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La verdad de la Verdad


Enviado por   •  7 de Agosto de 2018  •  Ensayos  •  2.117 Palabras (9 Páginas)  •  190 Visitas

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        La Verdad de la verdad

La Verdad (filosófica) es que no existe una verdad absoluta que definan nuestra realidad, que explique “las cosas” como el origen de todo lo que tiene forma de vida y de lo que no tiene forma de ningún tipo. Dicho de otro modo, es que las únicas verdades absolutas consisten en “lo que las cosas u objetos son en sí mismas, independiente-mente de nuestras opiniones o lo que quisiéramos que esas cosas fueran”. Entonces, podemos decir que “verdad equivale a realidad” y que casi todo lo que es posible conocer es relativo y por lo tanto, no existe una realidad verdadera.

 “No necesito saberlo todo, tan solo saber dónde encontrar lo que me falta, cuando lo necesite”, lo “dice” Albert Einstein. No necesitamos, ni siquiera tener la certeza de saber prácticamente todo, aunque es inteligible el conocer muchas cosas a través de la experiencia, es mejor saber que no sabes y no pensar que sabes lo que no sabes, porque “lo que no resuelves en tu mente tu cuerpo lo convierte en enfermedad”. Y saber dónde está lo que hace falta, es clave a la hora de realizar algo.

Pero la cuestión es que por medio de los sentidos (mundo de las cosas), podemos verificar que hay cosas que son realmente claras y que nos paran en el mundo de las ideas, es decir, que hacen apagar nuestra locura, que nos limitan y nos rigen en ciertos aspectos de nuestra vida sensible. Por tanto, hay ciertas realidades absolutas, verdades universales en el ámbito científico.

La única forma de conocer la verdad, es conociendo nuestra propia verdad individual e irrefutable, esa que nos dice nuestro papel en el mundo, que nos dice el sentido de la vida, esas certezas que responden a preguntas que pueden parecer simples, pero desconocíamos la inmensidad la magnitud de lo que es real.  Cuestiones como: ¿Qué es lo que soy en realidad?, ¿tengo alma?, ¿cuál es el origen de todo (arjé)?, ¿existe un dios?, ¿soy feliz?, cuál es mi lugar en el mundo?; estás y otras más son preguntas que siempre giran y giran en nuestras cabezas, o al menos así fue, cuando queríamos saber lo que es “verdaderamente real”, muchas veces estas pareciera que nos atormentan, pero es porque tal vez, ya estábamos cansados de soñar tanto e intentábamos dar una explicación lógica que explicara cómo empezó todo y porque es que pasa lo que pasa.

Si en la justicia, si en nuestra esencia y en nuestro cosmos no hay uso de la razón, ya sea para el bien o el mal, no hay forma de que podamos confiar en las cosas que se afirman, no se podría conocer lo que es verdadero en cuanto lo que es real. Ni siquiera en pintura.

Solo nos guiamos a partir de una información que previamente hayamos recopilado y/o conocido en el transcurso de nuestra vida. Para uno saber que algo es verdadero, primero captamos lo que vemos a simple vista, luego hacemos una análisis y una(s) consultas acerca del tema,  comprendemos y reflexionamos sobre ello y al final concluimos todo lo que pudimos percibir. En resumen, es la forma de “tener” conocimiento a través de la percepción sensorial, luego al entendimiento y que finaliza en la razón para que podamos actuar conscientemente y con autonomía. Pero  toda esa información adquirida de fuentes y testimonios, es producto de nuestra propia invención, a lo largo de nuestra existencia y surge a partir de lo que pudieron sentir y creer que eso era cierto, ya sea material o inmaterial, físico o imaginario.

Tal vez no deberíamos conocer muchas cosas, tal vez hay cosas que no se pueden conocer. Tal vez hay otros mundos, otros seres, otros universos, quizá hay cosas que es imposible conocerlas. Así como algunas verdades que tampoco es posible que no debamos conocer, porque tal vez no es posible llegar. Lo mismo, en otras cosas que queremos ser, tener o hacer; incluso saber o “sentir”.

Pero porque todo eso no se puede?, por ejemplo; es inevitable que una hipótesis tenga errores, aunque los hay de todo tipo, por muchos o pocos que sean, la hipótesis siempre va a ser imperfecta, eso es muy evidente e innegable, porque es obra del ser humano imperfecto. ¿Y esto implica que estamos condenados?, en cierta medida, es así.

Imaginemos que estamos en nuestra caverna de platón, en la cual no hay interrupciones o no existe imposibles, entonces, estamos en el mundo de las ideas (de nuestras ideas) y podemos hacer lo que quisiéramos, dejándonos llevar por supersticiones, deseos y algo que queramos mucho, sería muy fácil todo, pero cuando despertamos en el mundo sensible nos damos cuenta que hay cosas que nos limitan, como nuestros sueños, de los queremos hacer realidad.

Por tanto, en cuanto todo lo dicho, lo afirmado (por mí) y lo que crea cada uno, aunque quizá dependiendo de las verdades de lo todo lo que está comprobado, no solo por mí, sino por nuestra humanidad misma, nuestra especie, independiente-mente de otras.

La dignidad de la conciencia está en la apertura a la verdad. La conciencia no es creadora de los valores morales, ni fuente autónoma del juicio moral. Es testigo de una verdad que la precede y supera, y que es Dios mismo y su ley.

Ahora si, podemos decir, entonces, que la verdad  absoluta es inalcanzable puesto que no ponemos de acuerdo con todo, porque cada uno tenemos una forma distinta de pensar, dijo el Papa Francisco: “cada uno tiene  su propia idea del bien y del mal”, es lo que dijo en una entrevista  que:

La dignidad de la conciencia está en la apertura a la verdad. La conciencia no es creadora de los valores morales, ni fuente autónoma del juicio moral. Es testigo de una verdad que la precede y supera, y que es Dios mismo y su ley.

“La conciencia es objeto de una constante conversión a la verdad y al bien, así como a una no menos importante invitación a dejarse ayudar en esa formación por la Iglesia y el Magisterio”… “Por lo demás, la formación de la conciencia no tiene lugar sólo mediante una transmisión de verdades, sino que se realiza mediante una educación del carácter, una maduración de las virtudes. La mejor formación de la conciencia consiste en adquirir la virtud moral.

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