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Taller de Investigación y Escritura Filosófica


Enviado por   •  11 de Marzo de 2019  •  Ensayos  •  1.984 Palabras (8 Páginas)  •  79 Visitas

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Facultad de Humanidades

Departamento de Filosofía

Profesorado en Filosofía

Nombre Y Apellido: David Nicolás Morales

M.U: 074

Fecha: 04/09/16

Cátedra: Taller de Investigación y Escritura Filosófica

Profesora: Elsa Ponce

*Producir un ensayo que contenga en posicionamiento sobre qué idea de filosofía inspira su tema de investigación, qué autores va a trabajar para ello, que interrogantes pretende disimir con el trabajo. En el desarrollo deben aparecer interrelaciones con todos los textos indicados hasta ahora.

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      Es la primera vez que intento escribir; espero que no se mal entienda, no es mi primera vez escribiendo, sino, que esta vez lo hago de forma “académica” siguiendo ciertas pautas a las que todavía no estoy acostumbrado. Lo único que espero, es poder terminar el ensayo de la mejor manera posible, porque de lo contrario, no voy a poder aprobar la asignatura. Parte importante de este trabajo es mi inspiración sobre algunas teorías de la Escuela de Frankfurt. Por ejemplo con la lectura de “La Dialéctica de la Ilustración” de Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, más concretamente con el capítulo «La industria cultural: Ilustración como engaño de masas». El cual está  dirigido contra la creciente influencia de la industria del entretenimiento, la comercialización del arte y la uniformización totalizante de la «cultura». Con tintes de pesimismo cultural, y posición escéptica hacia los nuevos medios como la radiodifusión o el cine. Esta posición tajante de los intelectuales frankfurtianos me llevó a leer parte de los escritos producidos por este grupo de filósofos; especialmente en este trabajo me voy a centrar en la obra de Herbert Marcuse titulada  “El Hombre Unimensional”. Y antes de comenzar el desarrollo del escrito, quiero hacer referencia a las “Cuatros modalidades de discurso filosófico” de Michel Foucault, apuntando que el trabajo está escrito de una manera técnica, porque intento relacionar varias teorías para dejar, en última instancia, un interrogante abierto.

    El objetivo de este trabajo es contrastar la idea de Marcuse referente a las necesidades verdaderas y falsas desarrolladas en su obra titulada “El Hombre Unidimensional”, teniendo en cuenta el carácter crítico del mismo a la sociedad industrial avanzada; relacionándolo con una breve escena de la famosa serie Mr. Robot, aquella donde el protagonista principal (Elliot) se encuentra en la sesión de terapia con su psicóloga(Krista);  en la cual podemos ver como Krista le pregunta a Elliot: “¿Qué es lo que te decepciona tanto de la sociedad?” La respuesta a este interrogante planteado por parte de la psicóloga, es lo que me interesa analizar, basándome en las siguientes preguntas que van a guiar el trabajo en cuestión: ¿Por qué aun sabiendo que las necesidades de consumo son preestablecidas históricamente seguimos consumiendo sin preocupación alguna? ¿Hay "libertad" en la elección personal? [pic 1]

     Elliot responde contundentemente a la pregunta realizada por Krista, pero la respuesta  es escuchada solo por él y el espectador; ya que no le responde directamente a la psicóloga. Elliot denuncia cómo la sociedad industrial contemporánea está inmersa en un mundo que es totalmente falso, donde nuestras vidas están controladas en su totalidad, donde es mejor “No pretender” porque somos cobardes, donde enmascaramos nuestra derecho de intimidad en un perfil de facebook; En la particular respuesta de Elliot podemos encontrar una cierta  relación con la idea de las necesidades verdaderas y falsas que Marcuse plantea en su libro “El Hombre Unimensional”. En su obra Marcuse muestra cómo “La intensidad, la satisfacción y hasta el carácter de las necesidades humanas, más allá del nivel biológico, han sido siempre pre condicionadas. Se conciba o no como una necesidad, la posibilidad de hacer o dejar de hacer, de disfrutar o destruir, de poseer o rechazar algo, ello depende de si puede o no ser vista como deseable y necesaria para las instituciones e intereses predominantes de la sociedad. En este sentido, las necesidades humanas son necesidades históricas y, en la medida en que la sociedad exige el desarrollo represivo del individuo, sus mismas necesidades y sus pretensiones de satisfacción están sujetas a pautas críticas superiores”. (Marcuse, 1993: 34).

   Marcuse en su análisis divide a las necesidades en verdaderas y falsas; falsas son aquellas que “intereses sociales particulares imponen al individuo para su represión: las necesidades que perpetúan el esfuerzo, la agresividad, la miseria y la injusticia”. (Marcuse, 1993: 35) Estas necesidades tienen un contenido y una función social, determinadas por poderes externos sobre los que el individuo no tiene ningún control. Marcuse nos dice “la gente se reconoce en sus mercancías; encuentra su alma en su automóvil, en su aparato de alta fidelidad, su casa, su equipo de cocina” (Marcuse, 1993: 39). Ciertamente la teoría está relacionada con la respuesta dada por Elliot, cuando remarca el carácter represivo de la sociedad que no tiene pretensiones, haciendo referencia a la publicidad, a las redes sociales y las grandes empresas. Estas necesidades en palabras de Marcuse son “falsas”, porque esa es la  finalidad de las corporaciones, hacer de nuestros deseos un negocio. Las únicas necesidades que podrían calificarse como verdaderas son aquellas que reclaman satisfacción, es decir, las vitales; por ejemplo, la vestimenta, el alimento, etc. Pero que a su vez, estas son necesarias para la satisfacción de todas las necesidades. La «verdad» y la «falsedad» de las necesidades designan condiciones objetivas en la medida en que la satisfacción universal de las necesidades vitales y, más allá de ella, la progresiva mitigación del trabajo y la miseria, son normas universalmente válidas.”(Marcuse, 1993: 36)  En tanto normas históricas se pueden definir en (mayor o menor) contradicción con las normas predominantes. “En última instancia, la pregunta sobre cuáles son las necesidades verdaderas o falsas sólo puede ser resuelta por los mismos individuos, pero sólo en última instancia; esto es, siempre y cuando tengan la libertad para dar su propia respuesta, mientras se les mantenga manipulado y adoctrinado hasta en los instintos, su respuesta no es propia de ellos” (Marcuse, 1993: 36). Entonces cabe preguntarnos ¿cómo hacer  para  que los hombres que fueron objeto de una dominación efectiva puedan crear condiciones de libertad? Este es un rasgo primordial en la civilización industrial avanzada; la sofocación de las libertades, que bajo “un gobierno totalizante puede convertirse en un poderoso instrumento de dominación.”(Marcuse, 1993: 37) Y es aquí donde nos topamos con el carácter más “perturbador de la civilización industrial avanzada: El carácter racional de su irracionalidad” (Marcuse, 1993: 39) donde el mercado produce e incrementa las comodidades de manera efectiva, donde los individuos pueden estar hasta en cierta forma felices con los bienes y servicios dados por la empresas administrativas. Para entender un poco más las formas en las que el mercado trabaja, me parece oportuno traer a colación algunas teorías económicas; Milton y Rose Friedman (1993) en “Libertad de Elegir”  nos explican que la característica esencial de una economía de libre mercado es que todo intercambio se produzca. En este sentido, cuando nos encontramos en una economía en que hay libertad de precios, no importa la nacionalidad del país en el que ha sido producido el bien, tampoco importa  si entre los productores se llevan bien o mal, lo único que interesa  es exclusivamente el menor precio posible para poder obtener el bien de la forma más asequible y con el objetivo de poder venderlo; por su parte el productor llevará a cabo su producción intentando utilizar los mínimos recursos posibles.  En palabras de Milton y Rose Friedman “la cooperación, y no el conflicto, es la regla”. (Friedman, 1993: 81) En otro sentido John K. Galbraith examina los imperativos de la demanda del consumidor. Según Galbraith la elevada producción ha garantizado una seguridad económica, pero destaca que esa producción “no tiene por qué estar relacionada con la reducción de la desigualdad o el aumento del empleo” (Galbraith, 1992: 139). La urgencia es satisfacer las demandas del consumidor; si antes las personas tenían interés es proveerse de alimentos, casa y vestido, ahora la preocupación es tener coches más elegantes, vestidos más románticos o diversiones más sofisticadas. Galbraith dice que la teoría que defiende esos deseos de consumo y la producción que los fabrica quizás esté bien vista pero "es ilógica y descocada hasta extremos que llegan a ser peligrosos"(Galbraith, 1992: 140). Friedman como Galbraith en sus análisis muestran cómo el mercado está inscripto en las sociedades contemporáneas. Friedman responde a políticas puramente liberales del mercado haciendo hincapié en la cooperación de las negociaciones; mientras que Galbraith pone el acento en las demandas del consumidor. En cierta forma, hice este recorrido para mostrar cómo el mercado está presente en todos los ámbitos, pero lo más peligroso es la forma sutil en la que está presente, por un lado, buscando la mejor negociación evitando la intervención del Estado y simultáneamente alentando las demandas de los individuos. [pic 2]

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