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El Medico

bhetza30 de Septiembre de 2011

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EL MÉDICO Y EL CONTEXTO SOCIAL.

UN NUEVO TIPO DE RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE

EL DESENCUENTRO

El médico de la era postmoderna es un sujeto tecnológico por un lado, y por el lado económico, es un proveedor de servicios con lo que su profesión se encuentra regida por las leyes del mercado. Hoy es integrante de una cadena burocrática y molesta a la que le contamos nuestras dolencias. Los intermediarios: las prepagas, las obras sociales, los empleados administrativos de clínicas y sanatorios , etc., los que toman contacto con las patologías de los pacientes antes que el médico. Ellos son los encargados de chequear que dicha patología se encuadre en las cubiertas por la prepaga contratada. Ya no importa el individuo sino el plan contratado; el paciente es solamente un número de afiliado. Los médicos han tenido que adecuarse a esta realidad.

A la vez, los pacientes van tomando una posición más activa en lo referente a su cuerpo, lo que les crea a los galenos una presión de interpretar roles ajenos al arte de curar: roles administrativos, tecnológicos, etc. Es decir, deben cumplir con obligaciones extras que lo apartan de su verdadero oficio: curar al paciente. Ante esa realidad, nos encontramos con médicos con una enorme cantidad de demandas en su contra, muchas veces producto de no haber desempeñado con perfección esos roles subsidiarios al rol principal. La historia clínica por ejemplo, ideada con la finalidad que en ella se lleve constancia de todas las prácticas efectuadas al paciente, hoy parecería que su función más importante es la de servir de prueba fehaciente para eventuales juicios contra los galenos. De ahí que se le exijan a los mismos, condiciones para su confección que de no ser cumplidas satisfactoriamente, constituirán una presunción en su contra o harán que se revierta la carga de la prueba en un eventual proceso en su contra.

Este nuevo sistema social comenzó a instaurarse a fines de la década del 60, principalmente en EEUU.. El médico que hasta entonces gozaba de una autoridad omnímoda frente al paciente, que tenía el conocimiento científico y cultural y por consiguiente su poder asegurado, comenzo´ a perderlo en primer lugar frente a los propietarios del capital, la empresa y los tecnólogos y luego frente a los propios pacientes.

La tecnología en la medicina ha sustituido la conversación entre médico y paciente. Esa falta de tiempo en las consultas provocan la ignorancia del médico de todas las situaciones conexas a la patología del paciente, las que influyen de manera considerable sobre la misma (condición social, trabajo que realiza, salario que percibe, etc.)

La falta de tiempo provoca que el profesional otorgue menos dedicación a su paciente; no lo examina y por consiguiente, utiliza en reemplazo de la revisación la tomografía computada, la ecografía o la resonancia magnética; todo lo cual vino a reemplazar al otrora famoso “ojo clínico” del médico. El Dr. Favaloro sostenía que:… “los jóvenes galenos se dejan dominar por la tecnología olvidándose de los viejos principios de la medicina que privilegia el contacto con el paciente”.

Gregorio Marañón decía al respecto que: “…el mejor instrumento del médico es la silla para sentarse a escuchar a su paciente…”

Dentro de este contexto social descrito a grandes rasgos aparece la mala praxis médica como uno de los temas más conflictivos de las últimas décadas, principalmente en los EEUU. Esto constituye un problema grave que hace que los médicos estén más preocupados por su supervivencia que por la cura del paciente y comiencen a ejercer la llamada “medicina defensiva” produciendo un cambio notable en la relación médico-paciente.

El nuevo modelo organizacional en el que se halla inserto el médico actual lo conduce también a la necesidad de aplicar la ética de los costos en la toma de decisiones, a fin de que los recursos, muchas veces muy escasos, puedan administrarse eficientemente.

Algunas posibles causas en el cambio de la relación médico-paciente:

• La despersonalización: el médico moderno tenía un conocimiento mayor del mundo en el que estaban insertos sus pacientes y contaba con tiempo suficiente para comprender con más amplitud la patología que debía tratar.

• El fin del paternalismo: el médico estaba investido de un poder que lo convertía en amo y maestro; su saber era incuestionable. Era el único que sabía qué era lo que más le convenía al paciente. La Bioética introdujo, entre otras cosas, la autonomía de la voluntad del paciente y esa relación que hasta entonces era vertical y asimétrica pasó a ser de tipo horizontal y simétrica, es decir, colocando a ambos en un plano de igualdad en cuanto a las decisiones a tomar sobre los procedimientos a seguir sobre el cuerpo del paciente. Hoy se entiende esa relación como un encuentro interpersonal en torno al eje salud-enfermedad. Es decir, entre dos personas distintas en donde cada una de ellas debe respetar de la otra sus ideas, creencias, ideologías, historia personal, proyecto de vida, etc., Ambos arrastran a esa relación sus formaciones, prejuicios y deseos conscientes o inconscientes. Existe hoy en día una amplia conciencia social sobre los derechos de los pacientes, a los que habría que sumarle los de los médicos a fin de no sobredimensionar los de los primeros.

• Los medios masivos de comunicación: provocaron un papel más activo en el paciente con relación a su propio cuerpo y salud. Aunque los médicos son aún una fuente fiable de conocimiento, ya no son la principal. Este mayor acceso por parte de los pacientes a la información sobre temas de salud puede hacer que éstos cuestionen los consejos del médico y dificulte la relación entre ambos. Hoy es fácil obtener información médica y opciones terapéuticas a través de Internet, periódicos o revistas.

• También hoy es posible que alguien crea que porque ha leído alguna nota sobre salud de algún diario o revista puede discutir con el médico en términos científicos sobre diagnóstico y tratamiento. La sociedad es más activa, más participativa y más demandante.

• El desprestigio del médico: El paciente demanda cada vez mayor calidad en la atención médica. El mayor conocimiento de los errores cometidos por los médicos ha provocado cierta desconfianza hacia los mismos por parte de la sociedad . La medicina es una profesión de alto riesgo y los errores médicos muchas veces son producto de las inadecuadas condiciones en las que el mismo ejerce su profesión, motivo por el cual se viene imponiendo en las instituciones médicas la adopción de estándares de calidad o programas de gestión de riesgo, a fin de evitar eventos adversos o la comisión de errores de parte del personal sanitario.

• El progreso tecnológico: Es cierto que gracias al mismo hoy hay respuestas para males que décadas atrás eran imposibles de imaginar y que esto produce una exigencia mayor de la gente para con los galenos. La tecnología médica aumenta las posibilidades de curación sin embargo, también genera nuevos riesgos a los pacientes por el grado de complejidad de la misma. Lo cierto es que cuando la tecnología se impone e invade el consultorio, la relación médico-paciente corre el riesgo de convertirse en un lugar de registro de datos. Como la misma es irrenunciable atento los grandes avances logrados, el médico debe reconstruir la relación médico-paciente sobre ella.

• Cabe destacar además que ninguna tecnología, por útil que sea puede reemplazar la inteligencia del médico que emplea no sólo su intelecto sino también sus sentidos en lograr una buena comunicación con su paciente, estableciendo un contacto humano de empatía y calidez con el mismo y procura interés en su persona; eso es a lo que yo llamo “habilidades en la comunicación”.

• La especialización: En la medicina, gracias al desarrollo tecnológico y científico, los galenos se han tenido que preocupar en especializarse. Si bien ello es positivo, también produce la incomunicación de los profesionales entre sí y el desconocimiento de un médico sobre la especialidad del otro. Se analiza al paciente con una óptica mecanicista, tratando de resolver los problemas de la salud de cada una de sus partes anatómicas sin tomar en cuenta que cada una de esas partes conforman un “todo” o una “unidad”; esa visión parcializada también atenta contra la buena relación médico-paciente.

• La aparición de la Obra Social y de la empresa de medicina prepaga: El sistema de globalización económico-industrial, con el aumento de las “empresas de salud” han llevado casi a la desaparición de la práctica privada y a la inserción del profesional en este sistema que regula y limita su accionar. Las empresas de medicina prepaga son empresas comerciales que lucran mediante la venta del servicio médico. Como subsisten mediante otras cosas, con el pago de

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