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Preguntas.


Enviado por   •  21 de Agosto de 2011  •  1.084 Palabras (5 Páginas)  •  475 Visitas

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1. Antes de devolver la salud a Job, Jehová le mandó que orara por los que habían pecado contra él. Esto muestra que Jehová requiere que perdonemos a los que pecan contra nosotros antes de que se perdonen nuestros pecados (Mateo 6:12; Efesios 4:32).—1/5, página 31

2. Nuestros sacrificios espirituales pueden considerarse “sacrificios de la justicia” solo si tenemos los motivos correctos y si nuestra conducta está a la altura de las normas de Jehová.

3. David rogó a Jehová que refinara sus riñones y su corazón. ¿Cómo refina Dios lo que somos en el interior? David cantó: “Bendeciré a Jehová, que me ha dado consejos. Realmente, durante las noches mis riñones me han corregido” (Salmo 16:7). ¿Qué significan estas palabras? Que los consejos divinos llegaron a lo más profundo de David y corrigieron sus más hondos pensamientos y emociones. Así puede resultar en nuestro caso si reflexionamos con aprecio en los consejos que recibimos mediante la Biblia, los representantes de Dios y Su organización, y permitimos que tales consejos penetren en nuestro interior. Pedirle constantemente a Jehová que nos refine de esta manera nos ayudará a andar en integridad.

4. Los cielos estrellados atestiguan la existencia de Dios. En Salmo 19:1 leemos: “Los cielos están declarando la gloria de Dios”. En efecto, “los cielos” —el Sol, la Luna y las estrellas— atestiguan el poder y la sabiduría divinos. Tan solo la enorme cantidad de estrellas ya nos sobrecoge. Y todos esos cuerpos celestes se mueven en el espacio con un rumbo fijo, siguiendo leyes físicas muy precisas (Isaías 40:26). ¿Es razonable atribuir tal orden a la casualidad ciega? La afirmación de muchos científicos de que el universo tuvo un principio súbito es muy significativa. Al exponer lo que implica este hecho, cierto profesor escribió: “Un universo que haya existido por la eternidad encaja mucho mejor con el ateísmo o el agnosticismo. En cambio, un universo que tenga principio parece exigir una primera causa, pues ¿quién podría imaginar semejante efecto sin una causa de suficiente magnitud?”.

5. El rey David alude a la relación que existe entre esperanza y valor cuando exhorta: “Espera en Jehová; sé animoso, y sea fuerte tu corazón. Sí, espera en Jehová” (Salmo 27:14). Por lo tanto, si queremos que nuestro corazón esté fuerte, nunca permitamos que la esperanza se difumine; más bien, mantengámosla muy clara en la mente y muy cerca del corazón. De este modo nos será más fácil imitar a Jesús al participar con valor y con celo en la obra que mandó realizar a sus discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20). Ciertamente, la esperanza figura junto a la fe y el amor entre las cualidades perdurables que distinguen a los siervos de Dios (1 Corintios 13:13).

6. Pero ¿qué hay de nuestros tratos con compañeros cristianos? Por ejemplo, supongamos que usted le debe dinero a un hermano. ¿Debería tardarse innecesariamente en pagarle, razonando que porque parece que el hermano está en buenas condiciones financieras usted necesita el dinero más que él? “El inicuo está pidiendo prestado y no paga”, dice Salmo 37:21. O si usted es patrono, ¿aplica, en cuanto a pagar a sus empleados que son Testigos, el principio que dice que “el trabajador es digno de su salario”? (1

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