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SENTIDO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO PROPUESTO POR KANT COMO FUNDAMENTO DE LA ACCIÓN MORAL


Enviado por   •  12 de Mayo de 2014  •  1.659 Palabras (7 Páginas)  •  501 Visitas

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SENTIDO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO PROPUESTO POR KANT COMO FUNDAMENTO DE LA ACCIÓN MORAL.

Realizando un recorrido por el modulo en su segunda unidad es de destacar Kant hace sus inicios partiendo del punto de vista de que la diferencia entre el bien y el mal era algo realmente real, para Kant todos los seres humanos disponemos de la capacidad de razonar en cada momento si algo es bueno o es malo moralmente, por lo tanto la capacidad de distinguir entre el bien y el mal es innata como el resto de cualidades de la razón.

Otro punto de destacar tiene que ver que Kant habla del hombre como aquello que nuca se deja llevar por lo que quiere hacer sino que actúa de acuerdo a normas morales establecidas y que son de carácter universal, o sea que el hombre visto como individuo solo actúa correctamente cuando, reprimiendo sus propios sentimientos, hace lo que se debe y, lo que se debe hacer es actuar siempre conforme a la ley de la razón, la cual se impone a la voluntad, es decir, lo que se nos enseña desde chicos, lo que está bien o está mal en un contexto universal, es lo que preferimos hacer o preferimos evitar, acatando principalmente a la consciencia racional.

Ahora bien al referirnos a tema principal Otra de las destacadas posiciones de Kant tiene que ver con los imperativos, pues advierte que los imperativos morales están presente en la vida.

Es de resaltar que la misión de la Ética es descubrir los rasgos formales que dichos imperativos han de poseer para que percibamos en ellos la forma de la razón y que, por tanto, son normas morales. Para descubrir dichos rasgos formales Kant, propone un procedimiento que expone a través de lo que él denomina “las formulaciones del imperativo categórico”.

Kant introduce el término máxima. Las máximas son los pensamientos que guían nuestra conducta. Quizá se pueda captar mejor en qué consisten si meditamos sobre el siguiente ejemplo, que no es de Kant. Supongamos que puedo apropiarme de algo que no es mío y tengo la absoluta seguridad de que no seré descubierto; si decido quedármelo, estaría comportándome de acuerdo con una máxima que puede expresarse más o menos así: “aprópiate de todo lo que puedas, siempre que no haya peligro”; en cambio, si decido no quedármelo, la máxima que me guiaría puede ser esta otra: “no te apropies de lo ajeno aunque no haya peligro, no es honesto hacerlo”. Lo que Kant nos sugiere es que pongamos a prueba las máximas que podrían regir nuestro obrar, de modo que podamos aclarar cuáles son acordes con las leyes morales y cuáles no. Desde su punto de vista sólo la segunda máxima pasaría el test de moralidad.

Kant muestra la necesidad de construir una ética basada en el análisis de los actos, los cuales deben siempre pretender una finalidad coherente de acuerdo al imperativo categórico como la fuente de la moral. Esto debe ajustarse al conocimiento de la ley natural, la cual debe procurar la información al sujeto para que determine sus actos, de esta manera no se aparte del bien.

Los actos propios deben siempre tender hacia la aspiración de convertir un acto en un universal.

Con el imperativo categórico, Kant da fundamento a su propuesta moral. Esta moral se apoya no en principios teóricos sino en lo que él mismo llama Faktum (hecho moral). Este Faktum manifiesta que la razón pura tiene la posibilidad de ser práctica, con esto se afirma que la razón pura, por sí misma, puede determinar a la voluntad con total independencia de lo empírico. Este hecho moral es inseparable de la conciencia la cual contrae la libertad de la voluntad. Determinada la voluntad por la razón pura se debe de tener en cuenta la naturaleza finita del hombre. En esta naturaleza se encuentra una falta de acuerdo entre la voluntad y la razón ya que muchas veces chocan las inclinaciones de la voluntad o de la sensibilidad a las de la razón. La moralidad, en este caso, no se encuentra ni en la pura sensibilidad ni en la pura razón, sino que, teniendo la persona las dos cosas al mismo tiempo (sensibilidad y razón) se encuentra en la posibilidad de inclinarse por alguna de las dos, en esta posibilidad de elección consiste la libertad y por este hecho de decisión es como el hombre se vuelve moral.

Esta condición del hombre de elegir por las inclinaciones sensibles o por las racionales está guiada por el imperativo categórico. Cada concepto moral está asentado y tiene un origen a priori en la razón. Cuando el hombre actúa por el sentimiento del deber es entonces que se tiene el mérito moral. La esencia de la moralidad se deriva del concepto de ley ya que todo ser racional puede obrar de acuerdo con la idea de ley, es decir, por voluntad.

Es entonces, el imperativo categórico, el principio objetivo, dado que compete a la voluntad, de la ética kantiana. A este principio objetivo se le llama mandamiento de la razón y a la fórmula de dicho mandamiento que señala que una acción es objetivamente necesaria, se le llama imperativo categórico.

La primera fórmula es aquella que dice: "Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal.

Para el la moral es una cuestión de poder querer, de deseo. La primera fórmula del imperativo categórico de la Fundamentación, sólo dice:

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