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Cultura y diseño en la epoca victoriana

Fernando caballero benitezDocumentos de Investigación3 de Octubre de 2015

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CULTURA Y DISEÑO EN LA ÉPOCA

VICTORIANA

Carlos Lira Vásquez

Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco

LA ERA DEL CAMBIO

Ningún periodo en la historia de Occidente fue testigo de tantos

cambios vertiginosos que la llamada "Temprana Era Victoriana"

la cual comprende los años que van de la década de 1830 a la de

1880.

En su inicio, la gente, los materiales de manufactura de

cualquier objeto, los alimentos, los propios objetos producidos

por los artesanos, etcétera, eran transportados a pie, por

caballos o bestias de carga, o por barco; asimismo, la mayoría de

todos los objetos eran hechos en casa o en pequeños talleres.

Cuando la temprana era victoriana terminó, tanto los

viajeros como los productos comerciales eran trasladados por

medios de transporte movidos por vapor y las fábricas

mecanizadas producían objetos sin término. Nuevos tipos de

edificios fueron construidos para cubrir las emergentes

necesidades y aspiraciones pero sin dejar de buscar en el pasado

la inspiración.

ANTECEDENTES

Cuando la joven Victoria ascendió como reina al trono

en 1837, tanto su reino -Inglaterra-como otras naciones

industrializadas se encontraban en una importante era de

paz, progreso y prosperidad. El horror de las guerras

Napoleónicas había terminado. Fuera de algunas rebeliones en

Europa en 1846, la Guerra de Crimea en 1853-1855 y la

Guerra Civil de Norteamérica entre 1861-1865, una

sensación de seguridad y confianza prevaleció a lo largo de los

primeros treinta y cinco años del reinado victoriano.

La revolución industrial parecía estar en el camino

correcto y continuaba su acelerado progreso. Las fábricas

habían comenzado a producir un torrente de artículos útiles y

lujosos que introdujeron nuevos criterios de confort a la vida

de millones de usuarios. Innumerables almacenes con

docenas de opciones para cada tipo de comodidad emergían

para cubrir las necesidades de los consumidores. Al mismo

tiempo que esas personas manifestaban una fuerte creencia

en las mejoras sociales, también abrazaban un romántico

anhelo a través del cual percibían tanto las simples virtudes

del pasado como las tentadoras atracciones que implicaba

conocer otras culturas.

La arquitectura y las artes decorativas respondieron a

esto explorando nuevos descubrimientos sobre civilizaciones

antiguas y remotas, haciendo lo mismo con los estilos de

tiempos más recientes. El resultado de esa impetuosa

búsqueda fue la propuesta de una nueva arquitectura con

ingredientes del antiguo Egipto y Roma, de la Inglaterra

medieval, del Renacimiento italiano, de la Francia regia

Barroca, y del cercano este.

El periodo victoriano temprano fue una era de tremenda

energía creativa tanto en la literatura como en la música. Y fue

también la edad de oro de la novela. Lectores de todas las

edades esperaban la publicación de la siguiente narración de

autores tales como Sir Walter Scott, William Mackepeace

Thackeray, Charles Dickens, Anthony Trollope, Charlotte y

Emily Bronte James Fenimore Cooper, Nathaniel Hawthorne

Herman Melville, Leon Tolstoy, Fedor Dostoyevsky y Alejandro

Dumas, padre e hijo.

La poesía también floreció con los versos de Robert y

Elizabeth Barret Browing, Alfred Lord Tennyson y John

Greenleaf quienes contaban con muchos seguidores, en tanto

que la poesía de Walt Whitman no era todavía apreciada. La

música irrumpió fuera de los estrechos confines de los

aristocráticos salones y pequeñas Opera Houses. Las sinfonías y

los conciertos de Ludwig van Beethoven y Franz Schubert

gozaban de enorme prestigio muy tempranamente en esa

centuria. El repertorio fue rápidamente aumentado por las obras

de Felix Mendelssohn, Robert Schumman y Franz Liszt. Las

óperas románticas y heroicas compuestas por Gioacchino

Rossini, Giacomo Meyerbeer, Giuseppe Verdi y Richard Wagner

estremecían las fibras de los corazones románticos haciendo que

sus espíritus se remontaran a mundos fantásticos.

En 1850 el príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria,

promovió la idea de efectuar una Gran Exposición para celebrar

el progreso Británico y la poderosa industria. Inaugurada en

Londres en 1851, la Exposición tuvo como escenario al Palacio

de Cristal, diseñado por Sir Joseph Paxton. Una resplandeciente

estructura de esbeltos apoyos de hierro y grandes paños de

vidrio, el Palacio de Cristal fue en sí mismo el símbolo del

extraordinario cambio que estaba viviéndose por la

incorporación de nueva tecnología.

La Exposición concentró pródigamente, innumerables

ejemplos de las artes decorativas, estimulando sin duda, en los

asistentes, un apetito voraz por adquirirlos. El Palacio de Cristal

simbolizaba al mismo tiempo, el surgimiento de la industria y la

fuerte creencia victoriana en la promesa que la unión de la

tecnología y del arte podrían llevar a que la sociedad tuviera una

vida mejor.

LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA

La semilla de la revolución industrial fue sembrada en el siglo

XVIII pero su fruto fue cosechado hasta el siglo XIX. La

posibilidad de usar el carbón mineral como combustible para

producir vapor, generó en principio la fuerza motriz de los

ferrocarriles y barcos, y asimismo la de las fábricas que, gracias

a ella, pudieron producir toda clase de objetos útiles y

decorativos.

La producción en masa hizo posible que una clase media

en expansión pudiera consumir innumerables objetos que antes

estaban disponibles únicamente para la clase acaudalada. El

progreso industrial afectó profundamente los alrededores en los

cuales la gente vivía y trabajaba. Calles, edificios públicos y

algunas casas fueron iluminadas en sus exteriores e interiores

por medio de lámparas de gas. El sistema de calefacción central

dio nuevo confort a los espacios interiores y permitió liberar las

plantas de los edificios de algunos muros por lo que el espacio

interior resultante fue mucho más libre y fluido.

El desarrollo y perfeccionamiento de los medios de

transporte, hicieron posible la movilización más rápida y sencilla

de los materiales. Esto facilitó la creación de edificios más

complejos y exóticos cuyos exteriores e interiores evidenciaban

los avances tecnológicos y las nuevas posibilidades que la

sociedad industrial ofrecía para lograr un óptimo confort y

seguridad en las viviendas.

Los avances en la manufactura del hierro permitieron a

los ingenieros tender un puente que hasta ese momento no

habían podido salvar por temor. Hasta entonces, las

posibilidades técnicas de los antiguos materiales los mantenía

atemorizados frente a la experiencia de construir claros más

amplios en los vanos de los edificios, en sus alturas y

dimensiones en general, pero también se encontraban

intimidados ante los enormes claros que requerían salvar en los

puentes que estaban construyendo para los ferrocarriles. Estos

avances, combinados con la nueva tecnología para laminar

vidrio en grandes dimensiones y en secciones curvas, hicieron

posible construir enormes invernaderos, monumentales salones

de exposiciones e imponentes naves para las estaciones de

ferrocarril.

Nuevas técnicas para la manufactura del papel y para la

impresión mecánica de las publicaciones, ayudaron a expandir

las ideas de todos los que se interesaban en publicar sus obras.

Los diseñadores y arquitectos pudieron entonces diseminar sus

teorías y proyectos por medio de sus publicaciones, haciéndolas

llegar a miles de personas en vez de a unos cuantos clientes

selectos.

EXPLORACIÓN Y EXPANSIÓN

Tiempo antes de que Victoria fuera reina de Inglaterra, un buen

número de exploradores y artistas habían atraído el interés del

público por los lugares lejanos. Desde el siglo XVIII, numerosas

publicaciones revelaron la gloria de la antigua Grecia y la

grandeza que había alcanzado Roma. Más tarde, algunos

artistas que acompañaron a Napoleón en su campaña por

Egipto revelaron también los secretos de los antiguos faraones.

Al terminar las guerras napoleónicas en 1815, Wealthy Britons y

algunos norteamericanos pudieron una vez más, embarcarse al

Gran Viaje para ver, por sí mismos, el paisaje y la arquitectura

de Grecia e Italia.

Entre 1830 y 1860, Britons izó la bandera en exóticos

climas, como lo hicieron los astronautas

...

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