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Valores y contravalores en la sociedad de plusvalia.

SofiaAcevesSíntesis23 de Marzo de 2016

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VALORES Y CONTRAVALORES

INTRODUCCIÓN

La cuestión principal que se plantea en este libro es el por qué los valores no serían posibles en una sociedad de mercado, la cual atrofiaría toda capacidad de valoración del moderno homo oeconomicus.

Sería muy fácil saber si estamos viviendo una crisis de valores en cuanto esta sociedad moderna tratara de enseñar los valores, ya que un valor que se enseña dejaría de serlo.

En realidad se pretende demostrar que la aparente crisis de valores que nuestra sociedad vive día a día, es en realidad el síntoma de una terrible y preocupante crisis de sociedad o de valoración. ¿Y por qué sucede esto? Bueno, la respuesta más sencilla es porque una sociedad dominada por la plusvalía del capital no admite otros valores en ella.

I. ETHOS SOCIAL DE LOS VALORES Y SU VALORACIÓN

1.- Los valores y su valoración

No hay valores si no son valorados ¿Pero por qué sucede esto? Los valores son cualidades de hechos y cosas, de las realidades y fenómenos que pasan día a día en una sociedad, y estos hechos y realidades se convierten en valores al momento de adquirir su cualidad, y esto sucede siempre cuando sean valorados ya que solo son productos de una valoración.

Cada sociedad, pueblo o clase social crean y transmiten sus valores de generación en generación. Y jamás podrá existir una sociedad sin cultura y sin valores o al menos sin un sistema ético, ya que esto es lo que diferencian a una sociedad de cualquier otra.

¿Y dónde queda a moral? La moral tiene más bien un carácter individual y hasta religioso, ya que depende de las creencias y costumbres de cada persona.

Más allá de lo que es una sociedad, los valores representan el deber y ser de dicha sociedad, y cada una de ellas siempre se regula por dos tipos de estructuras normativas, que son: el orden simbólico y el orden estratégico.

El orden simbólico es el que da respuesta a la visión de la sociedad tiene de sí misma y que es necesaria para su propia reproducción. Y el orden estratégico es el que se encarga de cubrir las exigencias y estímulos que regulan su reproducción y desarrollo de materiales.

A lo largo de la historia hubo sociedades alrededor del mundo donde el orden simbólico predominó sobre el estratégico, y esto dio lugar a culturas y movimientos civilizatorios que son diferentes de aquellas sociedades donde se impuso el orden estratégico.

En cambio en la sociedad moderna, la violencia con la que se impone el orden estratégico tiende a debilitar, y liquidar el orden simbólico. Y lamentablemente sucede esto con el orden que los valores que siempre hizo satisfactoria y feliz la convivencia social entre los hombres.

El valor integra una realidad objetiva y una dimensión subjetiva (su valoración), ya que los valores no existen en cuanto valores si no son valorados. Esto quiere decir que toda sociedad convierte en valores todas aquellas realidades, que contribuyen al desarrollo de sus condiciones de existencia, y de la condición humana en general. Y según esto, la valoración de los valores posee una doble dimensión humana y social, que se conforma por los vínculos sociales de la misma. Esto significa que la percepción de los valores comienza en una razón práctica, y que los valores poder ser universales.

Para que pueda existir un proceso de valoración tiene que intervenir una creencia colectiva, y así tendría sentido para una persona como para toda una sociedad. Y después de todo esto podemos sacar la conclusión de que la valoración de ciertas realidades humanas y sociales es lo que en realidad las convierte en valores.

Los hombres nacen libres, pero sólo cada sociedad en particular puede garantizar las condiciones y procura que tenga los medios necesarios para poner en práctica la libertad, y sin esto la libertad sería un principio o postulado, pero no una realidad objetiva.

Actualmente, en muchos países, y en especial en los que tienen una tradición liberal, como en Estados Unidos e Inglaterra, han llegado a quitar o desaparecer libertades de las personas gracias a una excesiva valoración de la seguridad contra el antiterrorismo.

Sin embargo, los valores se diferencian de las normas y las leyes de una sociedad, ya que la si fuera obligatorio ejercerlos o inculcarlos dejarían de ser valores. Y en primer lugar, todas las sociedades son humanas, y los valores que todas ellas han ido creando y cultivando a lo largo de la historia se han convertido en un capital civilizatorio de valores acumulados, de los que todos pueden participar, incluso si la forma de compartir estos valores pueda ser diferente entre distintas sociedades, culturas y épocas históricas. Esto demuestra que muchos valores nunca dejarán de ser valorados. Los valores de una sociedad podrían ser compartidos y apropiados por cualquier otra, así como transmitidos y valorados de manera muy distinta, pero mientras nunca dejen de ser valorados, estos siempre estarán presente dentro de nuestra sociedad.

La cuestión de los valores es tan ética como social, es por eso que una crisis de valores no puede dejar de ser una crisis de vínculo social. Es por ello que entre más fuertes son los vínculos sociales dentro de un pueblo, será mayor la producción de valores en la sociedad mientras sea compartida su valoración.

En la actualidad, las fuerzas históricas nos imponen comportamientos que nos exigen seguridad y no de libertad, y estas mismas fuerzas imponen de manera de manera predominante los intercambios mercantiles y monetarios sobre todas las cosas y posibles intercambios, es decir, intercambios de valores.

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2.- Los valores y su reconocimiento

Los valores son valorados por lo que son mientras sean reconocidos como tales y no como una norma. Ese reconocimiento significa que la identificación de los valores no es ajena al reconocimiento mutuo, que tiene lugar entre las personas que integran un grupo social y que ayuda a construir un vínculo social. Y esto sucede ya que permite conocer a los otros no como objetos si no como personas.

Normalmente como personas participamos en la vida social colocándonos en la posición de quienes han aprendido a comprender los deseos, las actitudes y los pensamientos como motivos de sus acciones. Y sí por el contrario una persona fracasa al querer adoptar la visión o perspectiva del otro, se quebraría el vínculo racional de la interacción humana, ya que este no está mediado por la  comprensión de los motivos de nuestras acciones.

Si nosotros tenemos una buena actitud ante todo y más para ser empáticos, es decir que podamos conocer la realidad desde la perspectiva del otro como persona, esto nos ayudaría muchísimo para tener apertura y disposiciones valorativas de nuestra realidad social.

Los valores sirven de equilibrio o mediación entre las relaciones personales que se tienen en una sociedad, es por esto que no es necesario su conocimiento, si no que se reconozcan como tales. Los valores, como “todos los objetos sociales no son cosas si no relaciones entre los mismos hombres” (Georg Lukács).

Un hecho o realidad social es un valor, porque es producto y productor de una mediación de reconocimientos entre personas en cuanto sujetos. “La actitud comunicacional propia de quien adopta la perspectiva de otro, indica lo que tiene de específico de la conducta humana” (ibíd.p.52.).

Esto permitirá explicar por qué en una sociedad de mercado, donde todo, hasta incluso las personas, con “cosas” y mercancías, donde la subjetividad de las personas queda atrofiada al ser conocidas y tratadas como objetos o cosas, y por consiguiente objeto de ofertas y demandas, de compra y venta, y por esto es imposible el reconocimiento de las personas y de los valores.

Sólo son posibles los alores y su valoración en aquella sociedad o pueblo donde este tránsito “del yo al nosotros” se encuentra garantizado porque para que un sujeto se reconozca a sí mismo como persona con deberes concretos y virtudes, precisa el reconocimiento de otros sujetos en el seno de una comunidad.

En conclusión un pueblo deja de valorar sus valores, por ejemplo la libertad, o en otras palabras la libertad deja de ser un valor para una sociedad, cuando la libertad ya no es compartida y respetada, ella misma deja de producir cohesión social y de reproducir vínculos sociales. En definitiva, cuando ya no se reconoce por lo que es en realidad, deja de tener un sentido de normar las conductas e instituciones sociales, porque en definitiva las mismas personas ni se reconocen ni se identifican con la libertad, y lo que es pero es que deja de ser una forma y un medio de reconocer al otro en cuanto persona, en su subjetividad.

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3.- La transmisión como valor y valoración

No es casual que la educación actual y las modernas pedagogías hayan olvidado tanto un hecho como es la transmisión en todo proceso educativo y sobre todo de socialización. Más aún orientadas hacia un autismo educativo basado en el auto aprendizaje y en el auto enseñanza, tratan de eliminar el factor esencial en la transmisión educativa, es decir, la relación al otro.

A diferencia de otras pedagogías y modelos educativos, casi exclusivamente centrados en las didácticas del conocimiento, en la enseñanza, aprendizaje y comunicación de informaciones y datos, la transmisión posee una dimensión relacional, que siendo precisamente la que se ha perdido, es la que construye la capacidad de valoración de cada persona. “La transmisión consiste no tanto en los contenidos que transmite cuando ante todo en el acto de transmitir, es decir en el carácter relacional de su acción” (Cfr. Pierre Legendre).

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