Extirpación de idolatrías del mundo andino

Ensayo: “Extirpación de idolatrías en el mundo Andino”  

Ya leídos los textos de Extirpación de idolatrías y Fortunato ultimo Yatiri, en este ensayo se pretende analizar, comparar, relacionar ambos textos para así responder a la interrogante del por qué hay una continuidad de los distintos ritos andinos, los que a pesar de la lucha que tuvieron, aún siguen presentes en algunas poblaciones de la región.

Primeramente comprenderemos el significado de la frase “Extirpación de idolatrías” Siendo esta, la expresión consagrada de un momento histórico en que las prácticas pastorales del arzobispado de Lima designan a todas las formas evangelizadoras de las poblaciones indígenas del virreinato, las que tenían en sus propósitos la eliminación de las distintas idolatrías, las cuales se presentan de distintas maneras en la zonas andinas, demostrando su existencia , ya no es sólo una idea discutida por los teólogos en claustros ahora es real, y está viva.

La Idolatría existe desde hace mucho tiempo antes de la conquista Europea en el nuevo mundo, desde el antiguo testamento se hacen menciones de luchas contra los idólatras de esas épocas.

Pero, ¿qué es la idolatría?   La palabra idolatría viene de las raíces griegas εἴδωλον - 'eidolon' (i.e. ídolo) que significa "imagen" o "figura", y λάτρις 'latris' que significa "adoración", por lo que su significado es: Adoración a imágenes .Según  Tomás de Aquino la idolatría podría ser una forma de superstición, es decir, dar culto divino indebidamente ya sea, dar culto a hombre o a algo creado es supersticioso. También es una expresión simbólica de lo divino, la cual puede ser representada en algo material (seres paganos hechos de madera, piedra, etc.), como también en algo que vaya más allá de lo físico. La idolatría es algo que nunca ha sido aceptado por el Dios Cristiano y hebreo, ya que es una falta gravísima la adoración a otros Dioses o culto a cualquier otro objeto o sujeto.

En el Antiguo Testamento, el no caer en la idolatría está contemplado en nada menos que el primero de los 10 mandamientos.  “No tengas otros dioses además de mí. “No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra”. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Éxodo 20.3-5a-b NVI  Vemos que el mandamiento de reconocerlo sólo a Él como  el único  Dios viene acompañado en forma muy explícita con la prohibición expresa de ni hacer representaciones físicas de nada, ni celestial ni terrenal, ni de adorarlas, por ende la idolatría “practicada” por los naturales resulta como una gran aberración para los conquistadores, ya que atentan contra el mandamiento de su Dios.

En el texto de la extirpación de las idolatrías, hay varios puntos de vista con respecto a la idolatría y cómo se procede para su “extirpación” mediante la evangelización, según los distintos autores y/o cronistas.

Por ejemplo, Francisco de Vitoria (1486-1546) responsable de la revolución mental acerca de las nociones éticas y jurídicas, con respecto a la empresa de conquista española. La idolatría está presente. Vitoria estableció que los indios no debían ser acusados de infieles y que ni el papa, ni el rey debían emplear fuerza para sacarlos de las idolatrías, rechazando las opiniones que defendían la intervención militar en los pueblos que practicaban los llamados “pecados contra la naturaleza” y que los indios poseían los mismos derechos que otros pueblos. Era también doctrina de Domingo de Soto, que plantea que ni la infidelidad, ni la idolatría, ni los pecados, legitiman la conquista, ya que no se tiene autoridad sobre ellos. Melchor Cano, dice que los indios no deben ser sometidos y esclavizados por la razón de la idolatría.

Bartolomé de las Casas, comenta que el hombre en su esencia, tiene una sed de conocer a Dios,  y de encontrarlo, solo que a veces se equivoca en esta búsqueda, tomando caminos errados y que el Demonio se aprovecha de esta búsqueda, presentándose la idolatría.

También comenta que  en esta búsqueda de Dios, el hombre  se ciega  y adora a la luna, el sol y los   cuerpos celestes, como las distintas culturas egipcias, Romanas, etc. Pero a diferencia de estas culturas, los Naturales eran “ángeles”:

“en la elección de los dioses, aquestas infinitas gentes indianas manifiestamente mostraron ser más racionales, más honestos, más discretos y más prudentes que los egipcios, sin comparación”.

A esto se le suma, la comparación en la elección de Dioses o divinidades, Bartolomé de las casas comenta que los Egipcios elegían como divinidad a hombres malvados, sucios e infames, que a diferencia a los elegidos por los naturales, que rinden culto a personas sabias y prudentes para otorgarle algún rango divino, los que tenían una vida loable, con un buen juicio de razón. Podemos relacionarlo con el Yatiri, mencionado en el otro texto, el cual al ser un mediador con las distintas fuerzas sagradas para  establecer un equilibrio y armonía del universo, debía ser bueno, respetar y atender a los integrantes de este mundo, llevando una conducta moral correcta.

Se comenta que la idolatría fue un instrumento de manipulación política, ya que por esta razón se creía que legitimaba la conquista y la evangelización Española. En algunos casos, mientras más se represión y la lucha contra la idolatría iba más allá de la evangelización, tenía otros intereses ocultos, algunos hombres reprimían para tener mayor importancia en el Virreinato, ya sea política o religiosa y así ascender de rango (Un ejemplo es el clérigo Cristóbal de Albornoz). Para alcanzar esto castigaban a los indios (destruyendo huacas, líderes y la gente torturada) solo por tener creencias distintas, en donde eran considerados como seres inferiores, en malas condiciones de vida, con maltratos y abusos  hacia ellos. Los Indígenas pagaban altos precios para obtener la salvación de sus almas y la extirpación de todos los males que llevaba la idolatría (según José de Acosta, una enfermedad, una peste, que había que curar con el evangelio). A medida de que el catolicismo avanza, las religiones andinas van perdiendo sus fuerzas, se dispersan, aunque aún permanecen bajo el velo del Catolicismo.

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