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Modernidad Liquida

saracarranza21 de Enero de 2014

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Modernidad liquida

Sumario

Introducción; Emancipación; Individualidad; Espacio/tiempo; Trabajo; Comunidad; Conclusión

Las metáforas de las que hace uso Bauman para acercarnos a lo que denomina “modernidad”, o una sociedad actual, comparándola con las cualidades propias de los elementos líquidos rompen con muchos esquemas establecidos hasta entonces, como es el orden tradicional y sus “ataduras” político-morales como artefactos que atentaban contra la libertad humana de elegir y de actuar, acerca de qué era lo que se entendía por tal concepto.

La fluidez no puede sostener una fuerza tangencial o cortante, sufren un continuo cambio de forma, por esto usaremos la “fluidez” como una metáfora para relacionarla con la actual etapa de la era moderna, en otras palabras, las características de los fluidos implica que los líquidos no conservan fácilmente su forma, no se fijan al espacio ni se atan al tiempo, lo que importa en los líquidos es el tiempo.

Para entender mejor usaremos la expresión “derretir los sólidos” acuñada por los autores del Manifiesto Comunista, que se refiere a que el espíritu moderno aludía a una sociedad demasiado estancada y resistente a los cambios ambicionados. La intención era “derretir los sólidos” es decir, disolver lo que persiste en el tiempo y que es indiferente a su paso e inmune a su fluir, para así poder hacer espacio a nuevos y mejores sólidos.

Uno de los motivos más poderosos para la disolución era descubrir o inventar sólidos en los que se pudiera confiar y depender, volviendo al mundo predecible y controlable.

Atiende así a señalar diversas posturas dispuestas a justificar la necesidad de mantener posicionamientos , que en teoría explican la necesidad de aplicar cambios considerados necesarios en la sociedad, en la realidad social de la que todos somos partícipes, a fin de acabar con elementos que se antojan anticuados o que no han permitido ningún tipo de duda (por su consecuente riesgo de tropezar con la posibilidad de perder la vida en el intento o de ser severamente castigado) y que han permanecido estáticos, inertes, al paso del tiempo.

Paradójicamente, algunos puntos de vista refuerzan más aunque no sea su intención última (muchos pensaban entonces que lo más conveniente o “avanzado” se acercaba a sus correspondientes propuestas) la cualidad estática hacia la que Bauman dirige sus palabras. Resalto que, obviamente, porque los contextos sociales previos al actual requerían de medidas y perspectivas diferentes.

El racionalismo Weberiano, de una forma especialmente significativa en la organización capitalista del trabajo y en el Estado burocrático moderno, con su énfasis en el criterio de eficacia, que gira en torno a las funciones del Estado acogiéndose a principios comunitarios, las bases del marxismo que exaltaban la libertad ; era desprenderse de las obligaciones “irrelevantes”, como dice Weber, liberar la iniciativa comercial de los grilletes de las obligaciones domésticas y de la densa trama de los deberes éticos, o como dice Carlyle de todos los vínculos que condicionan la reciprocidad humana y mutua responsabilidad, conservar sólo el nexo del dinero, destrabando todas las relaciones sociales , dejándola

desprotegida, desarmada y expuesta, incapaz de resistir a las reglas del juego y criterios de racionalidad inspirados y moldeados por el comercio, siendo incapaz

de competir con ellos de manera efectiva, esto dejó al campo libre a la invasión y al dominio.

No defiende el cambio por el cambio, lo que hace es resaltar que en la medida en que la sociedad se tiene que adaptar a los nuevos tiempos se vuelve necesario crear artefactos, funciones, que se acojan a dichas circunstancias. Ya se habían hecho indudables, eran estables no se tenía duda de que faltaran, en la rama “sólida” de la modernidad las intervenciones estatales o ajenas que no hagan más que abogar por los intereses de los poderoso, el capitalismo en su pura esencia, la obsesión por el desarrollo, poniendo los valores y tradiciones exagerados, a la idea de que todo lo que venga de la mano de este crecimiento desproporcionado y desmesurado viene acompañado de progreso. Y todo esto nos conlleva a una pregunta. ¿Quiénes se benefician realmente de esto que llamamos desarrollo? .

Todos somos testigos y participes de las estructuras en las que se sostiene la sociedad y bien sabemos que se han ido volviendo arcaicas y que ya no satisfacen al cien por ciento las necesidades. Bauman respalda que las clases sociales no han desaparecido ni se han venido abajo. En todo caso la realización que generalmente las ha caracterizado ha extinguido a una mayor flexibilidad de las mismas, y la “modernidad líquida” que se ha presentado y asentado en

nuestras vidas tiene básicamente como punto de apoyo principal el ámbito económico.

En este aspecto, la privatización juega un papel elemental, y antes o después acaba por forzar que los estados se expongan a un fuerte proceso de globalización sin posibilidad de echarse atrás. Es evidente que dentro de los límites se pueden tomar medidas locales, particulares, pero la repercusión que tiene el exterior en los distintos ámbitos que conforman la vida diaria de los individuos a nivel social es más que evidente. .

Y más si comprobamos que el poder tener cierta capacidad de decisión en lo que concierne a tomar medidas que resulten beneficiosas a dicho estado va de la mano de que tenga o no cierta repercusión económica (que sea una potencia o no, la calidad de vida, etc.), de que sea un estado fuerte o un estado pobre (rebajando y cayendo prácticamente a cero las posibilidades de éstos últimos de poder desarrollar acciones que pudieran ser más que sea relativamente significativas y prometedoras para su futuro) .

Las limitaciones acaban formando parte de la vida de los individuos de cara a su capacidad de elección, y no solo así, sino también en lo laboral, porque ya no puedes emplearte en lo que te gusta sino a lo que se adapte a ti, en forma de horario y salario, porque las empresas abusan de la oferta de mano de obra, independientemente de que se haya pretendido transmitir la existencia de una libertad jurídica que garantiza contar con cierta capacidad de movimiento y de poder tomar sus propias decisiones a la hora de conformarse como personas. Nuestra vida está guiada por nuestras (falsas) elecciones en cuestión de gustos

(artificiales, porque elegimos en base a lo que se nos ofrece y no por lo que realmente queremos).

Todo lo que realizamos en nuestro día a día la sociedad se está dirigiendo por la obsesión por lo novedoso, por lo inseguro, por todo lo que resulta sutil. Los grupos dentro de la sociedad que tienen un estatus más elevado no han dejado de estar presentes: han sabido adaptarse a lo venidero para fortalecer lo más plenamente posible su posición en un mundo cada vez más economizado y adaptado a la idea de vivir pensando en “lo que está por venir”, en una crisis económica, zozobra constante.

La utopía de “luchar por cambiar el mundo” y hacer de éste “un lugar mejor” toma cada vez más fuerza, sólo que en lo que se refiere a cómo se le denomina: como máxima del término mismo de “utopía” y podemos percibir los cambios, vivimos en una situación de cambio constante porque se nos ha creado esa necesidad de estar constantemente buscando la novedad, siempre buscando y tratando de hacer un lugar mejor.

Pero qué pasa con una persona que vive en la pobreza extrema a una que nace con mejores condiciones de vida, La diferencia principal es haber nacido aquí o allá. Evidentemente, está el que me haya preparado para poder tener un puesto de trabajo, sin mencionar por lo pronto, lo de la estabilidad por más que sea a lo que todos aspiremos, y hasta eso es otra muestra clara de esta “modernidad líquida”: se nos vende la idea de que somos el resultado de nuestras propias acciones (cada cual de las suyas), de nuestro propio esfuerzo, y quien no está donde estoy yo es simplemente porque no se ha entregado lo suficiente para conseguirla.

La disolución de los sólidos condujo a una emancipación de la economía de sus tradicionales ataduras políticas, éticas y culturales. Sentando un nuevo orden, primariamente en términos económicos, Este orden llegó a dominar la vida humana volviendo irrelevante e inefectivo a cualquier otro aspecto que no atribuyera a su reproducción. La situación actual nos ha restringido nuestra libertad individual de elegir y actuar, logra que los agentes libres no se comprometan entre sí, que se eludan en vez de reunirse.

Uno de los efectos más importantes es la disolución de las fuerzas que podrían mantener el tema del orden y del sistema dentro de la agenda política.

Los sólidos que se han sometido a la disolución y que se derriten en este momento, el momento de la modernidad fluida, son los vínculos entre las elecciones estructuradas de comunicación y coordinación entre las políticas de vida individuales y las acciones políticas colectivas.

Lo que se está produciendo hoy una redistribución y una reasignación de los “poderes de disolución” de la modernidad, la gente fue liberada de sus viejas celdas sólo para ser censuradas.

La modernidad fluida ha cambiado la condición humana de modo radical con

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