¿MIEDO TUYO O DE TUS PADRES?

2.1. ¿MIEDO TUYO O DE TUS PADRES? (sobreprotección infantil, consentir, obstáculos, dependencia, experiencias)

INTRODUCCIÓN

La sobreprotección es común en los padres de hoy en día, pues las generaciones pasadas tuvieron más libertad porque se encontraban en un contexto cultural completamente diferente, donde los riesgos que existen hoy en día para los hijos, los peligros a los que se exponen, no eran tan evidentes o tangibles como lo son hoy en día, por lo que la inseguridad es mayor, y por ende, la sobreprotección también.

Proteger es una función natural adecuada […] Cuando hablamos de sobreprotección tenemos que hablar de una exageración, y a veces desmedida, de esta función natural de los padres y los educadores, en donde los padres cometen un error de confundir lo que es hacer bien las cosas, educar bien, formar bien, con hacerlo exageradamente. (Canseco et al., 2005:24)

Si bien, proteger a los hijos es un instinto de los padres, y su función principal, el hacerlo con exageración sería perjudicial para ellos a largo plazo. Así como los padres exageran con la protección, los hijos se vuelven exageradamente tímidos o exageradamente obedientes.

Los efectos de la sobreprotección resultan negativos para el desarrollo de la personalidad del niño o la niña, ya que limita la independencia a la que tienen derecho, la iniciativa, la creatividad, la seguridad en sí mismos y una sociabilidad adecuada; provocando dependencia hacia los adultos, timidez, inseguridad y sentimientos de inutilidad. (Jímenez, 2011:5)

DESARROLLO

Los padres sobreprotectores tratan de evitar que sus hijos erren porque ven los potenciales errores de sus hijos como propios, y están al pendiente de que no se equivoquen para que no reflejen una mala educación o mal cuidado por parte de ellos, ya que la imagen que proyectan los hijos, normalmente cuando son pequeños, proviene directamente de la imagen de los padres.

Los padres tratan de hacer una interpretación de los deseos de sus hijos que los llevan a querer hacer todo por ellos, sin permitirles que tengan pensamiento propio y libertad e independencia en la toma de decisiones. Esto conllevara a que los niños se acostumbren a que sus padres decidan por ellos, y se volverá un obstáculo cuando no estén ahí para ellos.Martha Chávez habla de los rasgos en los hijos sobreprotegidos, que se traducen a las consecuencias de la sobreprotección:

Uno de esos rasgos comunes de los hijos sobreprotegidos, que a mí me entristece sobremanera, es la ingratitud. Los hijos sobreprotegidos están enfermos de ingratitud, la cual, más que un rasgo de personalidad, es una enfermedad del alma. No valoran lo que se les da y se hace por ellos, nunca es suficiente y siempre falta algo para que sea lo "adecuado"; con frecuencia se sentirán víctimas del mundo que "abusa" de ellos o no les ofrece lo que quieren y merecen, como si el mundo entero tuviera la obligación de satisfacerlos, solucionarles y darles. (Chávez, 2008:55)

Si el niño se acostumbra a que sus padres le resuelvan sus problemas y le den lo que quiere, se encaprichará con la idea de que así sea siempre, pues no los dejan lidiar con sus propios obstáculos, si es que se le presentan porque el padre sobreprotector desempeña la función de evitar, precisamente, toda clase de obstáculos para sus hijos.

El limitar las experiencias de los niños no lo ayuda, en cambio, solo los priva de tener conocimientos que deben de tener, conocimientos empíricos, es decir, a través de la experiencia. Por ejemplo, si a un niño se le aleja constantemente del fuego, sabrá que no debe acercarse, pero nunca sabrá que es por el riesgo de quemarse, ya que no lo entendería si no lo experimenta. Esto promueve una incapacidad en el niño para actuar por sí solo y dificultad para desarrollar autonomía.

Entre los riesgos de la sobreprotección se encuentra que las relaciones de pareja resultarán dificultosas para los niños que fueron sobreprotegidos, pues si se encuentran con una pareja que fue criada de manera independiente, habrá un choque de intereses, y la relación no va a perdurar.

Otro de los riesgos de la sobreprotección es que cuando el niño crezca, al entrar en contacto con un entorno diferente al que fue criado, tendrá mucha curiosidad sobre todo aquello que no conoce, y es probable que al crecer se sienta atraído hacia aquellas cosas que le fueron prohibidas en la infancia.

Todos los individuos desde niños necesitan enfrentarse a situaciones que los haga lidiar con problemas, para que intenten resolverlos por sus propios medios, a pesar de que no les sea posible o nunca se hayan enfrentado a una situación así, necesitan experimentarla, y esto les deja un aprendizaje que ayudara a forjar su personalidad como un ser independiente y autosuficiente.

Los padres tienen un papel fundamental en el aprendizaje emocional de sus hijos, las emociones negativas son necesarias, es decir, es necesario que los niños sean quienes las resuelvan, la intervención de los padres a favor de los hijos ante una disputa entre dos pequeños, por ejemplo, no es algo recomendable y no hace crecer emocional y socialmente al niño. Los niveles de protección que emplean los padres se encuentran relacionados con la madurez de los niños, es decir, a menor protección sobre las emociones negativas que sufren los niños, adquieren mayor madurez. (Jímenez, 2011:15)

La madurez es un rasgo muy común del que carecen la mayoría de los hijos sobreprotegidos, y a falta de madurez, falta de independencia. Y otro de los riesgos latentes de la sobreprotección, es la dependencia.

Para combatir la dependencia es necesario desarrollar autonomía, y la sobreprotección entra en conflicto con este desarrollo, pues si el niño no aprende a tomar decisiones y a resolver problemas por su cuenta, nunca será una persona autónoma.

En muchas ocasiones los padres temen de darles demasiada libertad a sus hijos por miedo a que esto conflictúe sus relaciones y estos se vuelvan rebeldes o tiranos. Lo cierto es que mientras se les brinde el nivel adecuado de libertad, con vigilancia, esto no tiene porqué evolucionar en rebeldía, al contrario, los hijos al crecer se sentirán agradecidos por la libertad que les fue brindada.

El desarrollo de la autonomía en las relaciones familiares es una tarea clave para el adolescente y nada sencilla de alcanzar. Los conflictos surgen porque padres y adolescentes están intentando llevar a cabo sus tareas evolutivas: los padres promoviendo normas y conductas que mejoren el comportamiento y la adaptación familiar de los adolescentes; éstos reclamando autonomía y una relación más igualitaria. (Montañes et al. 2008:394)

CONCLUSIÓN:

Los posibles  efectos,  porque  este  es  un  asunto  en  el  cual  no existen  ciencias  exactas,  en  realidad  es  algo  subjetivo.  Puede  suceder  que  los  efectos  que vamos a describir se den en hijos de padres no sobre protectores. Ahora bien, hay que tener claro,  que  al  practicar  este  estilo  educativo,  se  aumentan    las  posibilidades  que  los  niños  sobreprotegidos sufran las siguientes consecuencias:

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