LA MINERIA EN AMERICA LATINA.
arashisempaiEnsayo14 de Diciembre de 2012
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LA MINERIA EN AMERICA LATINA.
Dos naciones de Latinoamérica, México y Perú, producían cerca del 52 por ciento de la producción mundial de plata. Pero si se le agrega la producción de Chile y Bolivia, esta última con su famoso “Cerro de Potosí”, el total se convierte en casi 64 por ciento. Dos tercios de la producción mundial de plata en la década de 1840. En comparación con estos países, la producción minera de Estados Unidos era casi insignificante. Un caso similar tiene que ver con la producción de oro donde se prueba nuevamente que Estados Unidos jugó un papel menor en un sector comercial que era clave para facilitar la creación de riqueza alrededor del mundo.
Para los años cuarenta del siglo XIX, los metales preciosos eran todavía los símbolos de valor e intercambio en una economía. Debe agregarse también que sólo unos meses después de que Estados Unidos derrotara a México en una guerra abiertamente expansionista y que se firmara el tratado de Guadalupe Hidalgo, fue descubierta tal cantidad de oro en la antigua provincia mexicana que provocó un dramático vuelco de población e inversión hacia el oeste.
Una situación similar puede ser argumentada en el caso del cobre, aunque este metal industrial implica una discusión distinta. Para la misma década de 1840, la producción cuprífera de Estados Unidos era mínima, mientras que Chile producía alrededor del 20% de la producción mundial, lo que lo convertía en un serio competidor de la Gran Bretaña, que era el productor más importante de cobre del mundo con cerca del 34% del total .
Durante la mitad del siglo XIX en Chile se da la intensificación de los procesos industriales y se requirió de planear y predecir costos, esto fue la base para asegurar la inversión necesaria. Los problemas centrales de la minería chilena fueron dos pues debía establecer a quien se consideraba dueño del mineral y qué formas de seguridad de largo plazo se daban a los inversionistas para trabajar la mina. Los mineros se encontraban en desventaja por trabajar en lugares remotos, por lo que eran políticamente marginados aun cuando se mostraban interesados en participar en la toma acuerdos y creación de códigos. Aun con todo se da un crecimiento de las exportaciones de ese metal a algunos puertos del mundo, básicamente a Swansea (Gales). Era muy bienvenido el cobre a la economía británica debido a su bajo precio y a un incremento de la demanda del mineral para proveer el comercio de las exportaciones. La política arancelaria permitía fundir los minerales extranjeros en depósitos, para reexportación.
Las exportaciones chilenas prosperaron bajo un código minero colonial español, orientado a producir ingresos para el estado y basado en el supuesto de que a los mineros tenía que obligárseles a trabajar las minas bajo amenaza de perder sus concesiones si la producción se detenía.
En la década de los treinta, se manifiesta una crisis competitiva en que ponían a Chile en ventaja por sus costos bajos, por lo se da como solución terminar con el recurso de la fundición en depósitos del cobre extranjero y así terminar con las importaciones del metal.
El resultado de esto fue la ley de 1842, que puso fin a la fundición en depósito mientras abarataba los impuestos de importación. Todo el mineral extranjero pagaría derechos, fuera para uso domestico o para futura exportación.
Combatieron a los defensores de los fundidores galeses que pedían acceso irrestricto al cobre chileno de bajo costo. Después que se dicto la nueva política vinieron las consecuencias: el impuesto británico de 1842 contra el cobre chileno estimulo la fundición de cobre en chile y en estados unidos.
Los mineros de chile decidieron fundir su metal usando una técnica resultado de la tecnología galesa llevada por técnicos expatriados: carbón de baja calidad y carbón importado por Chile a cambio de cobre con posterioridad la modificación más importante fue la apertura de fundidoras en Baltimore, estados unidos. Con ella se creo también un mercado de cobre en estados unidos.
A fines de la década de los cuarenta del siglo XIX Chile tuvo un buen grupo de empresarios cupríferos, que incrementaron la producción a través de la apertura de nuevas minas y establecieron fundiciones en respuesta a las cambiantes reglas de la competencia que siguió al establecimiento del impuesto británico al cobre.
Para la década de los años sesenta Chile había desplazado a la Gran Bretaña el 51% de la producción mundial de cobre y dejando lejos a Estados Unidos que producía apenas cerca del 11% de la producción del mundo. Chile continuó siendo la nación líder en la producción de cobre hasta 1883.
El hecho de que Estados Unidos fuera un productor menos importante de oro, plata y cobre durante la primera mitad del siglo xix tuvo implicaciones para entender el desarrollo de economías sociales, objeto de este estudio. Sin embargo, no hay ninguna duda de que, para la década de l840, Estados Unidos se encontraba enfrascado en un intenso proceso de industrialización ligera y pesada, junto con una absoluta y dramática expansión de su mercado interno.
La minería de metales con la ventaja de que no había una tradición minera importante se crea en estados unidos por lo tanto una política minera nacional. Aun después de la guerra con México, cuando las montañas rocallosas pasaron a formar parte de Estados Unidos, una de las primeras tarea fue la abolición del código minero mexicano, similar al que regia en chile en ese momento.
La producción sistemática de cobre en esta nación comenzó en 1845 en la península de keweenaw, Míchigan en respuesta al crecimiento de la fundición en Boston y Baltimore, y llego a ser importante a fines de los años cincuentas. Los intereses mineros en Washington formularon dos demandas políticas claves. La primera fueron los aranceles en que pretendían excluir al cobre chileno de las fundiciones de Baltimore, la segunda y la mas fundamental en el largo plazo, fue la reforma de 1872 al código minero, que sin duda coloco a la minería en una posición legal solida, permitiendo su concentración, eficiencia y expansión. Era el sueño minero hecho realidad.
Simultáneamente con estas reformas la minería se convirtió en una profesión. Se crearon escuelas de minas y sociedades mineras, así como también una presa minera que siguió las líneas del mining journal de Londres. La escencia de esta nueva prensa acuñada como una filosofía de éxito fue el intercambio abierto de conocimientos, tecnología e información.
Así una de las cuestiones cruciales que los estudios actuales deben atender es la de entender
Cómo un “don nadie de la minería”, como lo era Estados Unidos de Norteamérica en la primera mitad del xix, se hubiese convertido más tarde en una potencia, no sólo industrial, sino también minera. Y también, por qué algunos países latinoamericanos,
Productores mineros importantes, ricos al principio del siglo, se rezagaron al final del mismo. Esta cuestión histórica (quizá los dos lados de la misma moneda) sugiere una reflexión teórica de más alcance, como plantearse si el desarrollo industrial requiere de la minería, o para decirlo de otra manera, ¿qué papel juega la minería en los procesos de industrialización, ya sea en el primer o tercer mundo? Y, finalmente ¿cómo se relacionan los procesos de industrialización y desarrollo minero y cómo se relacionaron con la creación de mercados y desarrollo campesino o agrícola?
La fiebre del oro californiana, en este sentido, fue un extra. Para la minería era suficiente con explotar el carbón y el hierro, los cuales existían en abundancia en las minas de Pensilvania y Virginia (después Virginia del Oeste), Massachusetts, Nueva York y Ohio. Para los especuladores mineros, y más para los inversionistas mineros, el hierro y el carbón eran tan preciosos como el oro y la plata. Las exportaciones de productos agrícolas e industriales, promovidas por un estado altamente proteccionista, eran suficientes para proveer las cantidades necesarias de oro y plata para la economía capitalista y comercial en la que se estaba convirtiendo la nueva nación norteamericana.
Es el estado mercantilista de esta “nación en desarrollo”, enmarcado por una creciente economía liberal mundial, el que explica, junto con otros fenómenos históricos, por qué los comerciantes y barcos estadounidenses estaban ya, en la década de los veinte y los treinta, en las costas del Pacífico sudamericano compitiendo, algunas veces con éxito, con sus pares británicos y franceses por la venta de sus exportaciones y por la compra de barras, lingotes o tan sólo moneda de plata latinoamericana, principalmente peruana.
Los mineros chilenos se mantuvieron al tanto de los cambios que realizaban sus competidores. Los años de 1860 habían sido buenos, a pesar e su exclusión del mercado norteamericano. La demanda europea estaba creciendo y así continuo durante la década de los setenta. Los dirigentes mineros chilenos comenzaron a tratar de modificar el código minero para seguir los pasos de las reformas liberales en otras partes del mundo.
Sus esfuerzos fueron infructuosos. Finalmente por iniciativa presidencial se creo una sociedad minera que tuvo como punto básico de su agenda la reforma del código minero. Su plan fue presentado como urgente y necesario debido a la crítica condición de la industria. Así quedo chile atrás de los estados unidos en productividad, en volumen de producción y en la atracción de capital.
La articulación de
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