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La frontera de la angustia existencial


Enviado por   •  24 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  1.672 Palabras (7 Páginas)  •  163 Visitas

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El hombre a través de su devenir se ha encontrado con diversos estados[1], problemas, así como, trastornos y patologías a los cuales se les asigna determinado nombre que corresponde a una explicación o razón correspondiente a la índole donde se percibe el fenómeno, si bien decía Aristóteles que: “las cosas son y uno les da ‘razón’ de ser”[2] La angustia ha sido término de múltiples y diversas significaciones y la tarea de este presente es esbozar los sentidos que ha recibido tanto en corrientes existenciales –haciendo mayor énfasis en Heidegger- como en teoría psicoanalítica, para así poder esclarecer el fallo psicoanalítico freudiano con sus intentos reduccionistas psicológicos e identificar que la angustia está inmerso dentro de un “estado” de carácter metafísico y no en albores del carácter científico.

        En primera instancia angustia proviene del vocablo latino “angustus” el cual hace alusión a lo angosto o estrecho, así como comprimido, reducido. Con esto podemos ir construyendo una imagen de espacialidad en la que se ve envuelto el hombre en dicho estado de angustia.

        Uno de los primeros filósofos en usar el término angustia  fue Kierkergaard, el cual ubicaba la aparición de este “estado” en el instante que el hombre se percataba y hacia una reflexión entre el abismo irrevocable que existe entre la finitud e infinitud de su existencia. Ya desde Kierkergaard se hace la distinción entre miedo y angustia que más tarde Heidegger abordaría en su obra “¿Qué es Metafísica?”, dicha distinción radica en que el miedo se atiene a algo meramente determinable, es decir, se sabe “lo que” produce el miedo, sin embargo, sucede todo lo contrario con la angustia, ya que no es determinable la causa que la produce.  Heidegger por su lado, siguiendo la distinción entre miedo y angustia, dice que la angustia nos remite a la “nada” objeto que la ciencia toma con indiferencia y anulabilidad, pero para esclarecer el “instante” de la nada y su simultaneidad con la angustia, el “Da-sein” debe estar en determinado estado a través del devenir de su temporalidad existenciaria, dicho estado se ubica en la capacidad del hombre (Da-sein) o “ser-ahí” el cual tiene la capacidad de preguntarse por su mismo ser, o sea, el ser que está “siendo” dentro del ser, la estructura óntica[3]. Ahora, para esclarecer el porqué de la radicalidad de este estado de angustia a comparación de otros estados -la felicidad, la tristeza, decepción, etc., los cuales tienen una explicación psicológica- debemos ser conscientes del estado cotidiano del “Da-sein” en el mundo (ser-en-el-mundo), estado que se ubica “entre-tenido” por los demás entes (subsistentes)[4], entes que el “Da-sein” correlaciona “hacia-sí-mismo”, nunca a la inversa, por lo tanto la angustia acontece en el instante en que el “Da-sein” hace una inflexión hacia su tercera dimensión extática, que es el “presente”, debido a que voltea hacia su ángulo más contingente y concreto que es la muerte, misma asimilación produce la dichosa angustia con simultaneidad a la segunda dimensión extática que es el “pasado”, he ahí donde el “Da-sein” se “vuelve a sí mismo” por decirlo de algún modo a manera de Agustín de Hipona. Si volvemos la mirada atrás nos percataremos que la angustia y la nada también remiten al horizonte temporal óntico que es la muerte, y es precisamente por la muerte misma que ahora enfatizaremos en la teoría psicoanalítica de Freud.

        Freud distingue tres tipos de angustia: a) angustia real u objetiva b) angustia neurótica c) angustia moral, pero solamente nos ocuparemos de la primera debido a que la segunda suele tener reducciones biologicistas por su raíz instintiva donde la supremacía recae en el “ello”. La tercera recae en el “super-yo” que hace referencia a raíces objetuales primitivas conforme a las figuras de poder que a su vez convergen con la neurosis. Por lo tanto la primera recae en miedos externos con relación al “yo”, todo miedo aquí es explícitamente consciente.

        Ahora que tenemos pequeños esbozos de la concepción del estado de angustia de tres diferentes posturas, cabe destacar que Freud no hace distinción entre miedo y angustia, sólo en “”Más Allá del Principio del Placer” hace la distinción entre miedo y pavor, a lo cual miedo-angustia es producido por un objeto externo que produce una expectativa de peligro, y pavor estado donde el sujeto enfrenta un peligro para el cual no estaba preparado.

Tenemos que volver con las pulsiones de vida y pulsiones de muerte freudianas para rastrear la relación de la muerte que se puedan producir asociadas con la angustia objetiva de los trastornos aparentemente producidos en el momento del parto, debido a que es un momento donde el recién nacido experimenta una serie de estímulos dolorosos para los cuales no está preparado. En palabras de Calvin S. Hall[5] nos indica que siguiendo a Freud las pulsiones de vida y muerte se compensan la una a la otra, por ejemplo que la vigilia a su vez cumple la función de pulsión de vida y por lo tanto el sueño simultáneamente compensando la energía psíquica en su momento gestionaría también una pulsión de muerte, a esto estoy completamente en desacuerdo debido a que la pulsión de muerte debe surgir de la negación y rechazo a la reposición de esta energía.

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