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La ciencia y el arte para la creatividad en el hombre


Enviado por   •  8 de Mayo de 2019  •  Ensayos  •  1.374 Palabras (6 Páginas)  •  177 Visitas

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Filosofía y Creatividad

Trabajo Final

Profesor: Juan Pablo Garavito

Juan Felipe Gallo

Juan David Barreto Vinasco

2018

La ciencia, el arte y la creatividad para el hombre.

Desde la perspectiva de la filosofía se analiza el concepto de “creatividad” y se pone en contexto mediante situaciones dentro de los diferentes campos del conocimiento humano, así mismo, se contrastan pensamientos desde los puntos de vista de distintos autores. Dado esto, el planteamiento de la creatividad debe ser entendida como algo propio del ser humano y a su vez, como un elemento indispensable para la especie, sin el cual nuestro desarrollo sería prácticamente imposible.

Para lograr entender el concepto de creatividad y como este se hace explicito en la vida del ser humano, primero se parte por entender la naturaleza del ser. Dentro de las explicaciones del ser, se utilizan referencias de autores como Ernst Cassirer, quien dentro de lo estudiado habla sobre la importancia del lenguaje simbólico en la vida humana, además de como este hace parte de la capacidad de abstracción que distingue al humano del resto de especies, un lenguaje a partir de símbolos e interpretaciones. [a][b][c][d]Se establece entonces una diferencia con el resto del mundo, el cual se explica cómo “Los seres por debajo del hombre se hallan confinados dentro del mundo de su percepción sensible, son susceptibles a los estímulos físicos presentes y reaccionan a estos estímulos, pero no pueden formar la idea de cosas "posibles"”. (Cassirer, 1967) Sin embargo, establece una diferenciación basada en los experimentos con monos antropoides desarrollados por Wolfe, en donde concluye que estos animales tienen dentro de sí una comprensión referente a los procesos simbólicos, la diferencia está en el hecho en que estos responden a señales, más no a las estructuras simbólicas trabajadas dentro del ser humano, las cuales involucran una complejidad mucho más alta.

Desde este entendimiento, el autor determina que lo que hace realmente distinto al ser humano es la existencia de la posibilidad, en donde las cosas del entorno no adquieren denotaciones específicas sobre el elemento, sino que se encuentran ligadas a un entendimiento propio de las cosas, una manera de interpretarlas basándose en conocimientos previos.

A partir de lo anterior, comprendemos el símbolo como un elemento no existente en el mundo físico sino como algo que carga un sentido y crea un discurso a partir de significados.

El arte, por su parte, supone otro campo fundamental en la vida del ser humano y desde el texto de Jean Grondin “Introducción a Gadamer” se hace una analogía entre el arte y el juego. El autor genera un cuestionamiento sobre la seriedad del arte y para esto lo relaciona directamente con la seriedad que debe existir al momento de ejecutar un juego. Para argumentar esta relación hace énfasis en el juego y establece que el juego como tal goza de cierta autonomía y es por esto que contiene reglas propias. Así mismo establece una diferencia entre el jugador y el juego mismo argumentándola como “lo que se afirma no es nunca el juego autónomo de los jugadores, sino la autonomía del juego mismo.” (Grondin, Introducción a Gadamer, p. 68) Dentro de la explicación del juego, incluye también un elemento que es la subjetividad, la cual se sitúa en un segundo plano y se habla de ella dentro del sistema, en el momento en que entra a la interacción juego – jugador.

De acuerdo con lo anterior, el arte se establece como una realidad que sobrepasa al ser humano, sin embargo es algo que siempre está ligado a la existencia de este y es acá cuando el autor establece un vinculo entre la obra misma como elemento objetivo y la subjetividad presente en quien es partícipe de la obra (Grondin, 2003)

Si se pudieran emplear aquí tales conceptos, podríamos decir que el arte, por su parte, es muy «objetivo»: está allí, en la poesía lograda, en la sinfonía, en el cuadro; pero, a la vez, es eminentemente «subjetivo»: la poesía o la sinfonía toman posesión de mí en su movimiento, el cuadro «me mira». Nuestra «subjetividad» juega siempre con-juntamente en el juego del arte. Pero es secundaria, porque siempre se limita a responder a la oferta de la obra de arte.

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