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Tema: Creencias.


Enviado por   •  5 de Julio de 2018  •  Ensayos  •  1.509 Palabras (7 Páginas)  •  215 Visitas

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Tema: Creencias.

Yo soy creyente de la religión católica. En la actualidad creo que hay un dios que se encarga de observar cómo está el mundo y que  nos cuida. Aunque creo más en La virgen de Guadalupe que en Dios, porque a mi parecer todos somos hijos de ella, y ella me brinda la protección necesaria para sentir que no todo está mal, que hay esperanza y que siempre estará ahí para cuidarme de todo mal. Precisamente, yo soy creyente por que espero la protección de alguien más, alguien que yo no puedo ver, escuchar ni tocar, pero que yo sé que ese algo o alguien siempre está cerca de mí para protegerme ante todo mal. Siento que en algún punto de mi vida voy a dejar de creer; el día que en si la religión deje de acomodarse a mi moral, y se vuelvan sus normas un tanto tontas para mí, va a ser el día que deje de creer totalmente en algo.

Creo en esto porque mis padres me lo inculcaron desde pequeña. Desde pequeña he estado en contacto con la religión católica; asistía al catecismo, de vez en cuando iba a la iglesia, y realice los determinados tramites por así decirlo (bautizo, primera comunión, confirmación) para ser parte de esta religión. Tengo familiares que creen en otro tipo de religión que yo, pero desde pequeña yo me sentí más cómoda con la religión católica, lo que consistía el creer en esto y la verdad es que hasta la actualidad me ha funcionado y me siento en paz con lo que creo. Pero en si yo creo en la religión católica por la influencia que tienen mis padres sobre mi (principalmente mi madre). ¿Por qué creo en esto?, aparte, dejando de lado la influencia de mis padres sobre el tipo de creencia religiosa, creo en esto porque me brinda un sentimiento de seguridad, de esperanza y algún sentido a ciertos aspectos de mi vida y cosas que pasan a mi alrededor. Sinceramente me molesta mucho el sistema o estructura de ciertas iglesias que mandan a creyentes para que hagan que crean en lo que ellos creen; ósea, deja que cada quien crea en lo que se le dé la gana y tu vive tu vida como quieras, creyendo en lo que crees, pero no pienses ni quieras que todo el mundo este o va a estar de acuerdo con tus creencias

Mi sistema de creencias es de la siguiente manera. Yo creo que hay algo más que nosotros, algo espiritual; Dios y La virgen María es en lo único que creo, obviamente no creo mucho en la existencia de los santos ni en la estructura y logística de la iglesia. Antes me funcionaba como estaba todo (la iglesia) y no le veía problema, al fin y al cabo, yo creía que un padre estaba en lo correcto ya que dios le había permitido o dado el conocimiento para que esta persona funcionara como interventor a la hora de transmitir su palabra. Con el tiempo, mediante iba creciendo, me informaba mejor en qué consistía la iglesia, la religión en sí, la ortodoxia de todo esto, noticias sobre esta, y me daba, o me doy cuenta que varias cosas en si de lo que es la iglesia católica no encajaba con mi moral, o no me sentía cómoda, simplemente no lo aceptaba; así que si antes asistía de vez en cuando a la iglesia, en la actualidad, ya no asisto; En primera, porque no le doy ni el tiempo ni la importancia que le daba anteriormente, y en segunda, porque realmente yo no estoy de acuerdo con toda la ortodoxia de la iglesia. Ya no se cumple como lo dictaminaba anteriormente la historia de esta, y muchas veces ya se está haciendo puro dinero y espectáculo esto de la religión. Mi sistema de creencias consiste, en que no necesito asistir a la iglesia, no tengo que dar diezmo, no tengo que rezar todos los días y no tengo que tratar de convencer a la gente de que crea en lo que yo creo para ser una buena persona. Yo soy una buena persona, me preocupo por los demás, pienso en los demás, tengo fe y esperanza de que Dios y La Virgen María siempre estén ahí para ayudar a ir por un camino de bien, y estoy en paz conmigo misma.

La historia de la Iglesia Católica se remonta a los días de Jesús de Nazaret, en que acompañado de sus doce apóstoles más cercanos y de los otros 60, esparce por todo las poblaciones judías la Buena Nueva. Posteriormente según lo relatan los escritos bíblicos, después de la resurrección y ascensión del Señor al cielo, les promete a sus discípulos que les enviará al paráclito o espíritu consolador y abogado que velará por ellos hasta que Cristo vuelva. El día de Pentecostés, cincuenta días después de la resurrección del Señor, viene el Espíritu Santo sobre los apóstoles y les da la fuerza de vencer el miedo de ser capturados y martirizados por los judíos y los romanos. Pedro, cabeza de la iglesia naciente toma la palabra e inicia con el Kerigma (primera proclama de Jesús de Nazaret como el Cristo) denunciando la muerte del Hijo de Dios. Ya desaparecido el miedo comienza la más grande revolución en la historia de la humanidad realizada por gente humilde en su mayoría, sin más conocimiento de Dios y de las escrituras que las que Jesucristo les había transmitido. Apoyados en su Fe y su amor por Cristo, comienzan la tarea que Cristo les había encomendado, esparcir la buena nueva a toda criatura en el mundo. La Iglesia después de los movimientos reformistas entró en una etapa de reencontrarse a sí misma y de redirigir el timón de su misión real en la tierra. Esta etapa está marcada por la revolución francesa y las I y II guerras mundiales que trajeron mucho dolor y muerte al mundo. Estos acontecimientos han marcado grandemente una reflexión profunda y han reestructurado el trabajo eclesial. Ahora la iglesia está más enfocada en atender las necesidades espirituales y materiales del desposeído, del que sufre y necesita ayuda. La iglesia católica sigue con su misión de llevar el evangelio a toda criatura y es la única que se ha mantenido sin variantes desde el tiempo de Jesús, perpetuando las tradiciones y la palabra, vida y obra de Jesús de Nazaret. Está marcada por los concilios y donde se han ventilado no solo casos religiosos, sino también de la forma de vida de las personas y sus necesidades. Ya la iglesia no se centra sobre sí misma, sino que enrumba sus fuerzas sobre la razón de su existencia, el servicio a la humanidad y a la evangelización del mundo. La Iglesia después del Concilio Vaticano II, se abre al pueblo y permite la participación activa del pueblo en sus celebraciones, ahora ya el sacerdote se vuelve uno más entre el pueblo y emergen los diferentes movimientos dentro del cuerpo de la iglesia. Estos movimientos revitalizan e impulsan a la juventud y hacen crecer la feligresía.

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