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La Verdad ¿Quién La Posee?


Enviado por   •  23 de Junio de 2012  •  1.659 Palabras (7 Páginas)  •  481 Visitas

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“QUÉ ES LA VERDAD Y QUIÉN LA TIENE”

Verdad y razón, en tanto condición de posibilidad de la verdad, son problemas recurrentes en la tradición filosófica, tal vez porque son indisociables y porque en el trasfondo de estos conceptos late su conexión con el elemento humano.

En nuestra época hasta algunos de los más eminentes pensadores que reaccionan contra la metafísica occidental han elaborado originales conceptos de la verdad. Da la impresión de que fuera una noción esencial para la filosofía, no sólo considerada ésta como una meta-reflexión sobre otras teorías con las que debe confrontar y justificar sus pretensiones de validez, sino por ser una dimensión irrenunciable del ser. Como dice Ortega, “la fe en la verdad es un hecho radical de la vida humana” y el punto de partida ineludible de toda actividad de pensar, porque todo pensamiento tiene pretensiones de trascendencia. La verdad es una idea límite que confiere unidad y sentido al devenir de la investigación. No sólo depende de la voluntad, sino que tenemos el deber de realizarla para que abandone su idealidad y, en este sentido, es una responsabilidad, un imperativo de esfuerzo personal.

El desinterés de algunas filosofías por la verdad y la búsqueda de los fundamentos originarios redunda en el abandono de la radicalidad y profundidad que han caracterizado a la filosofía desde sus comienzos. Sólo si la filosofía sigue siendo pensamiento de la verdad iluminará la experiencia dotándola de consciencia crítica y podrá aspirar a una cierta universalidad que supere la puntualidad de las soluciones técnicas o la irrelevancia de los discursos.

De acuerdo a una interpretación hermenéutica de la verdad, ésta se fundamenta en la racionalidad. En este sentido, la verdad ontológica de Lichtung , es el horizonte previo al descubrimiento de la verdad óptica. Asimismo, la finitud y la temporalidad ya no se afrontan como una barrera, sino como apertura y fundamento de la transformación humana. Esta positiva consideración de lo contingente desencadena la pregunta acerca de su validez, a la que le sigue la convicción de que tener la verdad es participar en su acontecer dentro del universo hermenéutico en el que coexistimos.

H.G. Gadamer en su libro titulado Verdad y Método, describe a la verdad de las demostraciones ad hoc remitiéndose a las elaboraciones sistemáticas, a su convicción de que una filosofía hermenéutica no puede construir una teoría de la verdad en abstracto. Por ello, dicho autor se limita a describir el acontecer de la verdad en la vida cotidiana, en el arte, en las ciencias humanas. Una teoría sobre la verdad, en cambio, supondría un distanciamiento de estas experiencias concretas de la verdad y una consolidación del metodologismo, que es precisamente lo que la hermenéutica quiere socavar.

Para el autor mencionado, postura con la que coincido, la verdad ya no es algo exclusivo de las ciencias de la naturaleza ni de las matemáticas, que ya no se identifica con la exactitud, porque las mediciones por sí mismas no quieren decir nada y sólo se legitiman por el contexto de investigación. Afirma que la verdad en ciencias humanas es distinta de la verdad en ciencias naturales y piensa la diferencia ontológica heidegeriana entre el ser y el ente en términos de verdad ontológica y verdad metodológica, es decir, hermenéutica y ciencia.

¿QUÉ ES LA VERDAD EN LAS CIENCIAS HUMANAS? Y ¿QUIÉN LA TIENE?

En las ciencias humanas todo conocimiento es autoconocimiento y está mediado por la historia; no pueden aspirar a la eliminación del sujeto y se ven obligadas a entender el objetivismo como una ilusión, porque los conocimientos históricos son a la vez saber histórico y ser histórico. Las ciencias humanas son ciencias comprensivas cuya verdad involucra al sujeto que investiga y al objeto de estudio. Bajo esta premisa, el autor citado restaura el peso de estas ciencias sobre las que construimos nuestra vida social y la solidaridad que nos une; esto es así porque nos abren posibilidades de conversación hacia la verdad, “que es el logos, común a todos”

En interpretación de la Gadamer, hecha por Warnke, éste último sostiene que el objeto de las ciencias humanas es el producto de la fusión de horizontes de la situación del intérprete y su tradición ; en ellas la verdad no se produce gracias a la rectitud del método, sino por la participación en la experiencia fundante que nos une a la tradición. Ésta se impone por su autoridad. A diferencia del poder, la autoridad no reclama obediencia ciega; su verdadera esencia reside en que no puede ser irracional y por ello su aceptación es consentida. De alguna manera, la autoridad normativa de la tradición pasa a sustituir al sujeto trascendental y a sus capacidades constitivas. Gadamer insistirá en que la verdad de las ciencias humanas exige la escucha de la tradición, incluso para ir más allá de ella. El propósito de dicho autor no consiste en descubrir una nueva verdad, sino un nuevo modo de verla, un nuevo modelo de racionalidad y, para ello, rastrea la experiencia de verdad que está por encima del ámbito de la metodología

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