Reporte Sobre Pachogos

EL PACHUGO Y OTROS EXTREMOS

Cuando crecemos nos vamos conociendo poco a poco, pero cada vez con menos importancia. Se dice que desde que nacemos nos sentimos solos, a los niños y adultos se les olvida y dejan de preocuparse por esas cosas por cuestión de trabajo o juego. Como siempre tienen a alguien a lado físicamente, no se molestan por pensar en esas cosas, ni se deprimen. En cambio en la etapa de la adolescencia es cuando más nos interesa, nos cuestionamos sobre nuestra existencia.En ella, los adolescentes se preocupan por sí mismos, por ver con quien puede contar, necesita sentirse seguros de sí, identificados con el entorno, sobresalir y sentirse que están vivos. Es la etapa donde reflexionan, donde se transforma en problema y pregunta, mediante un estímulo dado. Es así que nuestra identidad se va desarrollando desde niños.

El autor compara la adolescencia con los pueblos, ya que están en una etapa de crecimiento y les pasa lo mismo. Un pueblo se distingue por su cultura, sus creencias, hay quienes comparten una misma población. Y lo que los distinguen a estos del resto no solo es su dudosa originalidad del carácter sino las circunstancias que lo hacen cambiar, la historia.

La preocupación más grande del mexicano es no saber su identidad o mejor dicho no querer saber la realidad de su origen. Y más cuando se trata de una circunstancia particular de no encontrarse en sus propias tierras.

El saber que su origen es ser mexicanos y permanecer en territorios norteamericanos, es no sentirse seguros de sí mismo, conformes, identificados, pretendiendo ser parte de ellos, pero sin querer sale a flote sus raíces. Esto ocurre porque los mexicanos se sienten inferiores a los norteamericanos, todo por su desconfianza acerca de sus capacidades, por su inseguridad de no creerse capases de ser mejor que ellos.

A este tipo de personas, que pretenden ser norteamericanos y son mexicanos se les llama “pachucos”; porque quieren pertenecer a un grupo, adoptar otras costumbres, otros ideales, y que sin querer destaca su origen, y no quieren volver a territorios mexicanos.

El pachuco ha perdido toda su herencia: su lengua, religión, costumbres, creencias. Solo le queda su cuerpo, su alma que se queda en la intemperie. Un ejemplo de cómo se siente un pachuco es una nube que “no acaba de ser, no acaba de desaparecer” (1). Es decir, que todo lo que él pachuco era antes de llegar a territorio norteamericano, está en su interior, guardado y no quiere dar a relucir entre la sociedad su origen. Lo hace sin querer, ya que su propósito es entrar a este tipo de grupo sin pasar por desapercibidos o que los tachen como mexicanos.

Tampoco lo hacen porque alguien se lo pida, simplemente lo hacen por moda, por imitación. Su vestimenta constituye un homenaje a la sociedad que pretende negar.

Saben que sobresalir es peligroso y su conducta no les agrada a las demás personas, son irritables, escandalosos, rebeldes, desordenados, buscan llamar la atención, son perturbadores. Les gusta la libertad, lo prohibido.

Su comportamiento no es nada raro, y tienen una explicación. La soledad es la principal causa de sus actitudes, al igual que la bigambilia; es una parte de su cultura, es eso que recuerdan después

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