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MARTIRES DE LA UCA


Enviado por   •  15 de Mayo de 2013  •  1.554 Palabras (7 Páginas)  •  625 Visitas

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MARTIRES DE LA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL SALVADOR

Se denomina por el nombre genérico mártires de la UCA a ocho personas que fueron asesinadas el 16 de noviembre de 1989, en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), ubicada en la ciudad de San Salvador (El Salvador), por un pelotón del batallón Atlacatl de la Fuerza Armada de El Salvador bajo las órdenes del coronel René Emilio Ponce, esto durante el gobierno de Alfredo Cristiani. Las víctimas fueron:

• Ignacio Ellacuría S. J., español, rector de la universidad

• Ignacio Martín-Baró S. J., español, vicerrector académico

• Segundo Montes S. J., español, director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA

• Juan Ramón Moreno S. J., español, director de la Biblioteca de teología

• Amando López S. J., español, profesor de filosofía

• Joaquín López y López S. J., salvadoreño, fundador de la universidad y estrecho colaborador

• Elba Ramos, salvadoreña, empleada doméstica

• Celina Ramos, salvadoreña, empleada doméstica

Para los militares salvadoreños, los padres jesuitas eran sospechosos de sostener la Teología de la Liberación, por lo que se suponía que serían aliados de la guerrilla izquierdista del FMLN, y por lo tanto, subversivos ellos mismos. La masacre causó una ola de indignación en todo el mundo, y aumentó las presiones de la comunidad internacional para que el gobierno y la guerrilla iniciaran un diálogo para poner fin a la Guerra Civil de El Salvador. El 16 de noviembre de 2009, el Gobierno salvadoreño presidido por Carlos Mauricio Funes Cartagena condecoró de manera póstuma a los seis sacerdotes con la Orden José Matías Delgado, recibida por familiares y amigos de los religiosos.

MONSEÑOR, Óscar Romero

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (Ciudad Barrios, El Salvador, 15 de agosto de 1917 – San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero, fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral.

Como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país. Su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en El Salvador. Dentro de la Iglesia católica se lo consideró un obispo que defendía la «opción preferencial por los pobres». En una de sus homilías, Monseñor Romero afirmó: «La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación». (11 de noviembre de 1977).

En 1994, una causa para su canonización fue abierta por su sucesor Arturo Rivera y Damas. A partir de este proceso, Monseñor Romero ha recibido el título de Siervo de Dios.3 En Latinoamérica muchos se refieren a él como San Romero de América. Fuera de la Iglesia Católica, Romero es honrado por otras denominaciones religiosas de la cristiandad, incluyendo a la Comunión Anglicana la cual lo ha incluido en su santoral. Él es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la Abadía de Westminster, en Londres, y fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979.

El 20 de febrero, mientras la arquidiócesis se preparaba para la toma de posesión del nuevo arzobispo, el país celebraba elecciones presidenciales. Luego de los comicios, el 26 de febrero, el Consejo Central de Elecciones declaró vencedor al general Carlos Humberto Romero, candidato del Partido de Conciliación Nacional, (en el poder desde 1962). Las fuerzas opositoras denunciaron un fraude electoral de grandes proporciones y convocaron a una concentración popular en la Plaza Libertad de San Salvador. El 28 de febrero, las fuerzas de seguridad gubernamentales disolvieron violentamente esta concentración popular, con un saldo de decenas de muertos y desaparecidos.

Durante la semana anterior a la toma de posesión de Mons. Romero como arzobispo, el gobierno del presidente Arturo Armando Molinaarrestó y expulsó del territorio salvadoreño a los sacerdotes Bernard Survill (norteamericano) y Willibrord Denaux (belga), miembros del clero arquidiocesano. Tres semanas antes, a finales de enero, había sido arrestado y expulsado del país el sacerdote colombiano Mario Bernal.

El 22 de febrero, Mons. Romero tomó posesión del cargo de Arzobispo de San Salvador en una ceremonia sencilla celebrada en la capilla del Seminario Mayor de San José de la Montaña, a la que asistieron el nuncio apostólico Mons. Emmanuelle Gerada y los demás obispos de El Salvador. Ese mismo día, el gobierno anunció que varios religiosos que se hallaban

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