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Análisis del capítulo cinco del libro: “Modernidad y blanquitud” de Bolívar Echeverría

Claudia773Ensayo13 de Febrero de 2017

972 Palabras (4 Páginas)641 Visitas

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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL[pic 1][pic 2]

ESCUELA SUPERIOR DE COMERCIO Y ADMINISTRACIÓN

UNIDAD TEPEPAN

UNIDAD DE APRENDIZAJE: ESTUDIOS REGIONALES DE NORTE AMÉRICA

FACILITADOR: AGUSTÍN ONOFRE

SEMESTRE: 

GRUPO: 3NVD

Análisis del capítulo cinco del libro: “Modernidad y blanquitud” de Bolívar Echeverría

INTEGRANTE

CORDERO GALLEGOS CLAUDIA IVETTE

CIUDAD DE MÉXICO

06 DE SEPTIEMBRE DEL 2016


INTRODUCCIÓN

En un intento por explicar la tendencia a la “americanización”, el autor Bolívar Echeverría, desarrolla un capítulo completo para plasmar el análisis que él logra desarrollar a partir de las diferencias ideológicas provenientes de las dos civilizaciones modernas que en algún momento enfrentaron sus principios; por un lado se encuentra la línea europea de la civilización moderna (“impura”), mientras que por el otro lado se tiene la línea americana de la civilización moderna (“pura”); las dos distinguidas en un principio por la apariencia puramente doctrinal: cristianos frente a colonos puritanos, sin embargo, la verdadera diferencia planteada en el texto, radica en el modo de producir la riqueza social: mientras que en la línea europea se respeta lo “natural”, la línea americana, por el contrario, sólo encuentra lo “natural” como un medio inagotable para obtener riquezas. Partiendo de estas aseveraciones, se explica por qué la línea americana ha logrado posicionarse al redor del mundo, siendo adoptada por culturas y civilizaciones enteras.

DESARROLLO

En este sentido, se descubren los nuevos valores de uso, valores que son desarrollados a partir de la proyección, en donde la naturaleza solamente es considerada como una fuente inagotable, encontrando la justificación a este argumento en la costumbre de catalogar y reducir a la naturaleza a un “menú” de oportunidades que brinda gratuitamente su propia parte a ésta dinámica, y en donde, además, se tienen participantes que más allá de aprovechar el sistema, lo propician, ya que, son propietarios privados enriquecidos en dinero que, obviamente, se encuentran renuentes a romper con el sistema de necesidades ya establecido. Sin embargo, esta línea americana no se refugia solamente en la participación de los agentes, sino que, va más allá de las creencias y el rezago cultural-religioso heredado por la ideología implantada en siglos anteriores, teniendo como el ejemplo más claro la búsqueda de la salvación eterna a través de la entrega compulsiva al trabajo productivo, así como la reafirmación al argumento: “es preferible seguir pagando con la renuncia al disfrute, con la sangre y el sudor de la frente, la deuda contraída con Jesucristo”, fortaleciendo y generando así la cadena productiva que alimenta los intereses de esta “americanización”, y lo más grave radica en el final fatal que se puede vislumbrar: el uso monstruoso de recursos y la dinámica en la que se vive actualmente, no funciona a favor de la alimentación de la vida, sino, encausa un camino para lograr el suicidio del ser humano.

Por otro lado, con toda la intención de hacer funcionar este sistema, se hizo uso de estrategias para acabar con la identidad de las sociedades, y así, por medio del progresismo se eliminaron todos los obstáculos que refrenaban la modernidad, aprovechándose del sometimiento bajo la “forma de valor”, todo esto con el disfraz del “American Dream”. Así, se propició el uso de diversas tecnologías adaptadas a las “necesidades” generadas por la línea americana, tal como fue el automóvil individual, que ya no sólo cumplía con la satisfacción de la necesidad de transportación, sino que, ahora respondía a una necesidad del capital, el cual tiene su origen en el argumento de que la saciedad que viene con el consumo abundante permitido por una cierta cantidad de dinero brinda satisfacción de quien tiene dicho poder adquisitivo, dando paso así al fenómeno denominado “consumismo”, que más allá de permitirle desarrollarse en todos los ámbitos posibles, lo encasillan como un ser “cortado a imagen y semejanza de la mercancía-capital”, dejándolo completamente sin herramientas para poder enfrentarse al comportamiento y sentimiento provocado por este sistema, en donde, se considera próximo a alcanzar al fin su autorrealización plena valiéndose de subsumir de manera completa y absoluta la forma natural del proceso de producción/consumo de bienes.

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