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LOS MEDICOS DE LA MUERTE


Enviado por   •  25 de Enero de 2014  •  1.929 Palabras (8 Páginas)  •  266 Visitas

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Los médicos de la muerte

Médicos y medicina en la Alemania nazi

Prof. Abraham Huberman

Origen ideológico de la política nazi en los ’30 para los enfermos mentales, que a partir de 1942 derivó en los grandes centros de matanza a escala industrial, donde el médico pasó a ser un asesino con diploma.

La combinación de estos dos términos parece una incongruencia, pues la esencia, la misión misma de la medicina es salvar vidas, aliviar los sufrimientos. ¿Cómo pudo darse en la Alemania nazi tal monstruosa combinación?

Para ello es necesario remontarse un poco a épocas anteriores, especialmente al siglo XIX, que fue cuando se comenzaron a elaborar teorías que luego pudieron ser implementadas. Por supuesto que ya mucho antes se sabía que había seres humanos de diferentes aspectos. Cuando los europeos llegaron a América pudieron comprobarlo, pero recién en el siglo XIX, gracias al trabajo de ciertos antropólogos, se llegó a la conclusión que las diferencias implicaban también juicios de valor. Había seres humanos cuyas vidas valían menos que otras. Y de allí también una serie de conclusiones sociales: su estado de pobreza o atraso, no era circunstancial, sino algo orgánico que jamás podía ni debía ser cambiado, si no se quería violentar las “leyes objetivas” de la naturaleza.

La Revolución Francesa alteró esos conceptos al declarar como un principio universal la igualdad de los hombres ante la ley, además de sancionar los principios de libertad y fraternidad. Algunos círculos sociales consideraron que esos principios atacaban e intentaban destruir costumbres y modelos sociales aceptados desde tiempos inmemoriales. Además, el vertiginoso desarrollo industrial y urbanístico creó una serie de problemas sociales: hacinamiento, enfermedades sociales se hicieron presentes. Pero curiosamente, no se culpó a las nuevas condiciones creadas por el industrialismo de ser responsables. Los enfermos mismos, es decir, las víctimas, pasaron a ser los culpables, por ser pobres y enfermos, pues eso era una señal de su “inferioridad racial”, un signo de degeneración hereditaria. Se creó una nueva “pseudo-ciencia” llamada higiene racial, cuyos ideólogos fueron psiquiatras y antropólogos.Ellos proporcionaron los instrumentos ideológicos para una solución biológica a un problema que era eminentemente social. No era la enfermedad la que debía ser eliminada, sino sus portadores. Con la llegada de los nazis al poder en 1933, se crearon las condiciones para que estas ideas asesinas pudieran ser puestas en práctica. Como es sabido, ya en 1933 se ordenó en Alemania que cierta categoría de personas fuesen esterilizadas a fin de que no pudieran reproducirse y propagar sus “taras hereditarias”. Ya en 1923 Hitler había anunciado que había que prohibir los matrimonios entre alemanes y extranjeros, en particular con negros y judíos.

Alemania requería remedios violentos, tal vez incluso “amputaciones”. Todas esas medidas producirían una depuración racial. En la última página de su libro Mi Lucha Hitler decía: “Un estado que en una época de contaminación de las razas vela celosamente por la conservación de los mejores elementos de la suya, un día debe convertirse en el amo de la Tierra”.

Estas ideas, por sí mismas no fueron la fuente del desastre. Cuando en 1947 se estaban juzgando a esos médicos asesinos, dijo Alexander Misterlich, el delegado oficial de la cámara de médicos de Alemania Occidental: “Antes de que tales ideas pudieran traducirse en hechos monstruosos y en rutina diaria, tuvieron que cruzarse dos corrientes cuyos resultado fueron que el médico pasó a ser un asesino con diploma, autorizado no para curar sino para matar. El ser humano dejó de ser una criatura sufriente: pasó a ser un “caso” o un número tatuado en el brazo.

A esto hay que agregar las graves consecuencias de las crisis económicas y políticas que afectaron a Alemania durante buena parte de la década del veinte y sobre todo a comienzos de la década del treinta, con su secuela de reducciones presupuestarias para atender la salud de la población. El resultado fue que miles de médicos comenzaron a afiliarse al partido nazi. Muchos que llegaron a dicha profesión llevados por el idealismo, rápidamente sintieron las limitaciones que la ciencia les imponía. Se comenzó a abrir paso la idea de que habían no solo seres inferiores que deberían ser esterilizados, sino que tenían que ser totalmente eliminados, porque eran “consumidores innecesarios e improductivos” a los que habría que mantener hasta que murieran naturalmente.

Aún hoy en día se escuchan opiniones de los herederos de tales ideas. Dicen, por ejemplo, que se debe proceder a la “discontinuación de tratamientos sofisticados aplicados a personas mayores de 75 años con el fin de prolongar sus vidas”.

Pero no se trata de la Alemania nazi de los años treinta sino de los Estados Unidos en las décadas del ochenta y noventa.

Ya durante los primeros años del régimen nazi, se comenzó a realizar una profunda campaña por medio de posters que demostraban la cantidad de dinero creciente que el Estado debía gastar para mantener a niños defectuosos, frente a sumas mucho menores que se dedicaban a los niños sanos. El objetivo era claro. Si ese dinero se dedicara a los niños sanos, estos podrían desarrollarse mucho mejor. Eran los enfermos y portadores de enfermedades genéticas los culpables por esa situación. Y por si eso fuera poco, en otro poster había figuras humanas: un hombre adulto cargaba sobre sus hombros dos criaturas deformes, con rostros de monos. El peso de ambos niños lo agobia.

La guerra: una oportunidad para el asesinato

El 1ro. de Septiembre de 1939, el mismo día en que Alemania atacó a Polonia, Hitler firmó un decreto que autorizaba a los médicos psiquiatras a solicitar informes a las instituciones para enfermos mentales y entregar a aquellos, que a su juicio, no tenían una cura previsible, no podían trabajar, pero también se incluían otras personas que en otra sociedad no hubieran sido considerados enfermos mentales: depresivos, no conformistas o incluso presos políticos. Ese programa, como todos los planes asesinos implementados por los nazis

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