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La Teoría Del Conocimiento


Enviado por   •  12 de Febrero de 2014  •  2.497 Palabras (10 Páginas)  •  447 Visitas

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LA TEORÍA

EL HOMBRE, JUEZ DEL UNIVERSO. —El hombre vive en el cosmos, ocupando dentro de éste, un lugar e instante precisos y determinados. El universo lo rodea, forma su contorno, constituye lo que José Ortega y Gasset denomina su circunstancia. El hombre, que desde el punto de vista meramente natural, debe ser considerado como un animal evolucionado, coincide con los demás animales de la escala zoológica en que es un ente en sí, con una existencia propia y distinta a la de las otras cosas que integran el cosmos. El hombre —como los demás animales superiores— es un ser psíquico: conoce. Pero se distingue de éstos, en que no sólo conoce: también se conoce. Tiene conciencia de sí mismo, de su propia y peculiar existencia y de la existencia de los otros seres que constituyen el cosmos. Es un ente de relación; lo que le permite entrar en contacto con el universo, el cual para él y sólo para él, es una serie de objetos, en algo que es materia de contemplación y de reflexión. En suma, el hombre es espectador del universo y el planeta dentro del cual habita, lo ha transformado en una vasta plataforma de observación, desde la cual atisba los diferentes fenómenos de la realidad cósmica. El hombre forma parte del universo; pero al convertirse en su espectador, esto ha traído el efecto inmediato de que el orbe se escinda en tres mundos distintos: el macrocosmos, el magno universo dentro del cual el hombre ocupa un pequeñísimo rincón, el microcosmos, el pequeño cosmos, que lo es el propio hombre y el orbis intellectualis, el mundo de objetos mentales, que reflejan en la psique humana el magno y el pequeño universos. Y, el hombre al dividir la realidad cósmica en la tríada de universos: macrocosmos, microcosmos y orbis intellectualis, estableciendo la polaridad sujeto-objetos, se ha individualizado, convirtiéndose en un ente singularísimo, homo iudex, juez del universo, que convierte cada uno de los objetos de éste, en sujetos de un determinado juicio.

LOS TRES TIPOS HUMANOS. —Cada hombre, durante su brevísima existencia terrestre puede asumir una de estas tres actitudes: desocupación, ocupación y preocupación. El hombre desocupado se conduce como un mero animal, vulgar bestezuela que vive en la tierra, comiendo, durmiendo, riendo, llorando, etc., ignorando la existencia del universo y desarrollando simples funciones naturales. El hombre ocupado se comporta como homo faber, bestia industriosa dedicada a alguna ocupación cultural no teorética, especialmente a la transformación de la naturaleza. El hombre preocupado, asume la actitud de homo iudex, bestia sensata que convierte cada uno de los objetos del macrocosmos, del microcosmos y del orbe intelectual, en sujetos de juicio, al preguntarse por cada uno de sus atributos y al intentar contestar a cada una de estas preguntas teoréticas.

HOMO TEORÉTICUS.—El hombre, por su peculiar estructura psicofísica, tiene un cierto poder decisorio, dentro de la especial circunstancia en que vive, que le permite escoger alguna de las tres actitudes típicas anteriormente descritas; puede permanecer inactivo, puede ocuparse de las cosas del universo, haciéndose animal instrumentificum, bestia pragmática que hace de cada objeto un medio para alcanzar determinada meta; o, puede finalmente preocuparse, convirtiendo cada objeto, no en medio para realizar un cierto fin, sino en sujeto de cuantos juicios lógicos sea posible formular. A esta actividad de tipo judicial, se le ha denominado teoría y el hombre al sistematizar sus tareas judiciales, se ha transformado en homo Teoréticus.

LA ADMIRACIÓN, ORIGEN DEL CONOCIMIENTO HUMANO. —Dice el filósofo griego Aristóteles, en el capítulo 1, del Libro Primero de su METAFISICA, que: “Lo que en un principio movió a los hombres a hacer las primeras indagaciones filosóficas, fué como lo es hoy, la admiración. Entre los objetos que admiraban y de que no podían darse razón, se aplicaron primero a los que estaban a su alcance; después, avanzando paso a paso, quisieron explicar los más grandes fenómenos; por ejemplo, las diversas fases de la luna, el curso del sol y de los astros, y, por último, la formación del universo” (1) Es en consecuencia, el hombre, un animal curioso. Habiendo descubierto su existencia y la del cosmos, se afana por conocer una y otra cosa. Conoce y se conoce. Inquiere por la esencia de los objetos a medida que ha ido descubriendo la realidad de éstos.

LA META DEL CONOCIMIENTO. —El hombre investiga para librarse de la ignorancia —ausencia de saber. “Ir en busca de una explicación y admirarse, es reconocer que se ignora”. (2) Y, toma como meta de todo conocimiento la verdad: la adecuación del pensamiento con su objeto.

LOS GRADOS DEL CONOCIMIENTO HUMANO. —Todas las actividades cognoscentes del hombre se encaminan a la tenencia de la verdad. Tal tenencia admite tres grados: La empiria, la teoría y la sofía.

LA EMPIRIA. —La palabra empiria se deriva de una voz griega que significa ensayo. Es el primer esfuerzo que el hombre desarrolla para 4 poseer la verdad; se adquiere por la mera experiencia; al azar; sin sistematización y sin método. Es casi siempre un conjunto de conocimientos dogmáticos, reflejo de las preocupaciones y prejuicios populares. Algunas veces atisba la verdad.

LA TEORÍA. —El hombre es un animal cognoscente. En esto no difiere de los demás animales. Se distingue de éstos en que al conocer, conoce teoréticamente. Conocer teoréticamente significa que el hombre conoce a través de su inteligencia, pero empleándola adecuadamente, guiándose por los criterios que para distinguir lo verdadero de lo falso, establece la lógica. El hombre es un buscador eterno de verdades y en la inquisición de éstas, indaga por lo que es la realidad. Para esto se plantea problemas (preguntas) acerca de la esencia de cada objeto. La teoría ha surgido como consecuencia de la necesidad que el hombre siente de contestar satisfactoriamente las interrogantes que le sugiere su curiosidad. El hombre concibe ideas; con las ideas (conceptos) formula juicios; con los juicios hace razónamientos; y, con los razonamientos —y tomando como punto de apoyo las verdades que ha adquirido anteriormente— construye teorías que bosquejan la estructura del universo y de sus partes.

LOS PROBLEMAS TEORÉTICOS. —Los problemas teoréticos son las interrogaciones que el hombre se plantea en relación con un objeto que ha suscitado su curiosidad. El proceso inquisitivo de todo problema es el siguiente: primero el hombre supone o descubre la existencia de algún objeto de la realidad y en seguida formula una pregunta o serie de preguntas, inquiriendo por su existencia o esencia. Los esfuerzos cognoscitivos encaminados a la solución del problema constituyen la teoría. También se aplica esta denominación al resultado.

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