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Síntesis De La Política De Aristóteles


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  1.695 Palabras (7 Páginas)  •  625 Visitas

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La lectura de los libros I, II y III de la Política de Aristóteles nos introduce en el debate filosófico en donde se confrontan dos modelos. Uno toma como verdad absoluta que el hombre es por naturaleza un “animal político” y Aristóteles nos lo remarca continuamente, y otro modelo que establece que la convención y la razón son las que dictan la superación de una realidad que no se acepta.

El concepto de ciudad a que se refiere el autor va a ser estudiado como Estado, término de la modernidad, para poder abarcar este problema filosófico con mayor amplitud.

Algunos pensadores de su época sostienen que el hombre no es un ser social por naturaleza. Por naturaleza, hombre tiende a ser malo con sus semejantes, lo que se traduce en que las pasiones o los gustos particulares tienden a destruir a todas las personas antes que el fin de lograr una vida en común. Desde esta perspectiva, el hombre no es un animal político por naturaleza sino desde un planteamiento artificial dado por la razón.

De esta manera, no es aceptable la justificación de que unos dominen por naturaleza pues esto llevaría a una pérdida inevitable de libertad para otros. Y si los que son dominados no son libres, tampoco son iguales. Sólo se puede superar esta jerarquía natural que se considera injusta por medio de la figura de un Estado protector que garantiza la igualdad porque no hay referencia fuera de él.

En este punto de vista, se parte del individualismo sin atender a lo que las cosas son por naturaleza. El Estado es lo que sirve para superar la situación que no es deseable por la razón humana. Es decir, se puede dominar y cambiar lo natural porque el Estado no es el resultado de un orden natural sino que se construye desde las ideas, sin admitir ninguna realidad preexistente. Así, los regímenes políticos generan su realidad por votación “libre”. Por tanto todo está sujeto a cambio.

Para otros, la política debe atender a un fin natural. Es la naturaleza, según Aristóteles, lo que fija la finalidad y los límites de la ciudad y de sus ciudadanos. La ciudad es el fin de la evolución de la sociedad no de forma abstracta sino en su realización. Su teoría aparece en un contexto de decadencia y crisis cuya solución para el autor no es el apoyo de fórmulas utópicas, platónicas o idealistas.

Aristóteles soluciona el problema filosófico de la ciudad desde la defensa de las instituciones de su época (por ejemplo de la esclavitud) y ubicando la virtud ética en lo político en el término medio, en un régimen equilibrado y estable, cuyo fin es “la vida bella y feliz”. Una vida en la que se puede desarrollar en plenitud la areté o virtud. Y esta vida perfecta no puede ser alcanzada aisladamente porque el hombre no se puede realizar aisladamente. Sólo en el Estado puede el hombre ser virtuoso y lograr la Eudaimonía (la buena vida).

Por tanto, existe una relación entre la prosperidad del Estado y la vida virtuosa de los ciudadanos.

Desde esta perspectiva, todo está orientado hacia el fin último que es la felicidad, siendo la política lo que aspira al bien máximo que es el bien común porque nadie puede vivir sólo. No se modifica la realidad sino que el Estado asume lo que es natural sin pretender superarlo ni controlarlo. Se entiende que hay algo que cambia y puede cambiar y otras cosas que no cambian ni pueden cambiar.

Ambas perspectivas generan, en mi opinión, una serie de cuestiones.

En primer lugar creo que se puede discutir el dato que dice Aristóteles en lo referente a que el Estado es anterior al hombre y a la familia. Cronológicamente no puede ser así porque el Estado es posterior en el tiempo. Primero aparece la persona, luego se forman familias y después se agrupan en el Estado. Si bien es cierto que una persona o familia no puede ser autosuficiente por sí misma, tampoco podemos saber si se puede “vivir bien” fuera del Estado y de sus leyes. No se puede saber por la razón de que desde el nacimiento (incluyo antes) ya existimos dentro del Estado y para sus leyes, sin poder elegir no pertenecer a un Estado.

Además, el hecho de considerar al Estado como una prolongación en cantidad de personas (de la unidad a la comunidad) no significa que a mayor número de personas suponga una mayor calidad de vida ni tenga que predisponer a la felicidad.

En segundo lugar se plantea el problema de asumir parte o toda la política de un régimen. Si a lo que se aspira, como dice Platón, es a la unidad absoluta (todo en común) surgiría un problema personal al no haber propiedad privada, espacios de discusión y crítica interna como contribución al bien común.

Aristóteles en este libro que escribió precisamente critica a los que como Platón pretenden construir una comunidad como unidad cerrada y homogénea, con un falso consenso que vería cualquier cuestionamiento político como un riesgo para el sistema y una amenaza para la convivencia. Acabaríamos en un sistema dónde todo es de todos o nada es de nadie (problema de la “comunidad de mujeres”), tipo comuna hippy, que nos llevaría al descontrol. Para Aristóteles el exceso

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