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Liderazgo A La Peruana


Enviado por   •  14 de Marzo de 2013  •  2.201 Palabras (9 Páginas)  •  310 Visitas

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Sufrimos, como pareciera, una crisis aguda de liderazgo en el Perú? ¿En qué va a consistir finalmente el liderazgo en el nuevo siglo XXI? ¿Qué nuevos valores implica? ¿Cómo se puede medir? Reflexionar sobre estas preguntas permite incorporar un enfoque adicional y relevante para un diagnóstico apropiado de la situación de relativa atonía y marasmo que se siente en el país.

Acordemos, primero, que cualquier sociedad requiere de varios sentidos para progresar. Uno primero, de continuidad (con los valores del pasado); uno segundo, de pertenencia (entre la gran mayoría de sus miembros); y uno tercero, de dirección (con una orientación a la vez motivadora y prudente). Líderes serían tanto quienes son capaces de descubrirnos percepciones y valores esenciales del Perú de ayer, como los que identifican lazos sutiles que permitirían integrar mejor una sociedad bastante fragmentada y heterogénea como la nuestra, así como los que pueden señalarnos un rumbo que sea, a la vez, estimulante y creíble. El liderazgo se ha vuelto mucho más complejo en todo el mundo con las exigencias de la globalización, mejor dicho de la necesaria «glocalización».

¿Cuáles son los elementos que contribuyen al liderazgo? Los libros de texto sobre el tema señalan algunas cualidades que también eran válidas hace medio siglo: iniciativa, actitud positiva ante las cosas, autodisciplina, focalización, compromiso con lo que se hace, confiabilidad, carácter, buen raciocinio, competencia profesional, capacidad para resolver problemas, carisma, buenas relaciones interpersonales y visión. Las nuevas realidades obligan a incorporar otras cualidades, bastante más sutiles: capacidad para escuchar, disposición de servicio, generosidad, habilidad docente y sentido de responsabilidad. En un último libro From Good to Great, un estudioso del liderazgo empresarial, Jim Collins, revela que en EEUU las empresas que más valor han generado durante las últimas décadas han estado lideradas por personas que no correspondían con el paradigma típico del personaje carismático y dominante; más bien eran lideradas por una mezcla rara de monjes y guerreros, los llama los L5, personajes con una fusión de humildad profunda y voluntad de acero.

¿Sobre quiénes se lidera o se fracasa en la pretensión de liderar? En la sociedad tradicional del siglo XVIII, el sentido del prójimo estaba usualmente limitado a lo que se consideraba la familia y los amigos; y se entendía la verdad como una que era revelada, desde el púlpito o el aula. El «otro» –entre ellos, el extranjero, el discrepante o el hereje- debía, bajo esta premisa, ser identificado, aislado, evitado, perseguido. En las sociedades posmodernas y progresistas del siglo XXI, en cambio, por prójimo debiéramos entender a todos los miembros de la comunidad, los participantes en cualquiera de las redes en las que cada cual actúa, siempre con una vocación implícita por una ciudadanía a la vez local y global. Y la verdad, por su parte, resulta una múltiple, evolutiva, que se va descubriendo y corrigiendo en el tiempo. Resulta necesario, por tanto, abrirse al «otro». Quien no lo haga realmente no tiene pasta de líder verdadero. Y cualquier tesis discrepante con la que uno tiene debería acercarnos finalmente a la verdad; por tanto, necesitamos entenderla primero bien, antes de eventualmente rechazarla.

Pasemos lista (con algunos cometarios sueltos) a los atributos identificados para el liderazgo. ¿Cuál es el contexto cultural en el Perú de hoy para que estos valores emerjan o sean reprimidos?

- Iniciativa: Cuando en el Perú se pregunta a los padres ¿cómo desean que sean sus hijos? la respuesta mayoritaria es: «obedientes y bien educados». Lamentablemente, lo último no significa lo que literalmente se afirma sino que tengan «buenos modales». En los países más desarrollados, en cambio, las respuestas mayoritarias son: «autosuficientes y responsables». Nuestra escala colectiva de valores es defectuosa para el liderazgo desde la niñez. Le damos valor a la dependencia por encima de la iniciativa.

- Actitud positiva ante las cosas: Tenemos una que es, por el contrario, predominantemente negativa: ¿Cuándo se jodió el Perú?, Mendigo sentado en banco de oro, etc. En América Latina las repúblicas surgieron de reclamos, primero, naturalmente, contra el imperio (España; luego, Inglaterra y EEUU); pero luego, por nacionalismo chauvinista, contra los países vecinos. Al Perú, el centro del Virreinato en la región subcontinental, la independencia le dejó como una de las tareas pendientes el tener que definir sus múltiples límites territoriales. Por ello, la afirmación de nuestra identidad en el mapa demoró demasiado, pues tuvo que lidiar con similares aspiraciones de otros nuevos Estados en búsqueda de una invención de sí mismos. De otro lado, líderes peruanos fueron Haya de la Torre, importante ideólogo regional del anti-imperialismo, y Mariátegui quien exigía «creaciones heroicas» para el proyecto socialista. A más de un país en otras regiones del mundo les ha ido mejor con «calcos y copias», así como con mejores relaciones con las potencias.

- Autodisciplina: Cuando se le pregunta al peruano por su principal defecto (reclama alternativamente como virtud principal su inventiva, su capacidad de sobrevivir), responde mayoritariamente que le falta disciplina. A confesión de parte, relevo de pruebas.

- Focalización: Los peruanos solemos actuar como presuntuosos «doctores» sabelotodo; con aficiones muy diversas, que muchas veces practicamos mal. Por ello resultamos, a veces, expertos en nada. A la investigación y experimentación, que son esenciales para el verdadero conocimiento, se le da muy poca atención. El peruano prefiere palabrear, incluso sobre lo que no sabe, antes de decir: «no sé». Las actas de asambleas y congresos diversos son expresión evidente de ello.

- Compromiso con lo que se hace: En el Perú, los proyectos suelen tomar el doble de tiempo y presupuesto que en otras partes, o se dejan a veces incompletos, o finalmente se abandonan. La falta de persistencia es, lamentablemente, muy común. Se nota hasta en las construcciones urbanas. Para no hablar de los grandes proyectos. En 1946, la célula parlamentaria aprista votó a favor de la convocatoria a la inversión extranjera para el desarrollo de Bayóvar, depósito que más de medio siglo después sigue siendo un desierto. Las reservas de Camisea, por su parte, fueron descubiertas hace más de 20 años. En Brasil, Chile, incluso Bolivia, ya estarían en operación. Aquí todavía no está muy definido el financiamiento del proyecto.

- Confiabilidad: Por razones a veces justificadas, los peruanos somos demasiado incrédulos. A la pregunta: ¿se puede confiar en los demás?, sólo responde afirmativamente el 12 por ciento de la población, la

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