mayoría es preferible creer: si el pensar no garantiza que habremos de encontrar una verdad firme, si pensar angustia, disuelve el fundamento y provoca la sensación de caída en el abismo, entonces es mejor –si lo que se busca es la tranquilidad–, creer, convencerse, asirse a una certeza, estar en paz, resignado, sobre el piso seguro de un dogma: ¿para qué cortar la rama sobre la que tan cómodamente ensayamos nuestras piruetas? Sin embargo, así como no es voluntaria la caída en la duda, tampoco lo es en el pensar.”

¿Por qué existo? es la pregunta originaria del hombre, en el sentido de que es la pregunta que nos origina; no es la más antigua cronológicamente hablando, ni la más universal de las dudas; pero basta con que un miembro de una especie la formule realmente para hacer que esa especie, en pleno, dé un salto ontológico. Así, puede ser que las aves hayan vivido antes de que ninguna comenzara a volar; pero la primera que se lanzó al aire y se mantuvo en él abrió esa posibilidad para todas, las hizo existir como aves. ¿Por qué es tan especial la pregunta por el sentido de la existencia? Porque es la señal inequívoca de que un ser se ha extrañado de su ser al grado de

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