Los modos de argumentar y Los elementos de la argumentación

Los modos de argumentar.

A continuación, se presentarán los distintos modos de argumentación que existen, sus elementos y las funciones que cumplen.

Los modos no clasifican los argumentos en un solo tipo de ellos. Por el contrario, los argumentos pueden tener matices de más de uno solo.

• Lógico:

Se trata de argumentos que tienen la intención de indicar un orden de presentación, apelando a las -creencias en las- evidencias y fuentes de información que se subordinan de sus premisas. Se presenta cierta linealidad en la manera en que se desarrolla lo que se está afirmando, a pesar de una posible generalización o imprecisión que contenga el argumento. Las premisas y las tesis del modo lógico son fácilmente identificables; es así como se identifica su linealidad. En este aspecto también se debe considerar cómo los participantes deciden delimitar de forma clara los elementos básicos de la argumentación: las premisas y la conclusión.

También contiene elementos gramaticales, esto es, se argumenta de manera adecuada y normada. Se presenta, así mismo, una construcción lógica de tipo deductiva.

Con lo dicho, se puede concluir -o resumir- que los argumentos lógicos nos llevan de la mano desde su afirmación o grupo de premisas a su conclusión.

Diálogo: «Por lo que dices, lo único que se puede deducir es que hay algo muy sospechoso y lo más probable es que alguien las haya persuadido para que se fueran con esa persona.»

• Emocional:

El modo emocional se encuentra presente, en mayor o menor medida, en todos los argumentos.

Este tipo de argumento no hace hincapié en un orden lógicamente perfecto ni en las palabras que se emplean, sino en los sentidos, énfasis, gestos y entonaciones relacionadas con los sentimientos que se expresan. Se aprecia una fuerte dosis de involucramiento personal, y el resultado de las premisas se ve fuertemente influenciado por un motivo psicológico. Tiene la intención de situar al contrincante en el lugar de quien argumenta.

Los emocionales, al igual que cualquier otro tipo, pueden ser buenos o malos argumentos. Independientemente de su carácter emotivo, es necesario identificar la tesis que se está manejando, pues estos contienen datos emocionales, tesis y conclusiones. Esta interacción entre razón y emoción puede ser analizada y estructurada de tal manera que la postura del que argumenta sea identificada. Si resulta complicado, se puede identificar preguntándote: ¿de qué me está queriendo convencer? O ¿hacia dónde me quiere llevar esto? Por muy emocional que parezca la discusión, el tema en cuestión está presente, y es posible identificarlo.

Esto, por supuesto, no es una tarea demasiado sencilla, pues en el mensaje emocional las palabras quedan en segundo plano, y si se quiere entender la posición, las metas, el deseo y las necesidades del otro, hay que apelar a los sentimientos que están provocando sus palabras. Para ello, se tiene que decodificar el conjunto de manifestaciones: lenguaje expresado con palabras y con el cuerpo, la entonación y los gestos. Las emociones son el origen de las afirmaciones.

Hay un miedo a considerar los argumentos emocionales, y esto tal vez se deba a los extremos; una emoción pura no es necesariamente un argumento, y un argumento exclusivamente lógico, no necesariamente lo es todo.

Diálogo: «¡Tú no me vas a decir cuándo irme!»

• Visceral:

Está compuesto por aspectos físicos, situacionales y sociales, y pueden encontrarse desde el lenguaje corporal al uso de la fuerza. Por ejemplo, si se está en una cita con el médico o si se discute en un choque entre dos automóviles. Gestos, ademanes y el contacto físico intervienen entre los discutientes, así como su posición social. -Hace referencia, sobre todo, a acontecimientos y el mundo físico- Este modo fuerza con frecuencia a expresar el componente emocional.

Diálogo: «¡Yo vi cuando tocaste al niño!»

• Kisceral:

Este modo se encuentra en lo intuitivo, lo imaginativo, lo religioso, lo espiritual y lo místico. Dominan las formas de argumentación que explican las posibilidades y los orígenes de las cosas existentes en el mundo y en el exterior a él. Son los que más se utilizan en el mundo, pues la mayoría de la gente vive sus realidades a partir de la conformación de este tipo de argumentos.

Diálogo: «Yo confío plenamente en que nuestro señor Dionisio no nos dejará sin fiesta.»

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