La Vida Es Un Drama
cristisg25 de Marzo de 2015
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“La vida es un drama”, esto es así ya que se nos da la libertad, la libertad de escoger y por ende de desplegar un proyecto vital, una vocación; al mismo tiempo se es “fatalmente” libre ya que se debe escoger.
Resulta difícil, a simple vista, entender esta idea de vivir en un drama cuando lo que se nos ha dado es libertad, una palabra que al ser escuchada denota felicidad, tranquilidad y muchas otras expresiones que podríamos tomar como positivas. Después de leer la tesis del doctor Henry Roberto Solano Vélez comprendí el por qué de esta frase tan peculiar pero tan cierta. La vida es un drama porque constantemente estamos chocando contra la realidad, aquello que tiene consistencia y resistencia, es decir, nos topamos continuamente, literal o metafóricamente, con ella. La realidad del ser humano es entonces su circunstancia. La palabra circunstancia se refiere a todo lo que rodea al “yo”, comenzando por su cuerpo. El cuerpo es la circunstancia, el instrumento más cercano al “yo”, del cual se vale el “yo” para enfrentarse con su circunstancia.
La circunstancia es entonces, en esencia, unas posibilidades o imposibilidades para el “yo” que pueden hacerle su vida mas amena y tranquila o mas tormentosa. Nuestra circunstancia puede ser entonces nuestras familias, el estudio y hasta nuestro propio cuerpo. Cada una de estas cosas que hacen parte de nuestra circunstancia pueden facilitarnos la vida o puede hacernos tropezar. Por ejemplo, en el estudio encontramos plenitud, cosas nuevas que nos permiten avanzar en la vida y “crecer” como personas, pero algunas veces podemos tener batallas con él, esto puede ser cuando se nos dificulta entender algo o cuando tenemos un examen que nos resulta complicado.
Pero entonces, si tenemos la posibilidad de escoger, ¿por qué sería esto un drama? Veamos, es cierto que tenemos la libertad de escoger entre diferentes posibilidades existenciales, pero también es cierto que escoger no es una opción, es decir, siempre estaremos obligados, coaccionados a escoger entre alguna de esas posibilidades existenciales que nuestra particular circunstancia nos da, y lo mejor es escoger, pues quien no escoge nunca llega a ser en acción lo que es en proyecto, nunca llega a hacer ni a ser su verdadero “yo”, sino que lo falsifica. Nos preguntamos entonces, ¿cuál es nuestra vocación, cómo saber qué camino tomar y no falsificarnos? Esto solo se sabe a través de actos felicitarios, es decir, aquello en lo que nos sentimos buenos y capaces, aquello en lo que podemos desplegar nuestros conocimientos y aquello en lo que somos fuertes. Somos entonces prisioneros de la libertad (“el hombre se halla condenado a la libertad”), pero que la vida sea un drama no significa que no se pueda vivir plenamente, por eso es importante saber aceptar las circunstancias y lo que ellas traen, sus ventajas y desventajas, sus caricias y sus golpes.
Al hombre escoger la posibilidad existencial que más valor tiene para él, las otras posibilidades existenciales pasan a ser vidas que pudieron ser pero nunca fueron, tal vez por eso, a veces, nos encontramos mirando atrás (retrospectiva), re-pasando en nuestras mentes ese instante donde se decidió todo y que hizo que la vida sea como es ahora, “… toda decisión, escogencia comporta múltiples sacrificios”. Tal vez por eso sentimos que somos responsables de nuestras posibilidades existenciales, de nuestras vidas. Pensamos que escribimos nuestro destino y lo hacemos, lo escribimos ejerciendo la libertad día a día, escogiendo y escogiendo de nuevo.
El derecho aparece en la realidad radical, esto es, la vida humana vista como la vida de cada cual. La circunstancia que se nos arroja y que nos hace entender la aparición del Derecho en la realidad radical, es el “otro”. Así como el “yo”, el “otro” es un ser libre e impredecible, con su
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