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Os cinco textos de Thomas Mann sobre Schopenhauer, Nietzsche, Freud

forerolau938 de Junio de 2014

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Nota preliminar

Los cinco textos de Thomas Mann reunidos en este volumen pertenecen a la producción no

novelística de su autor, pertenecen a aquella otra actividad de ensayista y conferenciante

que acompañó, interrumpió o siguió, a lo largo de toda su vida, a lo que él mismo consideraba

su tarea capital: la de fabulador, la de «poeta» (Dichter), como gustaba de llamarse.

Estos textos tienen su fecha, su circunstancia particular, que a continuación se indicará

brevemente.

1. Schopenhauer. Es un trabajo de encargo, que Mann se tomó con pasión. Un editor americano

quería publicar una serie de resúmenes de las obras de los grandes pensadores bajo

el título general de «El pensamiento vivo de...», y encargó las Introducciones a escritores

importantes. Así, a Heinrich Mann, el hermano mayor de Thomas Mann, le encomendó la

correspondiente a Nietzsche. Thomas Mann, que cuando recibió el encargo se hallaba escribiendo

su novela Carlota en Weimar, interrumpió esta tarea para escribir los veinte folios

encargados..., que se le convirtieron en sesenta.

Empezó a redactar este ensayo mientras vivía emigrado en Zurich, a finales de 1937, y

lo terminó en Estados Unidos, en Jamestown, Rhode Island, a mediados de junio de 1938.

En su correspondencia pueden seguirse algunos detalles: «Además de todos estos trabajos

tengo que escribir una Introducción a un compendio americano de Schopenhauer, por la

que me ofrecen 750 dólares. ¿Puedo desechar eso, para dedicarme a mis trabajos de fabulador?

Que nadie me pregunte por éstos...» (a su hija Erika, desde Zurich, 4 de diciembre de

1937). «En Arosa permaneceremos tres semanas; allí quiero escribir una Introducción a

Schopenhauer, para una edición americana» (a Alfred Neumann, desde Zurich, 28 de diciembre

de 1937). «Por lo demás, ahora estoy escribiendo sobre Schopenhauer» (a Fritz

Strich, desde Arosa, el 12 de enero de 1938). «Ahora mi mujer está trabajando en pasar a

máquina mi ensayo sobre Schopenhauer, pues, excepto ella, nadie en este gran continente

sabe leer mi letra» (a Agnes E. Meyer, desde Jamestown, el 19 de junio de 1938). «¿Has

enviado ya tu Introducción de Nietzsche? Sobre Schopenhauer yo he escrito, no veinte páginas,

sino sesenta. ¿Por qué me ponen en el disparadero? Ahora es preciso reducirlo. Golo

ya lo ha hecho» (a su hermano Heinrich Mann, desde Zurich, el 6 de agosto de 1938). «Para

mí es, una vez más, una gran alegría y una gran satisfacción el que le haya gustado a usted

mi ensayo sobre Schopenhauer. Yo debía escribir veinte páginas para una edición americana,

pero ha resultado este librito. Me temo que en la primera parte no se note algo su finalidad

primitiva: la cosa mejora» (a Hermann Hesse, desde Princetown, el 6 de diciembre de

1938).

El resumen de este ensayo, preparado por su hijo Golo Mann, fue traducido por entonces

a varias lenguas. Aquí se da la versión del texto completo.

2. Preludio hablado a un homenaje musical a Nietzsche. Palabras pronunciadas por el autor

en el teatro Odeón, de Munich, el 4 de noviembre de 1924, en la conmemoración del

ochenta aniversario del nacimiento de Friedrich Nietzsche. Precedieron a un concierto de

piano. Un mes antes, el 29 de septiembre, Thomas Mann había acabado La montaña mágica,

que fue publicada a finales de noviembre de ese mismo año.

3. La filosofía de Nietzsche a la luz de nuestra experiencia. En su obra El origen del Doctor

Faustus dice Thomas Mann: «El 29 de enero de 1947, por la mañana, escribí las últimas

líneas del Doctor Faustus, tal como las tenía pensadas desde hacía mucho tiempo...». Luego,

a lo largo de una semana, «estuve ocupado con el manuscrito, meditando sobre él y

haciendo correcciones». Acabadas las correcciones el 9 de febrero de ese año, Thomas

Mann comienza a preparar su ensayo sobre Nietzsche, que terminará el 17 de marzo. «El

postludio ensayístico al Doctor Faustus me llevó aproximadamente unas cuatro semanas.

Como el manuscrito tenía cuarenta páginas, resultaba demasiado largo para una conferencia,

tanto en inglés como en alemán; le sobraban veinte páginas. Erika realizó una obra

maestra reduciéndolo exactamente a la mitad, pero conservando lo esencial» de El origen

del Doctor Faustus.

Mann pronunció esa conferencia, en inglés, en Washington (abril), Nueva York (mayo),

Londres (mayo), y en alemán en Zurich, el 3 de junio, en la inauguración del XIV Congreso

Internacional del Pen-Club, repitiéndola luego en diversos lugares de Suiza y, más tarde, en

el otoño, en San Francisco.

El texto que en este volumen se da no es el reducido de la conferencia, sino el completo

del ensayo original.

4. El puesto de Freud en la historia del espíritu moderno. Conferencia pronunciada en el

Auditorium Maximum de la Universidad de Munich el 16 de mayo de 1929, por invitación

del Club de estudiantes democráticos. Fue publicada poco después en la revista de Viena

Psychoanalytische Bewegung. Tras la lectura del texto en la revista, Freud lo comentó, en

una carta, con las siguientes palabras: El artículo de Thomas Mann es muy honorífico. Me

ha dado la impresión de que se encontraba escribiendo un artículo sobre el romanticismo, al

recibir la invitación a escribir sobre mí, y así contrachapeó el medio artículo, por delante y

por detrás, como dicen los ebanistas, con psicoanálisis; el cuerpo es de otra madera. De

todos modos, cuando Mann dice algo, siempre tiene pies y cabeza.

5. Freud y el porvenir. Conferencia pronunciada en Viena el 8 de mayo de 1936, para celebrar

los ochenta años del nacimiento de Sigmund Freud. Thomas Mann repitió esta misma

conferencia en Budapest, a principios de junio. Al pasar otra vez por Viena, el 14 de junio,

hace una visita a Sigmund Freud, en su casa, para leerle la conferencia en privado, ante un

pequeño círculo de amigos, pues Freud no había podido oírla cuando fue pronunciada públicamente

en el mes de mayo. Al terminar, dice Thomas Mann en una carta, Freud «tenía

lágrimas en los ojos».

Cuando redactó y pronunció esta conferencia Thomas Mann se hallaba emigrado en

Suiza. El Reich hitleriano tenía ya previsto despojarle de la nacionalidad alemana, y los

embajadores de Hitler en Francia, Suiza y Austria sobre todo informaban constantemente al

Ministerio de Asuntos Exteriores en Berlín de todos los movimientos y manifestaciones de

Thomas Mann. Así, el 10 de mayo de 1936 el embajador alemán en Viena enviaba un despacho

a Berlín con el texto siguiente:

Durante los últimos meses no ha aparecido, en lo que se ha podido comprobar, ningún artículo de

Thomas Mann en la Prensa austríaca. El 8 de mayo de este mes ha pronunciado en la Asociación

Universitaria de Psicología Médica, el discurso de gala para celebrar los ochenta años del psicoanalista

profesor Sigmund Freud. He estado esperando a ver si con este motivo Thomas Mann hacía

algunas declaraciones hostiles a Alemania en la prensa de aquí. Pero no ha sido así. Se ha limitado a

una entrevista titulada «Reconocimiento a Sigmund Freud», publicada por el Neues Wiener Journal

el 8 de este mes; en ella habla de sus próximos planes de viaje y de los trabajos literarios que piensa

realizar. También en la mencionada conferencia se limitó a hablar sólo del profesor Freud y de su

mundo espiritual, como puede verse por el resumen publicado en el citado periódico el 9 de este

mes, que adjunto. Con respecto a la cuestión de la desnacionalización de Thomas Mann hay que

informar que sé de fuentes fiables que éste ha enviado ya hace algún tiempo una solicitud para nacionalizarse

en Austria. Parece que esa solicitud ha sido aceptada en principio, con el beneplácito

del canciller federal doctor Schuschnigg. Es, pues, de esperar que pronto se tome la resolución formal,

que todavía falta. Si hubiera el propósito de quitarle al señor Thomas Mann la nacionalidad

alemana, sería recomendable acelerar el procedimiento de desnacionalización.

Seguramente ajeno a estos atentos espionajes del embajador de su país, el cual, claro está,

no asistió a la conferencia de su compatriota en homenaje a un judío y se enteró de su

contenido por los resúmenes de la prensa, Thomas Mann hacía, entre otras, estas declaraciones

en la entrevista del Neues Wiener Journal mencionada por el embajador:

¿Cómo es que precisamente me llaman a mí para que rinda homenaje al gran psiquiatra? Ha ocurrido

que yo soy del oficio en cierto modo, aunque de manera inconsciente. Mi relación con el psicoanálisis

se remonta ya en verdad al inicio de mi actividad creadora. Cuando se editó mi primer tomo

de relatos, titulado El pequeño señor Friedemann [primavera de 1898], recibí de un discípulo, para

mí desconocido, de Freud un trabajo psicoanalítico que se ocupaba de problemas similares. Y esto

ha continuado después. A propósito de casi todos mis libros he recibido declaraciones y estudios

que se mostraban de acuerdo con ellos y que procedían del círculo de los psicoanalistas; éstos reencontraban

...

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