Capitán General José Rafael Carrera

Capitán General José Rafael Carrera

Fue un 25 de octubre, en la aldea Lo de Rodríguez, hoy barrio La Candelaria, cuando nació José Rafael Carrera y Turcios (1814-1867), hijo de la pareja de campesinos Simón Carrera (boyero, es decir conductor de bueyes) y Juana Turcios (empleada doméstica y quien instaló un puesto en el mercado central). Al día siguiente de nacido, el pequeño José Rafael recibía el chorro de agua en la pila bautismal por el sacerdote Antonio Crócker. Años más tarde sería un caudillo.

Algunos de sus biógrafos mencionan que su inclinación por la milicia comenzó desde pequeño, pues a los 14 años fue tamborilero, durante la guerra civil de 1827-1829. Fue partícipe de bastantes batallas, llegó a grado de sargento en el batallón liderado por Antonio de Aycinena. Para Ralph Lee Woodward, jr, uno de los historiadores de Carrera, los principios conservadores que defendía el ejército, y que fueron expresados claramente en las proclamas regulares leídas a las tropas, causaron impresión en el joven soldado, pero seguramente el combate frecuente lo preparó para una carrera de liderazgo militar.

De tahúr a potentado

Carrera no solamente anduvo con el ejército. Realizó algunos trabajos poco usuales y con patronos sui géneris, pues laboró para una mujer de dudosa reputación, para un desconocido que le enseñó buenos modales y hasta con un francés, quien se dedicaba a la cochinilla. Lee Woodward señala que Carrera fue despedido por el europeo, debido a que jugaba cartas muy seguido y les quitaba a los demás trabajadores su salario. También fue criador y vendedor de cerdos, lo cual le trajo burlas cuando ocupó el poder.

Por azares del destino paró en Mataquescuintla, donde tuvo estrecha amistad con el párroco Francisco Aqueche, quien no solamente lo presentó en sociedad, sino que fue quien le consiguió esposa, pues arregló el matrimonio del joven Carrera con Petrona García, hija de un hacendado y experta en administración de sus propiedades.

Ejército guerrillero

Durante el gobierno de Mariano Gálvez, Carrera prácticamente organizó un ejército guerrillero. Poco a poco fue tomando fuerza, a pesar de que sus tropas eran pocas. Exigió demandas, atemorizó a las élites, hasta que logró la renuncia de Gálvez. Su baja estatura y su aguda forma de comprender su entorno lo hizo admirar a Napoleón Bonaparte, a quien llamaba su otro yo.

El 31 de enero de 1838, estando de Presidente José Francisco Barrundia, las tropas carreristas invadieron la capital, la saquearon y seguidamente se retiraron hacia Mita, Jutiapa, donde consolidarían el apoyo total a los conservadores.

Durante esas primeras décadas del siglo XIX, la lucha entre conservadores y liberares era sumamente marcada. Cuando Rafael Carrera consolida su poder en ese 1838, releva a todos los militares liberales, despide a trabajadores estatales que no hubieran sido electos. En esa misma época los liberales buscan un aliado en Francisco Morazán, quien con mil hombres lanza una ofensiva en contra de la guerrilla de Carrera. Los frentes de Carrera prácticamente quedaron reducidos, Morazán tomó el poder de la Federación y restauró el poder liberal. Sin embargo, los países centroamericanos no concretaron esa unión, uno a uno se fueron separando y otros ni la tomaron en cuenta, por lo que se convirtió en una ficción. Morazán creyó que había derrotado a Carrera, sin embargo eso no era cierto.

Ambos entablaron combates, hasta que Carrera se rindió, con tal de que le brindaran un espacio en Mita. Morazán aceptó, pero no contaba con que Carrera tomaría fuerza y tras intensas batallas, tanto militares como ideológicas, Morazán fuera derrotado y obligado a huir hasta Panamá. En 1842 Morazán fue fusilado en Costa Rica, tras una revuelta contra él, también se acabó por siempre el sueño de la Federación.

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