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El Medico Ante La Muerte


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2013  •  1.354 Palabras (6 Páginas)  •  367 Visitas

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La muerte es inevitable, todos los seres humanos somos mortales y, a partir de cierta edad, todos lo sabemos. Nos engañamos al considerar que la muerte está lejos de nosotros, cuando su mayor parte ha pasado, porque todo el tiempo transcurrido pertenece a la muerte. A la muerte yo la considero un dilema ético.

El concepto de la muerte nos irrita y hasta nos confunde, para Darwin la muerte era simplemente el resultado de multiplicar la probabilidad por la suerte en función del tiempo: en esta ecuación, lo que primero es apenas posible poco a poco se hace probable, y tarde o temprano se transforma en inevitable.

Hay un concepto popular en cuanto al objetivo del médico, el cual se limita a luchar contra la muerte, lo cual aparte de no ser correcto nos coloca en una incómoda situación donde seremos siempre el perdedor, porque al final la muerte siempre ganara.

A la muerte la considero un dilema ético porque nos plantea una situación conflictiva a nivel moral. Un ejemplo de esto es en cuanto a la muerte cerebral.

Art. 344. La muerte cerebral se presenta cuando existen los siguientes signos:

I. Pérdida permanente e irreversible de conciencia y de respuesta a estímulos sensoriales.

II. Ausencia de automatismo respiratorio, y

III. Evidencia de daño irreversible del tallo cerebral, manifestando por arreflexia pupilar, ausencia de movimientos oculares en pruebas vestibulares y ausencia de respuesta a estímulos noniceptivos.

De acuerdo con esta definición, el diagnóstico de muerte cerebral requiere ausencia de funciones de la corteza y del tallo, junto con falta de circulación cerebral; sin embargo, se ha propuesto que sólo se tome en cuenta la falta permanente e irreversible de las funciones de la corteza, como ocurre en sujetos descerebrados que conservan al automatismo cardiorrespiratorio. Por otro lado, también se han presentado casos de pacientes con inconciencia irreversible y sin automatismo cardiorrespiratorio, pero que se mantienen “vivos" gracias a técnicas de terapia intensiva.

De acuerdo con la ley mexicana, los primeros están vivos mientras los segundos ya están muertos, pero para otros países como Europa, Estados Unidos y Alemania los dos casos están vivos. Esto nos lleva a que el concepto legar de muerte ha estado cambiando con el tiempo y no es uniforme.

Si pertenecemos al personal de salud que trabaje en Unidades de terapia intensiva nos enfrentaremos con dos casos:

1) El enfermo consiente en estado terminal de un padecimiento que no tiene cura, y que rechaza cualquier tipo de tratamiento porque prefiere morirse a seguir sufriendo.

2) El enfermo en las mismas condiciones pero inconsciente, acompañado por familiares cercanos que conocen sus deseos de terminar con su existencia.

Cuando el paciente ya no puede expresar su rechazo de todo tipo de terapia porque está inconsciente, pero sus familiares saben que ese era su deseo, nosotros como médico debemos aceptar la decisión y no iniciar maniobras heroicas para prolongar su vida y que la viva de una manera indeseada. En estos casos lo que mas influye es la voluntad autónoma del paciente, que debe respetarse por encima de cualquier otra consideración; debemos asegurarnos de que el enfermo posee toda la información sobre las consecuencias de su decisión, pero ahí termina su responsabilidad.

Sin embargo, hay otros casos en los que la voluntad del paciente terminal se desconoce y los familiares cercanos no se ponen de acuerdo sobre ella.

El deber del médico es evitar las muertes prematuras e innecesarias, y menos de las deseables y benéficas.

En pacientes con enfermedades terminales, o de edad muy avanzada, o las dos cosas, que han caído en coma varias veces y en los que tanto la medicina terapéutica como la paliativa ya no tienen nada más que ofrecer, en los que nuevos esfuerzos de terapia intensiva no van a prolongarles la vida sino sólo la inconsciencia, además de mantener la espera angustiosa de la familia, y no pocas veces

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