Brasilia
loyolluisTesis14 de Octubre de 2013
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Localización: En el latinoamericano país de Brasil se encuentra su capital Brasilia. Se ubica entre las ciudades de Formosa, Pirenópolis, Luziania, Sao Antonio do descoberto y Planaltina.
Brasilia es un Distrito Federal, y se encuentra rodeada de los estados de Minas gerais y Goías; Su posición geográfica es de:
latitud 15º46´46″S
longitud 47º2´5″W
altitud 1172 m
El área de Brasilia es de 5814 km2 y su temperatura media anual es de 20.5 grados centígrados. La función de la capital es meramente administrativa y de servicios. La población al año 2000 se contabilizó en 2,043,169 habitantes.
La ubicación geográfica de Brasilia es sumamente importante, se intento colocar a la capital en un lugar apartado de las costas para evitar cualquier contratiempo, como un ataque naval, protegiendo así los poderes del estado de un colapso de mando.
Debido a que la capital tiene que ser un enlace en todo el país y por condiciones inherentes al proyecto, Brasilia es un punto neurálgico como se muestra en la siguiente ilustración donde se denota la cercanía con muchas de las ciudades importantes:
Historia:
Río ya no es la capital del país. La campaña para trasladar la sede del gobierno al interior comenzó en 1596. Pero la idea de fundar una capital como Brasilia fue gestada hace más de un siglo. Concebíase el traslado como una especie de éxodo hacia la tierra de Canaán, acto genial que, como por obra de magia, resolvería todos los problemas del país. Una capital en el interior sería una representación romántica de las largas marchas de banderiantes a través del desierto para llevar la civilización a las regiones más remotas, hasta la lejana frontera occidental, la conversión en realidad del mito de la ciudad de oro donde todos encontrarían riquezas y oportunidades. Contemplada desde un plano más mundano, una capital central ofrecería mejores condiciones de vida, no tentaría con tantas diversiones a los burócratas y contribuiría al desarrollo de esas vastas y vírgenes regiones que durante tanto tiempo han preocupado al Brasil.
Uno de los primeros caudillos que soñó con una capital así fue José Bonifacio, consejero de Pedro I en la segunda década del siglo XIX. Y hasta es posible que haya inventado el nombre de Brasilia. A mediados del siglo XIX, el historiador brasileño Francisco Adolfo de Varnhagen propugnó también la fundación de la ciudad capital en un imaginario punto convergente de los principales sistemas fluviales del Brasil: Amazonas, Paraná y São Francisco. Varnhagen situó su fabulosa ciudad en el lugar, más o menos, que hoy ocupa Brasilia. La primera Constitución promulgada por la República en 1891 dispuso el delineamiento de un cuadrilátero en la meseta central como futuro asiento de un distrito federal. Cuando en 1945 concluyó la dictadura de Vargas, una nueva Constitución estipuló el traslado de la capital a una ciudad ubicada, convenientemente, dentro del cuadrilátero de marras, en el estado de Goiás, y ordenó que se formara una comisión para preparar el cambio. Todos los escritores oportunistas y todo candidato a un puesto político ansiosos de lograr popularidad, llamaron “gruñones” a quienes insistían en aferrarse a la costa y hacer de lado el fértil del corazón del país.Cuando en 1956 Juscelino Kubitschek ascendió al poder, quiso que su período presidencial se distinguiera por alguna obra pública inolvidable. Y una de las primeras cosas que hizo fue anunciar que por fin se construiría la soñada capital. Las dos cámaras legislaturas aprobaron, casi sin objeciones, una ley que hizo factible el proyecto: y el gobierno resolvió edificar la metrópoli en la planicie inhóspita donde ahora se levanta Brasilia. Por supuesto, debe reconocerse que Kubitschek para ser un simple estadista, tenía gustos arquitectónicos de lo más refinados.
Oscar Niemeyer, arquitecto brasileño de prestigio mundial, había sido íntimo amigo suyo y durante muchos años diseñó, por su cuenta, varios edificios públicos para la nueva capital. Además, ordenó que no se construyera ningún otro edificio antes de que Niemeyer aprobara los planos. El plano urbano, que dio a la ciudad el aspecto de un aeroplano o de un pájaro, fue obra de Lucio costa, decano de los arquitectos brasileños, amigo y ex profesor de Niemeyer.
No había ferrocarriles hasta el lugar asignado a la capital, únicamente caminos de grava. La economía brasileña andaba muy mal, pero Kubitschek, a pesar de todo, emprendió la realización de su plan monumental y puso manos a la obra. Fue menester transportar en avión muchos de los materiales de construcción a un costo exorbitante. No tardaron en aparecer ciudades “satélites”, auténticos hacinamientos de casuchas para obreros inmigrantes. Luego surgieron múltiples dificultades, pero Kubitschek -optimista, dinámico y entusiasta- rehusó reconocerlas. Y con gran algarabía, el gobierno se instaló en la nueva capital en 1960.Brasilia ha costado al país, según se estima, algo así como mil millones de dólares, y aún no está terminada. Pero a pesar de todo, este enorme gasto de energía y dinero ha empezado ya ejercer en la economía del interior del Brasil la influencia benéfica que predijeron sus proponentes. Están prosperando ciudades tales como Goiâna y Uberlândia, que se encuentran aproximadamente entre Brasilia y São Paulo. En Belo Horizonte, escala en el camino entre Brasilia y Río, se Juscelino Kubitschek de Oliveira
Nacido en Diamantina, Minas Gerais, en Septiembre 12, 1902, Juscelino Kubitschek se mudo a Belo Horizonte en 1921, donde se graduó de medicina en 1927. En 1931 se casó con Sarah Luiza Gomes de Lemos. Empezó su carrera política en 1934, Donde fue escogido como el jefe del staff de los 10 interventores federales en Minas Gerais, Benedito Valadares Fue electo ese mismo año como jefe de los representantes. El no terminó hasta el final de su encargo, sin embargo, en 1937, con el advenimiento del “Estado Novo” (Nuevo estado), fue forzado a regresar a su profesión medica.
Nombrado alcalde de Belo Horizonte en 1940 (otra vez por Benedito Valadares), llamó a Oscar Niemeyer, después en inicio del éxito de su carrera, para ser el responsable de muchos de sus proyectos, incluyendo la reurbanización de Pampulha.
En 1945 fue electo otra vez para la casa de los representantes a través de PSD (Una fiesta política). Su período fue desde 1946 hasta 1950. En 1950 fue electo Gobernador de Minas Gerais. El período comenzó en enero 31, 1951. Su administración fue guiada por el lema “Energía y transporte”.
En 1955 fue electo Presidente, de enero 31, 1956 hasta enero 31, 1961. Los planes de su gobierno eran muy ambiciosos (con el eslogan “50 años en 5″), incluidos la construcción de su nueva capital. Intento reelegirse como presidente en 1965, pero en junio de 1964 se le suspendieron sus derechos políticos por el régimen militar. Entonces se volvió senador por el estado de Goias. Después de eso, estuvo en muchas ciudades europeas y norteamericanas, en un exilio voluntario. Volvió a Brasil después de un tiempo y realizo actividades empresariales. Murió en un accidente de coche en agosto 22 de 1976.
Están haciendo nuevas inversiones que, de otra manera, nunca se habrían hecho. Brasilia es también un importante vínculo entre el brasil meridional y la remota cuenca del Amazonas, al norte. Se hizo factible el servicio aéreo de aviones de chorro a Manaos, mil kilómetros río arriba, gracias al aeropuerto intermedio de Brasilia. El audaz camino de 2,150 kilómetros entre Brasilia y Belem, puerto que se halla en la desembocadura del
Amazonas, ha traído la prosperidad a la región que rodea a la capital.
Brasilia pareció amodorrarse después de que Kubitschek dejó la presidencia en 1961. Se restringieron las construcciones de modo tan radical, sobre todo de las “supermanzanas” de edificios de apartamentos requeridas por el plan maestro de la ciudad, que se produjo una grave escasez de viviendas. Hubo un momento en que a la mitad de los empleados federales del Brasil se les consideró oficialmente “sin residencia”, y sólo 20 de los 360 diputados a la legislatura vivían en la nueva capital.
Pero en 1964 se avivó el ritmo de las construcciones a medida que el nuevo régimen militar del Brasil fue aceptando, aunque de mala gana, la lógica inevitable del sueño de Kutbischek. En 1970, para señalar el décimo aniversario de la capital, el gobierno decretó que, a partir de esa fecha, los ministros del gabinete sólo deberían despachar sus asuntos en Brasilia. La colonia diplomática extranjera, que hasta entonces había residido en Río, recibió ordenes de seguir su ejemplo para 1972.
Si bien resultaba difícil arrancar de la atmósfera metropolitana de la costa a la clase media y superior, en cambio la sobrealimentada economía de la creciente ciudad sirvió de cómo una especie de poderoso imán para atraer los pobres del campo. Los campesinos acudieron a millares y se establecieron en “ciudades satélites” que se extendieron desde Brasilia hasta una distancia de 40 kilómetros. Según se imaginaba Kubitschek, la ciudad habría de dar alojamiento a una sociedad “abierta” sin distinciones evidentes de clase; banqueros y diputados federales debían vivir a lado de choferes y empleados del Congreso. A pesar de todo, Brasilia se ha convertido en una de las ciudades más estratificadas del mundo. Debido a que siguió habiendo retraso en el ritmo de las construcciones, solamente los altos funcionarios tenían suficiente influencia para llegar a las supermanzanas de altísimos edificios de apartamentos; los oficiales del ejercitó y la marina tendrían a establecerse en una sola
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