EL DISEÑO EN LA CULTURA

EL DISEÑO EN LA CULTURA

Kelly Dahiana Pavas Gallego

En la vida hay momentos en los cuales nos toca decidir qué hacer, lo que queremos hacer para el resto de la vida; y es así como yo he decidido irme por la cultura dado que de muchas maneras ha sido vulnerada, se han perdido muchas partes fundamentales de esta, y opino que con el diseño se podría defender o buscar de alguna manera una solución para ello, tal vez volviendo a nuestras raíces o recurrir a lo más profundo, investigando sobre el diseño desde los comienzos y como ha intervenido en la sociedad actual. De esto me gustaría hablar haciendo énfasis en como el diseño industrial podría cambiar algunos aspectos que se creen perdidos y tal vez recuperar tradiciones y aspectos perdidos de la cultura.

A medida que las fuerzas económicas, sociales y tecnológicas se combinaban para garantizar que cada vez más personas pudieran definirse a través del consumo de cultura visual y material, se hacía más imperativa la necesidad de ofrecer niveles de diferenciación dentro de dicha cultura. De esta manera fue que el diseño empezó a abarcar  más lo que es ahora la necesidad de obtener más objetos y olvidarnos que lo valioso esta en lo que era antes y de cómo la desculturización se ha convertido en moda. Y es ahí cuando Thorstein Veblen publica un texto fundamental, Teoría de la clase ociosa, uno de los primeros intentos de comprender como el sistema que sustentaba el “consumo ostentoso” o “conspicuo”1; porque desde que el consumo se convirtió en una forma de vida fue cuando se empezó a perder la cultura, ahora las tradiciones habían pasado a segundo plano, solo querían demostrar que al tener más que mostrar iba a ser mejor y se podrían sentir de alguna manera “poderosos”. Sin embargo todas las relaciones de la sociedad con la cultura material, puesto que surgió una variedad de diferentes “gustos culturales”, comprometidos algunos con los valores tradicionales e influidos otros por los gustos de grupos de la subcultura que habían desarrollado sus propios códigos estéticos internos.

Aunque todos los productos, servicios, imágenes y espacios se diseñaban, solo algunos eran aceptados por los consumidores como resultado directo de la mano de un diseñador y como poseedores del “valor añadido” que le otorgaba su intervención. La comparación de dos textos escritos por Lesley Jackson que trataban sobre el diseño en los años cincuenta y sesenta respectivamente, con otro estudio sobre cultura material de la misma época, Populuxe: the look and life of America in the 50’s and 60’s, from Tailfins and TV Dinners to Barbie Dolls and Fallout Shelters, escrito por Thomas Hine, refuerza la diferencia entre los dos niveles de productos y ambientes de diseño que coexistían en aquella época2.

 Así que llegando a entender el sistema económico mundial, lo que ahora se está viendo, pienso que por cada día que pasa la cultura de cada país se está perdiendo y más que todo en los subdesarrollados que quieren ser como las potencias, implementando movimientos políticos diferentes, dejando entrar mercancías de otros países sabiendo que en su propio país pueden encontrar suplemento a esto y a menor costo; además se podría ayudar a la economía del país si se valorara más las cosas hechas en su propio país.

Y aunque los diseñadores latinoamericanos hemos sido un importante factor de modernización de nuestros países al integrar inteligencia en el desarrollo de productos y servicios, y contribuir en la creación de discursos formales y estéticos, coherentes y significativos, que aportan identidad y calidad a bienes y servicios, generando condiciones para el desarrollo cultural y mejorando las condiciones de vida de nuestros pueblos, no nos han dado el lugar que merecemos en la actualidad, de cierta manera siendo menospreciados. Deberíamos hacer conciencia que el diseño es una disciplina transversal que utilizada sistémicamente articula y da sentido a las acciones cotidianas y permite el desarrollo estratégico de las organizaciones, las empresas, las instituciones y cualquier grupo humano que demande identidad y requiera un desarrollo inteligente. Al analizar cómo las grandes corporaciones utilizan el diseño en sus estrategias de comunicación y producto, nos damos cuenta de lo poderosa que puede ser la creación de un sistema producto coherente con la marca y con las estrategias de marketing.

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