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La distinción entre ética individual y social

FischMonografía10 de Noviembre de 2011

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La distinción entre ética individual y social, pierde toda su precisión más que nunca en sociedades complejas, donde muchas relaciones cara a cara llegan a ser institucionalizadas y burocratizadas.

La ética es un ámbito propio de la persona humana, que la acompaña como tal durante toda su vida y su historia. Se habla de ética filosófica, teológica, de motivaciones, de fines, utilitaria, personal y social. La lista sería casi interminable, pero muestra la variedad de enfoques que se puede hacer de la ética como fenómeno humano. Pero lo que ahora queremos plantearnos es: Qué significa ética social? En qué sentido se puede distinguir de la ética individual o personal? Hay ética que no sea, en último análisis, social? Cómo influye la sociedad hoy, cientificista, pragmática y postmoderna en los comportamientos éticos de la persona humana? Qué desafíos comporta este tipo de sociedad para encarnar una ética cristiana relevante hoy? Estos son algunos de los interrogantes que nos hemos planteado.

1. Ética individual y social: un intento de distinción por Henry Stob

Desde una óptica que podemos denominar “occidental” y un liberalismo que destaca a la persona individual por encima de lo social, existen esfuerzos por distinguir entre ética individual y ética social. Un ejemplo de esa tendencia es Henry Stob. Eticista reformado, Stob hace un contraste marcado entre la ética como fenómeno individual y la ética estrictamente social.

La tesis central de Stob es que la ética es un asunto individual. Dice: “La ética se enfoca sobre el individuo porque sólo el individuo es verdaderamente personal y por lo tanto un auténtico agente moral.” Trata de eludir la crítica hacia el latente individualismo que surge de sus palabras y entonces dice: “Es obvio que no estoy abogando por el tipo de individualismo que sostiene que uno es responsable sólo por aquello que ha hecho con sus propias manos o en su propia persona.” Y, aunque admite lo que se denomina “culpa colectiva” en todo caso, siempre es “enfocada sobre los individuos que constituyen la colectividad.” Luego, Stob hace una importante aclaración que, al mismo tiempo, pone en evidencia su énfasis: “A veces se hace una distinción entre la ética personal y la ética social, pero no debe permitirse que esta distinción oscurezca el carácter personal y la orientación individual de toda la ética.” Se podría decir que lo contrario también es verdad, o sea, que no debemos permitir que la distinción entre la ética personal y la social oscurezca el carácter social de toda ética. Stob, como queda evidenciado, opta por el otro énfasis, con lo cual muestra su marcada inclinación hacia el individualismo, por más que haga esfuerzos por matizarlo.

Pero entrando más en el pensamiento de este eticista norteamericano, en un capítulo dedicado al tema, procura distinguir más claramente la ética individual de la social. Sostiene que la primera “se ocupa principalmente de la autodisciplina, de la formación del carácter, y del cultivo y desarrollo de aquellas virtudes y gracias las cuales lo capacitan para el desempeño de sus responsabilidades religiosas y sociales.”

De qué se ocupa la ética social? Afirma Stob:

La ética social se ocupa de la conducta moral de los individuos así como de las realidades colectivas y súper-individuales. Su preocupación por el individuo es, sin embargo, de una clase especial; es calificada socialmente. Contempla al individuo no meramente como la personalidad centrada que es, no específicamente como uno que responde sin ninguna mediación explícita al prójimo que, en su soledad o en su pluralidad indeterminada, lo confronta directamente. Más bien lo contempla como a quien da una respuesta individual a una comunidad súper-individual.

Para Stob, hay cuatro tipos de problemas que caen dentro del campo de la ética social.

Primero: El individuo y el Estado.

El problema central aquí es cómo armonizar el interés del individuo y el de la comunidad. El problema surge porque los centros de vida y los propósitos individuales y colectivos, aunque independientes, están siempre en tensión; la libertad y la espontaneidad sostenidas por el uno son contrarrestadas por la autoridad y el orden sostenidos por el otro. La tarea moral aquí consiste en establecer arreglos sociales de tal forma que puedan evitar el desequilibrio en el conflicto.

Segundo: Relación individuo y organización o comunidad.

Los puntos principales que surgen aquí se refieren a la existencia o a la no existencia de una base común para la deliberación y la acción, y la realidad y el significado de tales cosas como la responsabilidad conjunta, la culpa colectiva, la excepción de los efectos de la decisión mayoritaria por razón de conciencia, y otros parecidos.

Tercero: Relaciones entre organizaciones y comunidades.

Típico de este tipo de problemas es la relación Iglesia y Estado. Aquí se deben tratar temas de asuntos económicos y políticos y formas de organización social: socialista, capitalista, comunista, estado benefactor.

Cuarto: Consecuencias de la pluralidad y de la unidad.

Son los diversos modelos de las relaciones entre la Iglesia y la sociedad. En la Edad Media, la sociedad occidental logró cierta unidad bajo la hegemonía de la Iglesia que había alcanzado la cúspide del poder. Con el Renacimiento y la Reforma se da la diversidad religiosa y el pluralismo cultural y social.

A modo de evaluación, podemos decir que el intento de Stob es por establecer una clara diferencia entre la ética individual y la social. Aunque admite ambas dimensiones, todo el acento recae en lo individual. Stob no parece reconocer que, dadas las condiciones de la vida en sociedad y, sobre todo, que el individuo es un animal social, toda conducta humana, es decir, toda ética es social y se vive en sociedad, con las tensiones y contradicciones que tal relación supone. Por eso, de este enfoque que enfatiza lo individual, debemos pasar a otro enfoque diferente que admite que lo social es central y hace a lo ontológico de la ética humana.

2. El reconocimiento del carácter social de toda ética según Reinhold Niebuhr

En una posición diferente a la de Stob, podemos situar al gran teólogo, también norteamericano, Reinhold Niebuhr. De origen étnico alemán, Niebuhr fue un destacado teólogo que, junto a su hermano Helmut Richard, constituye una excepción dentro de los pensadores norteamericanos protestantes. A ambos se los podría ubicar dentro de la neo-ortodoxia o, por lo menos, en una escuela crítica del liberalismo teológico europeo. Reinhold Niebuhr nació en Missouri en 1892 y murió en 1971. Era dos años mayor que su hermano Richard. Aunque influido por Kart Barth y Emil Brunner, representantes de la neo-ortodoxia, difirió de ellos en el sentido de creer que el cristianismo tenía una directa vocación profética en relación con la cultura. Señaló el orgullo y la hipocresía de las naciones y de las clases sociales y abogó por un realismo cristiano. Estuvo en contra de Hitler y también fue crítico de los intentos de USA para imponer sus soluciones a las nuevas naciones que emergieron de 1945. Fue ordenado al pastorado en 1915 y ejerció como pastor en Detroit, entre los años 1915 y 1928. Fue allí, donde tomó contacto con las realidades sociales de la explotación de obreros en las fábricas, especialmente de la industria automotriz. Esa situación le condujo a abogar a favor del socialismo, aunque después del año 1930 rompió con el socialismo. Producto de esas experiencias y reflexiones en su obra ‘El hombre moral en la sociedad inmoral’, muestra la trascendencia de Reinhold Niebuhr más allá de los límites de la teología y la religión.

La tesis central del trabajo de Niebuhr, es la siguiente:

La tesis a desarrollar en esta obra es la de que debe trazarse una aguda distinción entre la conducta social y moral de los individuos y las de los grupos sociales, nacionales, raciales y económicos; y que esta distinción justifica y hace necesarias normas políticas que una ética puramente individualista debe siempre encontrar embarazosas.

Niebuhr sostiene que la distinción entre el hombre individual y la sociedad es demasiado inapropiada, pero es una indicación razonable del argumento que presenta en su obra. El auto admite que su interés es polémico y está dirigido en contra de los moralistas, sean religiosos o seculares, “que imaginan que el egoísmo de los individuos va siendo contenido progresivamente por el desarrollo del raciocinio o el aumento de una buena voluntad inspirada religiosamente, y que no es necesaria otra cosa que la continuación de este proceso para establecer la armonía social entre todas las sociedades y colectividades humanas.” En otras palabras, Niebuhr critica la ingenuidad de muchos pensadores, especialmente eticistas y moralistas, que piensan que todo se va a normalizar con el tiempo y que por lo tanto: “Desechan por completo las necesidades políticas en la lucha por la justicia dentro de la sociedad humana…” Niebuhr es categórico cuando dice: “la injusticia social no puede ser eliminada por la persuasión moral

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