Relativismo Moral
vero.ylonen26 de Octubre de 2014
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Vivimos en una época en donde el hombre, buscando ser “la medida de todas las cosas”, pretende ser el árbitro y medida incluso de los derechos humanos, esos derechos inalienables que nos corresponden a todos los hombres por el hecho de serlo. Maribel German.
El hombre es la medida de todas las cosas....
Hace unos días, estando en una reunión de amigos, salió a la conversación el famoso y trillado tema del aborto. La discusión nos involucró cada vez más a todos. Hubo todo tipo de argumentos y posiciones encontradas: por un lado, el que decía que el aborto es un derecho de la mujer sobre su cuerpo; otros opinaron que la pobreza en nuestro país es tan dramática, que había que practicar el aborto en zonas marginadas (para que no vinieran más niños al mundo a sufrir); unos más argumentaban que el feto no es una persona, sino sólo un conjunto de células; y no faltó el que alegó que desde el momento de la concepción el feto posee toda la información genética propia de un ser humano, y que por tanto tiene derecho a vivir. Posiciones, me parece, con las que nos hemos encontrado todos algún día.
Sin embargo, en un momento de mayor acaloramiento, hubo uno que creyéndose un poco más listo que los demás -y por supuesto más “moderno”-, nos dijo a todos lo siguiente: Pero... ¿por qué discutir?, Ximena tiene su propia verdad sobre el aborto y Pedro la suya; lo más importante en esta vida es ser “tolerante”, porque la verdad es “relativa”. Y con esto pretendió dar fin a la conversación..
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Paradójicamente mi amigo tratando de mostrar una actitud abierta, plural y moderna, no hizo sino afirmar un criterio que planteaba como absoluto y no discutible. Al decir que “la verdad es relativa”, nos ofrecía una “verdad” que nadie podía relativizar ni refutar.
Por otro lado, he de decirle a mi amigo que su actitud “moderna” ante la verdad, no lo es tanto, pues no tiene sus raíces en este siglo, sino en el muy lejano siglo V A.C., cuando Protágoras postulaba la siguiente tesis: “El hombre es la medida de todas las cosas...” , y con ello dio inicio al relativismo intelectual en donde no son las cosas -la realidad- la que posee su propia “medida”, su propio ser; sino que es el hombre el que determina dicha medida y verdad. Por tanto, para que el conocimiento del hombre sea verdadero -según Protágoras-, éste no debe someterse a la realidad, al ser y “medida” de cada cosa, sino que es el intelecto del hombre el que determinará la medida para cada ser.
Ante dicha tesis, podemos preguntarnos: ¿Dónde queda para Protágoras -al igual que para el hombre moderno-, el criterio que garantice la objetividad y universalidad de la verdad? Ese criterio que nos lleva a poder entendernos con el lenguaje, ya que somos capaces de denominar con un mismo nombre al mismo ser, de determinar sus características esenciales y de hacer un concepto universal del mismo. Si cada cual tuviera una percepción diversa y determinara arbitrariamente el ser y “medida” de la realidad, ¿acaso seríamos capaces de comunicarnos los hombres?
A la tesis de Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas...”, responde Platón a manera de crítica: “si el hombre es la medida de todas las cosas, en consecuencia, como a mí me parezca que son las cosas, tales serán para mí, y como a ti te parece que son las cosas, tales son para ti”; de tal modo que, si a Juan le parece que todos los hombres necesitan respirar para vivir, y a Pedro le parece que no es necesario que el hombre respire para que pueda vivir, en efecto, cada uno tendrá una percepción y una “medida” diversa de la realidad, pero también unas consecuencias diferentes.
La pregunta es si la percepción de Pedro o de Juan ¿cambiarán en algo el hecho real de que el ser humano,
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