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El origen del inquilinaje en la historiografía chilena


Enviado por   •  3 de Octubre de 2016  •  Resúmenes  •  1.670 Palabras (7 Páginas)  •  341 Visitas

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I

El origen del inquilinaje en la historiografía chilena

El primer historiador que nos dejo el cuadro de los inquilinos fue Claudio Gay. Se trata –dice- del  alquiler de pequeñas porciones de tierras de secano a labradores pobres, a razón de una fanega por cada una que se siembra. La relación se contrae libremente, por pactos verbales fijados por la costumbre, que, por lo demás,  suele variar de región a región, y aún de fundo en fundo. El inquilino posee plena libertad de movimiento, aunque se marca espontáneamente  una tendencia hereditaria. Inicialmente sus labores eran menores que los actuales.

El arrendatario o inquilino paga siempre un canon; por todo trabajo que excede al convenio o la costumbre recibe un salario en dinero, pan, charqui y papel para cigarros. El dueño paga raramente en dinero los jornales, tanto a los inquilinos como a los peones, prefiriendo distribuir especies que tiene en la pulpería.

Gay, a falta de toda investigación, dejándose llevar por una vaga reminiscencia, cree que el inquilinaje procede de los indios de encomiendas que, después de la abolición, se quedaron en las haciendas, sin poder constituirse en trabajadores enteramente libres (comparándolo con el feudalismo europeo).

Diego Barros Arana, el inquilinaje siempre lo vincula con la abolición de la encomienda, pero añade que esos indígenas que se quedaron en las haciendas se mezclaron con los mestizos, que formaban el grueso de la población rural. Parece sugerir que el inquilinaje es una última transformación de la encomienda, que pudiera haberse originado antes de la abolición oficial en 1789-91.

II

Fuentes de la investigación

Nada bueno, aquí expone de a dónde sacó toda la info para llegar a su hipótesis centra.

III

Tenencias de indios en las estancias de los españoles

Las pequeñas tenencias de los indígenas dentro de las chacras y estancias de los españoles, constituyeron durante los siglos XVI y XVII la forma más utilizada por los propietarios de proveerse con seguridad de mano de obra.  ¿Son, pues, los indios de estancia el antecedente o la forma correspondiente al posterior inquilino?

La tenencia de tierras con gravámenes de trabajo y la dependencia social constituyen, sin embargo, rasgos constantes y demasiados generales, a lo largo de siglos, dentro y fuera de América.

¿De dónde proceden los indios de chacras y estancias? Es una serie de grupos de acarreo, cuya nota común es que no están adheridos a pueblos o comunidades indígenas. Entre ellos están los yanaconas peruanos. Hay yanaconas chilenos, descendientes de los extraídos de su pueblo por cautiverio u otras formas; indios de “servicio personal”, como se llamaba hacía 1600 a los que han sido trasladados por grupos desde sus pueblos a las estancias de sus encomenderos; aucas o araucanos tomados en guerra; araucanos vendidos “a la usanza” por sus parientes, y sobre todo, indios de cualquier clase concertados o asentados mediante salario a servir en la tierra por plazos renovables de un año.  Todos estos grupos forman la masa de los indios de estancia, llamados al final, en sentido amplio, “yanaconas”.

El indio trasladado a las heredades de los españoles recibe en ellas una tenencia a fin de que procure su alimentación, especialmente si es casado. El dueño de la estancia alivia así el suministro de raciones y trata de fijar una fuente de trabajo dentro de su propiedad.

¿Cómo vive el indio de estancia?

Tienen sus chacras y las hacen con bueyes y arados que les presta el encomendero.

En general las Visitas (oidores o de jueces en comisión) muestran al indio desprovisto de ganados, salvo los caballos de servicio.

La tenencia indígena para los virreyes, era una recompensa del trabajo permanente del indio en la tierra del español; por tanto, constituían una porción distinta, de la cual no se podía expulsarlo; en cambio, él podía reducirse a su pueblo. Era conferida como mera tenencia, que no confería posesión ni dominio.

El indio de estancia está sujeto a desarraigos impuestos por los propietarios. Cuando las encomiendas salen de una familia, cuando los estancieros adquieren una nueva tierra, desplazan a sus gentes de servicio. No se forma, pues, una clase de pequeños tenedores sólidamente plantados en un lugar, sino grupos que, al menos en parte, están en tránsito cada cierto número de años, de una estancia a otra.

El rasgo distintivo de estas tenencias es su íntimo condicionamiento por el estatuto del indígena. El tenedor es fundamentalmente un trabajador rural carente de plena libertad de movimiento, sujeto a servicio personal o a tributo, y objeto, por tanto, de un régimen compulsivo o tutelar; la tenencia aparece como un mero apéndice de la obligación de trabajar.

***Estos caracteres son los que diferencian propiamente la tenencia del indio de estancia de las formas que constituyen el objeto de este estudio.

IV

Prestamos de tierras

Hacia mediados del siglo XVII, las zonas más importantes y codiciadas de las primeras ciudades chilenas, Santiago y La Serena, se encuentran ya repartidas en mercedes y tienden a convertirse en compactas estancias.  Las nuevas adquisiciones deben proceder de compraventas, dotes, herencias, donaciones y demás formas del Derecho Privado. El arriendo  de chacras o de estancias supone capitales para el cannon, la explotación ganadera, las mejoras.

Pero se da una forma más accesible de tenencia que las fuentes del siglo XVII llaman “préstamo” o “emprestidio”, pero otras veces, “arriendo”.  Se refiere generalmente a partes o “pedazos” de una estancia, no a toda ella. Significa una tenencia que no da señorío sobre la cosa.

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