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Lenguaje Y Cultura


Enviado por   •  6 de Julio de 2014  •  5.702 Palabras (23 Páginas)  •  276 Visitas

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LENGUAJE Y CULTURA

Este capítulo tiene como objetivo servir de breve introducción a la lingüística antropológica. Comienza con un análisis

de los rasgos de las lenguas humanas que hacen posible la universalidad semántica. A continuación se analiza la diferen-

cia entre unidades fonéticas y fonémicas. Después se explora la relación que existe entre lenguaje y cultura y, finalmente,

la importancia de la toma de conciencia para el cambio cultural se ilustra por medio de los procesos del cambio lingüísti-

co.

La adquisición del lenguaje

¿Cómo aprenden los niños a hablar una lengua determinada? Estudios recientes muestran que la adquisición del lengua-

je ocurre paso a paso, desde la adquisición de fonemas sencillos a morfemas y normas gramaticales, hasta vocabularios y

normas estructurales cada vez más complejas. Se ha descubierto que los niños no aprenden a hablar simplemente escuchan-

do a otros. Un niño con oído y comprensión normal, pero con padres sordos que se comunicaban en Ameslan veía y escu-

chaba todos los días la televisión. Sus padres confiaban en que el niño aprendería inglés. Debido a que el niño era asmático,

se quedaba en casa y solamente estaba en contacto con gente que se comunicaba por el lenguaje de los signos. Cuando tenía

tres años hablaba perfectamente en Ameslan, pero ni entendía ni hablaba el inglés. Esto demuestra que para aprender una

lengua los niños tienen que ser capaces de probar y mejorar sus conocimientos sobre morfemas, fonemas y gramática por

medio de intercambio de experiencias con otras personas. Es decir, que aunque los seres humanos tienen una capacidad

específica de especie única para el lenguaje, eso no quiere decir que vamos a aprender a hablar automáticamente tan pronto

como escuchemos a otros hablar. Aprendemos nuestras lenguas usándolas para hacer preguntas y para responder a las pre-

guntas que otros hacen (Moskowitz, 1978:94b).

¿Existen lenguas superiores e inferiores?

Los lingüistas europeos del siglo XIX estaban convencidos de que las lenguas podrían ordenarse en jerarquías. La lengua que invariablemente se llevaba el premio por su eficacia, elegancia y belleza era el latín; dominar su gramática fue durante mucho tiempo una condición previa para el éxito en los estudios en el mundo occidental.

Sin embargo, comenzando por el estudio de las lenguas indias americanas, lingüistas antropólogos, capitaneados por

Franz Boas, mostraron que la creencia en la superioridad de una gramática civilizada era insostenible. Se descubrió que las

normas gramaticales recorrían toda la gama desde los sistemas más simples hasta los más complejos entre pueblos de todos

los niveles políticos y tecnológicos. La conclusión del gran lingüista antropólogo Edward Sapir (1921:234) permanece en

pie: «Cuando se trata de la forma lingüística, Platón camina junto al porquero de Macedonia, y Confucio con los salvajes

cazadores de cabezas de Assam.» A menudo se citan otros tipos de diferencias en lenguajes como evidencia de que una

lengua es más primitiva que otra. Por ejemplo, en las lenguas nativas brasileñas tupi hay numerosas palabras para los dife-

rentes tipos de loros, y aún así no existe ningún término para designar a los loros en general. Esto se ha atribuido a una

supuesta capacidad lingüística primitiva. Por otro lado, ciertas lenguas parecen carecer de términos específicos. Por ejem-

plo, existen lenguas que no tienen palabras específicas para números superiores al cinco. Las cantidades superiores sim-

plemente se denominan como «muchos». Esto también se ha achacado a una supuesta deficiencia lingüística.

Estas evaluaciones no tienen en cuenta que hasta donde un discurso es específico o general refleja la necesidad cultu-

ralmente definida de que sea específico o general, no la capacidad de la propia lengua para transmitir mensajes sobre fenó-

menos específicos o generales. Un indio brasileño apenas tiene necesidad de distinguir entre loros en general de otras aves,

5 «La carne y la grasa son apetecidas por los leones», «los leones apetecen la carne y la grasa», «los leones apetecen la carne y los leones apetecen la grasa». (N. del T.).

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pero sí que debe ser capaz de distinguir un loro de otro, ya que cada tipo es valorado según su plumaje. Un individuo nor-

mal en una sociedad pequeña puede nombrar e identificar entre 500 y 1.000 especies de plantas diferentes, pero el moderno

hombre de la ciudad normalmente no pasa de 50 a 100 de tales especies. Paradójicamente, el habitante de la ciudad nor-

malmente tiene un repertorio más complejo de términos generales tales como planta, árbol, bulbo o cepa que los habitantes

de un pueblo para los que tales generalidades son de poca utilidad (Witowski y Brown, 1978:445-446). La lengua inglesa,

que tiene expresiones para muchos vehículos especiales —cart (carreta), stretcher (camilla), auto (auto), sled, snowmobile

(trineo), etc.—, carece de un término general para vehículos de ruedas. Sin embargo, esto no les impide comunicarse sobre

vehículos de ruedas distinguiéndolos de los trineos y los helicópteros cuando hay necesidad de ello. De forma semejante, la

ausencia

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