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Resumen Del Libro Ensayos Filosoficos De Bertrand Russell


Enviado por   •  7 de Junio de 2013  •  3.022 Palabras (13 Páginas)  •  3.213 Visitas

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RESUMEN DEL LIBRO ENSAYOS FILOSÓFICOS DE BERTRAND RUSSELL

Este libro presenta los ensayos de Bertrand Russell que tratan de la ética y sus elementos, el objeto de la ética, significado del bien y el mal, justo e injusto, determinismo moral, el egoísmo, métodos de valoración de bienes y males, sobre la historia, la ciencia y la hipótesis, el pragmatismo, la concepción de la verdad de William James, la teoría monista de la verdad y sobre la naturaleza de la verdad y la falsedad, presentados en 7 capítulos.

1. LOS ELEMENTOS DE LA ÉTICA

El objeto de la ética

El estudio de la ética se considera muy corrientemente dedicado a las cuestiones: ¿Qué tipo de acciones deben realizar los hombres? Y ¿Qué tipo de acciones deben evitar?

A veces se habla de lo bueno y lo verdadero como reinos independientes, pertenecientes el primero a la ética y el segundo a las ciencias.

Esta concepción, sin embargo, es doblemente defectuosa, pasa por alto el hecho de que el fin de la ética es, por sí mismo, descubrir proposiciones verdaderas acerca de la conducta virtuosa y viciosa.

El objetivo no es la práctica sino las proposiciones sobre la práctica. Por ello, el estudio de la ética no es algo extraño a la ciencia y coordinado con ella: es simplemente una de las ciencias.

Tarea del filósofo es pedir razones mientras se pueda legítimamente exigirlas, y tomar nota de las proposiciones que dan las últimas razones que se pueden alcanzar.

Así, en el caso de la ética, debemos preguntar por qué tales y cuáles acciones deben ser realizadas, y continuar nuestra investigación hacia atrás en busca de razones hasta que lleguemos al tipo de proposición cuya prueba es imposible porque es tan sencilla o tan obvia que no puede hallarse nada más fundamental de lo cual deducirla.

El primer paso por consiguiente en la ética, es dejar muy claro que entendemos por bueno y malo.

El significado de bien y mal

Bien y mal, en el sentido en que se entienden aquí es tas palabras, son ideas que todo el mundo, o casi todo el mundo, posee.

En el caso de bien, el proceso es más difícil, tanto porque la bondad no es perceptible por los sentidos.

Es importante comprender que cuando decimos que algo es bueno en sí mismo, y no simplemente como un medio, atribuimos al objeto una propiedad que pude o no tener, con entera independencia de nuestra opinión sobre la cuestión, de nuestros deseos o de los de otras personas. Muchos hombres se inclinan a pensar que nada hay bueno o malo, sino que tal lo hace nuestro pensamiento.

Así, bueno y malo son cualidades que pertenecen a los objetos independientemente que de nuestras opiniones.

Justo e injusto

La palabra justo es una palabra muy ambigua, y no resulta nada fácil discernir los diversos significados que tiene en el lenguaje común.

Al enjuiciar la conducta, encontramos desde el principio dos métodos ampliamente divergentes; uno de ellos es propugnado por algunos moralistas y el segundo por otros, mientras que quienes carecen de teoría ética ponen en práctica ambos. Uno de estos métodos, el propugnado por los utilitaristas enjuicia la rectitud de una acción por la bondad o maldad de sus consecuencias. El otro método, propugnado por los intuicionistas, la enjuicia en función de la aprobación o desaprobación del sentido moral o conciencia. Creo que es necesario combinar ambas teorías para conseguir una explicación completa de los justo y de lo injusto.

Lo objetivamente justo, por tanto, depende de algún modo de las consecuencias. La suposición más natural, para empezar, sería que el acto objetivamente justo, en cualesquiera circunstancias, es el que tiene mejores consecuencias. Definiremos esto como el acto más afortunado. El acto más afortunado, entonces, será el que produzca el mayor exceso de bien sobre el mal.

Algunos actos justos son mejores cuando proceden de un impulso, podemos decir que un acto es moral cuando se trata de un acto que el agente juzgaría justo tras el grado apropiado de reflexión sincera, o, en el caso de los actos que son mejores si son irreflexivos.

Un acto es inmoral cuando el agente lo juzgaría injusto tras el grado de reflexión apropiada. No es moral ni inmoral, cuando carece de importancia y cuando un pequeños grado de reflexión no basta para mostrar si es justo o injusto.

Podemos resumir: Cuando un hombre se pregunta ¿Qué debo hacer? Se pregunta cuál es la conducta justa en sentido objetivo.

Llamamos acción moral a este segundo tipo de acción justa.

El grado de reflexión apropiado depende de la dificultad y la importancia de la decisión. Y afirmamos que una acción es justa cuando, entre todas las acciones posibles, es la que probablemente tendrá mejores resultados.

Determinismo y Moral

El concepto elemental es la bondad o la maldad intrínsecas.

La acción objetivamente justa, en cualesquiera circunstancias, es la que, si se toman en consideración todos los datos disponibles, nos proporciona la mayor expectativa de efectos buenos probables.

La acción subjetivamente justa o moral es la que sería considerada objetivamente justa por el agente si se dedicara a la cuestión un grado apropiado de reflexión sincera; o en el caso de acciones que deben ser impulsivas, un grado mínimo de reflexión.

Los partidarios de la libertad de la voluntad dicen que el determinismo destruye la moral, puesto que muestra que todas nuestras acciones son inevitables y que, consiguientemente, no merecen ni aplauso ni crítica.

La parte de la ética que se ocupa, no ya de la conducta, sino del significado de bien y mal y de las cosas que son intrínsecamente buenas o malas es absolutamente independiente de la libertad de la voluntad.

Cuando se presentan varias acciones alternativas, lo cierto es que podemos hacer lo que elegimos y elegir lo que queremos. En este sentido, todas las alternativas son posibles. Lo que el determinismo afirma es que nuestra voluntad para elegir esta o aquella alternativa es consecuencia de los antecedentes; pero esto no impide que nuestra voluntad sea, a su vez, causa de otros efectos.

El determinismo, por consiguiente, no anula la distinción entre lo justo y lo injusto. Sin embargo, se afirma que la alabanza, la condena y la responsabilidad quedan anuladas por el determinismo.

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