PROYECTO CRÍTICO KANTIANO A TRAVÉS DE LAS TRES CRÍTICAS

PROYECTO CRÍTICO KANTIANO A TRAVÉS DE LAS TRES CRÍTICAS

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Alumna: Claudia Fernández Villamayor

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Universidad Autónoma de Madrid Grado en Filosofía

ÍNDICE

1. Introducción…………………………………………………………………….. 2

1. Crítica de la razón pura (KrV)………………………………………………….. 3

1. Crítica de la razón práctica (KvP)……………………………………………… 6

1. Crítica del juicio (KdU)………………………………………………………… 8

1. Conclusión…………………………………………………………………..… 10

1. Bibliografía ………………..…………….……………………………………. 12

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1. INTRODUCCIÓN

Kant (1724-1804), vivió en Königsberg donde dedicó su vida exclusivamente al estudio y a la enseñanza, publicando obras que le otorgarían un prestigio mundial. Su pensamiento solo puede ser entendido correctamente desde el prisma de los intereses e ideales de la Ilustración. Con él se recogen todas las ramas influyentes, entre ellas el empirismo y el racionalismo, de la Modernidad representando la culminación de la filosofía del siglo XVIII, siendo el primer representante del criticismo y precursor del idealismo alemán. Sus tres obras principales, Crítica de la razón pura (1781, 1787), Crítica de la razón práctica (1788) y Crítica del juicio (1790), recogen su filosofía y son consideradas pilares básicos de la filosofía occidental.

La filosofía de Kant se presenta a sí misma como una reflexión crítica y con conciencia sobre un nuevo proyecto filosófico, en el cual la filosofía se apartará de ser exclusivamente teoría acerca de la constitución ontológica del hombre y del ser, y pasará a convertirse en una reflexión crítica sobre la acción como fundamento de la realidad humana. El pensamiento kantiano es simplemente el comienzo de una nueva filosofía y forma de concebir la realidad, en la que se supera la filosofía del cogito, y en la cual, la fe, que se entiende como adhesión a un juicio de la razón, pasará a tomar un papel fundamental. El proyecto kantiano, por tanto, tiene como objetivo el discernir las aptitudes y límites de la razón pura como un ‘tribunal’ que emita juicios sobre el ser y su forma de obrar.

Kant buscará cuadrar el pensamiento a una doctrina moral que busca acabar con la ignorancia y la maldad que observa en la sociedad de su tiempo. Sintetizó el racionalismo y el empirismo moderno inicial, estableció las bases y pilares fundamentales para gran parte de la filosofía de los siglos XIX y XX, y a día de hoy, continúa ejerciendo una influencia significativa en la metafísica, la epistemología, la ética, la filosofía política, la estética y otros campos. La idea fundamental del pensamiento filosófico kantiano es la autonomía humana. Argumenta que el entendimiento humano es la fuente de las leyes generales de la naturaleza que estructuran y organizan toda nuestra experiencia; y que la

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razón humana se da a sí misma la ley moral, que es nuestra base para creer en Dios, la libertad y la inmortalidad. Por lo tanto, el conocimiento científico, la moralidad y la creencia religiosa son mutuamente consistentes y seguros porque todos descansan sobre el mismo fundamento de la autonomía humana, que es también el fin último de la naturaleza según la visión teleológica del mundo del juicio reflexivo que Kant introduce para unificar la teoría.

1. CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

Esta obra tiene como objetivo principal examinar la posibilidad de la metafísica como ciencia. A lo largo de la obra se intentará dar respuesta a, si son y de qué modo, posibles los juicios sintéticos a priori. Trata de examinar la capacidad cognoscitiva, de la razón, para conocer aquello que está más allá de la experiencia sensible. Es la metafísica la disciplina responsable de estudiar esto. Por ello, Kant se pregunta acerca del saber cierto que hay en la metafísica. El autor explica el concepto de ciencia con un ejemplo sobre la geometría, “cuando alguien encontró que no debía guiarse por lo que veía en la figura, sino que tenía que producirla por medio de lo que, según conceptos a priori, él mismo había pensado y puesto en ella” (Kant, 2005, p.13). El concepto de certeza está vinculado al concepto de a priori, universal y necesario, y con el conocimiento, es decir, con los juicios sintéticos. Por ello tratará de buscar juicios sintéticos a priori en la metafísica.

La metafísica, según Kant, tenía la responsabilidad de tratar tres cuestiones: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, y la libertad (el mundo). Para comprobar si la metafísica es una ciencia, se deben estudiar los límites de la razón (elementos) y si esta conoce ciertamente el valor de verdad de los tres elementos mencionados previamente a través de juicios sintéticos a priori (método). Esta visión, es una propuesta novedosa, ya que no centra la atención en el objeto de estudio, sino en la capacidad del sujeto racional de conocerlo; esto es lo que se conoce como “giro copernicano”. Un ser racional no es capaz de conocer un objeto en sí mismo, sino cómo se le presenta; así, el conocimiento cierto, universal y necesario que se busca debe tener su mismo origen en el sujeto cognoscente (ser pensante) o noúmeno.

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El estudio de los elementos y el método de Kant se realiza a través de una doctrina trascendental (trascendental entendido como “todo conocimiento que se ocupa, no tanto de los objetos, cuanto de nuestro modo de conocerlos, en cuanto de tal modo ha de ser posible a priori” (Kant, 2005, p.39)). La KrV se divide entre la doctrina trascendental de los elementos, y la doctrina trascendental del método. Para Kant, “nuestro conocimiento surge básicamente de dos fuentes del psiquismo: la primera es la facultad de recibir representaciones (sensibilidad, cuyo objeto es la intuición) y la segunda es la facultad de conocer un objeto a través de esas representaciones (entendimiento, cuyo objeto es el pensamiento)” (Kant, 2005, p.62). Las dos facultades son imprescindibles y el conocimiento únicamente podrá surgir de la unión de ambas. “los pensamientos sin contenido son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas” (Kant, 2005, p.62).

El hecho de que seamos capaces de un conocimiento sintético a priori sugiere que la razón pura es capaz de conocer verdades importantes. Sin embargo, Kant no sigue la metafísica racionalista al afirmar que la razón pura tiene el poder de comprender los misterios del universo. En cambio, sugiere que gran parte de lo que consideramos que es la realidad está moldeado por la mente que percibe. La mente, según Kant, no recibe pasivamente la información que le proporcionan los sentidos. Más bien, moldea activamente y da sentido a esa información. Si todos los eventos de nuestra experiencia tienen lugar en el tiempo, eso se debe a que nuestra mente organiza la experiencia sensorial en una progresión temporal, y si percibimos que algunos eventos causan otros eventos, eso se debe a que nuestra mente da sentido a los eventos en términos de causa y efecto. El argumento de Kant tiene cierto paralelismo con el hecho de que una persona que lleva gafas de sol teñidas de azul ve todo bajo una luz azulada: según Kant, la mente lleva gafas de sol teñidas de tiempo y de causalidad inamovibles, de modo que toda nuestra experiencia tiene lugar necesariamente en tiempo y obedece las leyes de causalidad.

El tiempo y el espacio, argumenta Kant, son intuiciones puras de nuestra facultad de sensibilidad, “todo pensar tiene que hacer referencia, directa o indirectamente, a intuiciones, y por consiguiente, a la sensibilidad” (Kant, 2005, p.42) y los conceptos de la física como la causalidad y la inercia son intuiciones puras de nuestra facultad de comprensión. La experiencia sensorial sólo tiene sentido porque nuestra facultad de

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sensibilidad la procesa, organizándola según nuestras intuiciones de tiempo y espacio. Los eventos que tienen lugar en el espacio y el tiempo seguirían siendo un revoltijo sin sentido si no fuera por nuestra facultad de comprensión, que organiza la experiencia de acuerdo con los conceptos, como la causalidad, que forman los principios de la ciencia natural. La analítica trascendental trata de “descomponer todo nuestro conocimiento a priori en los elementos del conocimiento puro del entendimiento” (Kant, 2005, p.69); a estos elementos se les denomina ‘categorías’ en alusión directa a Aristóteles; hay doce y constituyen “el contenido trascendental a través de la unidad sintética de lo diverso de la intuición” (Kant, 2005, p.77): sintetiza las impresiones sensibles y las categorías en un proceso denominado ‘la unidad sintética de la apercepción’ o ‘yo pienso’.

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