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La ética material


Enviado por   •  10 de Mayo de 2013  •  Ensayos  •  1.794 Palabras (8 Páginas)  •  271 Visitas

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La ética material

Ética material no es lo mismo que ética materialista. Lo contrario a una ética materialista es una ética espiritualista; lo contrario a una ética material es una ética formal.

La ética material es aquella en la que la bondad o maldad de la conducta humana depende de algo que se considera bien supremo para el hombre. O sea:

1) Hay cosas buenas para el hombre: el bien supremo (placer, felicidad, dios)

2) Hay unos medios o normas para conseguir su fin.

La ética material tiene un contenido,(por ej. El placer para los epicúreos) y unas normas (por ej. No te metas en política, para esos mismos sujetos).

La crítica que Kant hace a la ética material tiene tres aspectos bien definidos

Ética material de valores

Un aporte fundamental de Scheler ha sido la descripción de la enorme riqueza e importancia ética que posee la vida emocional del hombre. La cual es primaria respecto de todo otra forma de saber. Así en Esencia y formas de la simpatía (1913), usa del método de Husserl de la descripción fenomenológica aplicada a las emociones que relacionan a los seres humanos unos con otros y con el mundo de los valores, especial importancia poseen el amor y el odio como las actitudes radicales para la captación de los fenómenos valóricos. Partiendo del concepto husserliano de reducción fenomenológica, Scheler distinguió las esencias de lo que es tangible, real o existente, lo que llevó a la afirmación de la independencia de los valores, eternos e inmortales, de los bienes, que serían sólo sus portadores circunstanciales (lo que ha significado que a Scheler se le acusase de platónico). En importancia, a este título le siguió su obra más famosa El formalismo en la ética y la ética material de los valores (1913-1916), un tratado en dos volúmenes que intentan dar un nuevo fundamento personalista a la ética, desde este nuevo fundamento se critica el enfoque ético meramente formal del filósofo alemán Immanuel Kant y lo cambia por un estudio de los valores.

Noción de “valores”

En el lenguaje ordinario se denominan valores aquellos objetos que los hombres encuentran sumamente estimables, de modo que se constituyen en fines asumidos por el propio sujeto. Al imponerse dichos fines como tales, el sujeto se ve enfrentado a determinadas normas éticas de actuación.

Por ejemplo el éxito es ciertamente un valor que rige el modo de vida de muchos, concretamente de todos los yuppies o trepadores; la belleza es el valor que guía la vida del esteta, y la belleza producida por manos humanas es el valor que da sentido al quehacer del auténtico artista. Hay valores complejos, más difíciles de analizar; así, cuando alguien afirma que el sentido de su vida ha sido formar una familia, está ciertamente dando por supuesto que la familia es algo sumamente valioso, pero en muchos casos esa afirmación es compatible con una actitud existencial fundamentalmente religiosa. Quien reconoce como muy valiosa la vida familiar a menudo está percibiendo simultáneamente el carácter sacral del matrimonio; de este modo cabe adivinar que para dicha persona el valor supremo es realmente Dios, el cual se hace presente en la vida cotidiana a través de la vida en familia. La axiología o ciencia de los valores pretende dar cumplida respuesta a estos y otros interrogantes.

A la vista de lo ya dicho, cabe afirmar que en general valor es la percepción de algún bien; es decir, valor es el bien en cuanto apetecido. Valor es el trascendental bonum cuando éste es tomado como objeto, cuando coimplica una subjetividad ante la cual la cosa buena se hace valer.

La Ética de Leonardo Polo sólo colateralmente considera de interés la noción de valor. La “ética de los valores”, desarrollada principalmente por Max Scheler, fue primariamente un intento de superar el normativismo característico de los sistemas éticos de corte racionalista, tratando para ello de construir una ética del bonum a partir de la percepción subjetiva del mismo, es decir, de los valores. Polo advierte, sin embargo, que tanto las éticas racionalistas como la ética axiológica no llegan a ser suficientes, en cuanto olvidan el papel insoslayable de la virtud: “es característico de la edad moderna reducir la noción de virtud a la decisión de atenerse a normas racionales y nada más”[3]. En este sentido denuncia la tendencia a concebir los valores como meros “valores vitales”; el hombre que rige su vida exclusivamente atendiendo a dichos valores vitales se deja llevar a menudo por la emotividad, su concepción vital del bien se divorcia más y más de lo de que debería ser una búsqueda de los verdaderos bienes. De esta manera se pierde de vista el horizonte del autoperfeccionamiento o crecimiento vital del sujeto —horizonte que es el propio de la virtud—; el sujeto renuncia a investigar lo que puede hacerle mejor y sólo se preocupa de atenerse a los objetos que le resultan hoy y ahora atractivos; de este modo cabe decir con Polo que “su acción queda atrapada por su idea de la racionalidad”[4], pues la única dimensión en que puede desarrollarse tal acción es la atenencia a los valores vitales que se le imponen emocionalmente: actuar en coherencia con ellos. Paradójicamente, cuando se produce una quiebra entre el bonum y los valores vitales, estos dejan de ser compatibles con las normas éticas y se produce paulatinamente un rechazo de la norma como tal —que es paradigmático en Nietzsche—. En cuanto es la vida misma quien

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