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La verdad sobre Dios


Enviado por   •  18 de Enero de 2024  •  Tareas  •  2.139 Palabras (9 Páginas)  •  21 Visitas

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Quid sit verum de Deo
(¿Cuál es la verdad sobre Dios?)

La existencia de los dioses data desde la prehistoria. No tenemos conocimiento alguno sobre cómo surgieron dichas deidades, sin embargo, el simple hecho de que los hombres de la antigüedad los hayan considerado lo suficientemente importantes como para construirles altares, iglesias y templos que perduran hasta el día de hoy nos habla de que la devoción hacía los dioses era uno de los mayores motivos para seguir adelante. De los dioses surge la devoción, de la devoción surge la religión y de la religión pueden surgir leyes, morales y mandamientos que la gente sigue al p[a]ie de la letra. Está de más decir que los dioses son los que realmente mandan sobre la mayoría de los hombres, atandonos con sus creencias y el miedo a la incertidumbre del castigo que nos espera si se nos ocurre desobedecer a los seres supremos. [b]

No obstante, estas situaciones nos hacen cuestionarnos el poder que tienen las ideas religiosas sobre nosotros. Para empezar, nunca hemos[c] visto a Dios en persona. No tenemos ninguna prueba que nos confirme su existencia exceptuando a los libros sagrados y a los testimonios de personas que no podemos rectificar. ¿Cómo sabemos que Dios existe realmente? ¿Qué es un dios? ¿Qué hace a Dios un dios?

Si buscamos en el diccionario el significado de dios nos encontraremos con está definición: “En las religiones politeístas, ser sobrenatural al que se rinde culto; tiene poder sobre un ámbito concreto de la realidad y sobre el destino de los humanos.” En las civilizaciones de antaño era común alabar a más de un dios. Para ellos, un dios era una herramienta[d] para darle una explicación a los fenómenos naturales que ocurrían día a día, yendo desde cosas simples como la lluvia y el sol, hasta la muerte. Debido a su poco avance tecnológico y científico no tenían manera de conocer las verdaderas razones que nosotros sabemos hoy en día sobre la creación del universo y el por qué ocurren todos los fenómenos naturales ya mencionados. Su miedo a lo desconocido era tan grande que crearon religiones enteras para darle un sentido a su existencia, para fingir que conocían todo lo que había que conocer del mundo y tener una cierta cantidad de poder[e] sobre sus existencias.

De igual modo, para los sacerdotes de aquellas religiones significaba que tenían control sobre cierto sector de la población. Podría haber llegado cualquier hombre que supiera leer y tuviera acceso a las escrituras sagradas a profesar cualquier cosa [f]y los creyentes lo seguirían casi sin cuestionar porque seguramente lo habían mandado los dioses y ellos no querían desobedecer a sus creadores. Y esto no solo se remonta a las civilizaciones antiguas, sino que es un ejemplo que podemos ver en la religión cristiana, que a pesar de los años sigue vigente como una de las más poderosas del mundo. Antes, la Iglesia tenía bajo su yugo a t[g]odos: los obligaban a pagar impuestos aún si eran pobres, castigaban a las mujeres por querer aprender, perseguían a los que tenían creencias diferentes a las suyas y más. Y todo eso lo hacían en el nombre de Dios, resguardandose bajo la excusa de que eso era lo que Dios hubiera querido y que era lo que estaba escrito en la Biblia. Claramente, si tú eras un pueblerino común no tenías la oportunidad de rectificar lo que venía escrito en los dichos libros sagrados, y por eso tenías que dejar tu vida en las manos del clero y confiar en que lo que estabas haciendo fuera suficiente para llevarte al Cielo.[h] 

La única diferencia existente entre la religión y un culto es la cantidad de gente que está afiliada a sus respectivas organizaciones. Visto de esta manera, no habría problema si clasificamos a los líderes de cultos y sectas como dioses modernos, pero siempre justifican a la Iglesia con pretextos como “Dios si existe”, “Dios es misericordioso y bueno”, “Dios es omnipotente y omnipresen[i]te”. No hay manera de probar que Dios existe, para empezar. No ha habido suficientes personas como para que los “encuentros” con Dios sean considerados como hechos; tampoco hay evidencias científicas que lo confirmen. La gente común y corriente jamás ha podido ver ni tocar al supuesto Dios, por lo que lo único que mantiene vivas a las religiones es la fé ciega que tienen los creyentes y una vez más, el miedo. Pero está vez no hablamos del miedo a la incertidumbre de nuestro pasado y nuestra creación, sino que se trata de un miedo a nuestro futuro: se vive con la incertidumbre de “¿Qué tal que Dios sí existe, y yo por faltarle el respeto y no hacer lo que dicen los mandamientos me voy al infierno[j]?”. Se teme a lo que nos pueda pasar después de la muerte y el castigo que podría ocurrirnos. Analizando todo esto, ¿No sería incluso más fácil creer que los líderes de cultos son los verdaderos dioses? A ellos sí los podemos ver, podemos escuchar directamente sus palabras, podemos tocarlos y más; cosa que no podemos hacer con ninguna deidad.

Habiendo dicho esto, podemos llegar a la conclusión de que un dios es simplemente una fuerza que surgió por el miedo de los hombres. Dios no es más que el poder que nosotros como creyentes le demos. Sin nosotros, sin los humanos y sus habilidades para contar historias, Dios no sería nada. Sin nuestros miedos y sin nuestra obsesión por tener una explicación para todo probablemente Dios no existiría. Podrán haber millones de creyentes, pero ninguno ha logrado mostrar una prueba concreta sobre la existencia de los seres divinos. Si el centro principal de la religión inspira tanta desconfianza a los jóvenes, sobre todo por sus ritos que parecen prácticas cultistas y la cuestionabilidad de ciertos mandamientos, ¿Cómo se puede esperar que confíen en la existencia de Dios? [k]

Dios es todo y nada al mismo tiempo. Para algunos es su vida entera, para otros no es más que una obligación, y para otros incluso llega a ser irrelevante en su día a día. Cada uno tiene una percepción distinta de lo que son los dioses, pero no por nuestra fe significa que eso que nosotros consideramos como Dios sea realmente la entidad que nosotros pensamos que es. [l]

[a]O no. También la idea de lo divino trae consigo la posibilidad de la transgresión, ¿no? Al menos en algunos casos parece que sí.

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