La pregunta por la dominación en Foucault y La Bioéte

Es el pueblo quien se esclaviza y suicida cuando, pudiendo escoger entre la servidumbre y la libertad, prefiere abandonar los derechos que recibió de la naturaleza para cargar con un yugo que causa su daño y le embrutece.

¿Por qué obedecemos “el” derecho? O más exactamente, ¿Cuáles son los pre-textos, excusas, valoraciones, discursos, justificaciones que empleamos para motivar nuestros emplazamientos obedientes y sumisos con “el” derecho?

¿Por qué las personas se someten a su propia dominación? Y ¿por qué no comprometerse en prácticas meditadas de apego a las posibilidades de libertad? Esto es sobre nuestras posibilidades de emancipación. Es una de las una de las más enigmáticas preguntas de la reflexión política. La idea de la libertad para entenderla se hace necesario entender primero su conexión con su sometimiento voluntario, más allá de la idea de que su existencia se deba gracias a la ausencia del poder, hay que mostrar cómo solo su entendimiento se puede realizar en su relación con el mismo Derecho.

El punto central de la discusión se torna entonces evidente, la maquinaria que despliega el poder para erigir a un sistema de Derecho como hegemónico solo puede estar mediado no solo por la amenaza a una fuerza y sanción sino por su aceptación voluntaria, por su interiorización, es por ello que su operación es una que se da a nivel subjetivo, esto es, por la libertad que precede en el sujeto. Todo sistema de poder depende a su vez de nuestra libertad y nuestra libertad como voluntad de aceptarlo, por ello, un sistema que dependa de nuestro consentimiento, depende también de que nuestra voluntad no esté empeñada a subvertirlo.

Para La Boétie la pregunta acerca de cómo y por qué decidimos ceder de manera voluntaria a ser siervos de un tirano, personas que aman su libertad por alguna razón escogen dar su más preciado bien a un hombre que los domina. La cuestión de cómo se debe interpretar una lectura como la expone La Boétie, se define en interpretar su intención de exponer la naturaleza del hombre.    

La relación entre libertad y Derecho es una mucho más compleja, artera y engorrosa puesto que podría suceder que una pueda ser la precondición de la otra, sin el presupuesto de libertad no se podría dispersar el Derecho y sin ella solo quedaría poco más que la confrontación física. En muchas ocasiones la aceptación voluntaria de un discurso viene acompañado de su imposición violenta y se vuelve algo indistinguible del mismo proceso.

Para en verdad apreciar el concepto de libertad debemos alejarnos de un argumento que parta sobre la premisa de que la libertad es algo parecido a un situación estable o un estado de cosas imperturbables, la clave para responder a la pregunta acerca de la libertad se encuentra en poner la libertad a prueba de forma constante y la debemos profundizar entonces en cómo y bajo qué condiciones se llega a ceder voluntariamente ante el poder del Derecho^[1].  

Etienne de La Boétie al hacerse la pregunta escandalosa de ¿por qué lo hombres obedecen a un tirano? Y en general ¿por qué los hombres obedecen a una autoridad, más allá de su voluntad, que no tiene Derecho más que el que ellos le dan? Encuentra una paradoja insoluble en su cabeza, el pueblo tiene el Derecho, su libertad y deciden entregarlo de manera libre y voluntaria a un hombre que los mande asegurando su servidumbre.

La gran preocupación de La Boétie sobre cómo nos permitimos abandonar nuestra capacidad de decidir, nuestro Poder, en venía para que un tirano tenga el suyo, parece inexplicable y parece, porque no se explica tan sencillamente nombrando el problema como cobardía, porque las personas lo entregan de forma activa, las mismas personas que tanto aman las libertad de alguna u otra forma deciden de forma voluntaria rendirse ante uno que los gobierne y que si ellos quisieran podrían de manera tranquila subvertirlo.    

En el hombre encontramos que está diseñado para disfrutar su libertad y con ello conectar en compañía de otros hombres en términos de igualdad, estamos diseñados para ello, por eso la libertad es un atributo tan natural que los mismos animales rehúyen al menor constreñimiento de su libertad. Lo que queda es algo inexplicable a los ojos de La Boétie, por alguna razón histórica nos rendimos, con todo nuestro ímpetu activo y presente, a los caprichos del Derecho sometiéndonos de forma voluntaria a ser sus siervos:

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