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Políticas Económicas De Venezuela Desde 1980

wec236320 de Noviembre de 2011

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INTRODUCCIÓN

Desde 1979 la sociedad venezolana ha experimentado un profundo deterioro económico expresado en cualquiera de los indicadores que se usan para medir esta actividad, y que inexorablemente se ha traducido en una dramática involución en la calidad de vida de vastos sectores de la población. Esta situación ha significado un retroceso en importantes logros obtenidos durante el proceso de modernización industrialista, que caracterizó a esta sociedad desde la segunda posguerra y hasta la crisis de la deuda a principios de la década de los ochenta.

En Venezuela, políticas de ajuste macroeconómico de influencia doctrinaria neoliberal han intentado aplicarse desde el gobierno de Luis Herrera Campíns. Los fracasos de las políticas de ajuste, y la imposibilidad de instrumentar a partir de ellas programas de reestructuración económica relativamente exitosos, han acentuado y profundizado el declive económico del país iniciado con el agotamiento del modelo de desarrollo anterior, reforzando las tendencias al deterioro social que comenzaron a manifestarse al inicio de ese declive.

A continuación presentará un breve resumen de las políticas del Estado venezolano en el ámbito financiero y social desde 1980 hasta la actualidad y se analizarán las estrategias y planes en los temas de agricultura y fronteras que implementaron los gobiernos de Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi, Carlos Andrés Pérez (2º período), Rafael Caldera (2º período) y Hugo Chávez.

POLÍTICAS ECONÓMICAS DEL ESTADO VENEZOLANO DESDE 1980 HASTA EL PRESENTE

Antes de la década de los Ochenta, las expectativas económicas de Venezuela apuntaban a una enorme facilidad para acceder a una riqueza cada vez mayor, así como a una cada vez mayor igualdad en el ingreso familiar que hacia surgir una clase media cada vez más numerosa. Después de los años Ochenta, la realidad señala un creciente aumento de la Desigualdad, que se manifiesta en el hecho de que, para el año 2000, el 10% de la población venezolana concentraba en sus manos cerca del 42% del ingreso total del país.

Comienzo de la Crisis venezolana

La combinación de mayor desigualdad y disminución del Ingreso per cápita se ha traducido en el caso venezolano, en un notable y preocupante incremento de la pobreza, la relativa “prosperidad” que vivió Venezuela hasta inicios de los Ochenta, hizo surgir el calificativo de “Venezuela Saudita” para referirse a los cuantiosos recursos que generó el auge de la actividad petrolera. Esa prosperidad no se debió al trabajo de los venezolanos sino al aumento de la Renta petrolera, siendo esto agravado por el mal uso que se dio a gran parte de los ingresos obtenidos, que no fueron destinados a la creación de formas de generación de riqueza distintas del ingreso petrolero.

Al analizar los indicadores económicos más importantes se observa que en Venezuela, a diferencia de la mayoría de las economías modernas, se ha presentado desde 1983 una marcada disminución de la productividad, disminución cuyos orígenes se remontan al aumento brusco y repentino de los precios del petróleo ocurrido en 1973. Antes de esa fecha, la inversión privada y gran parte de la pública, se hizo para abastecer un mercado interno protegido por la política de “Sustitución de Importaciones”, lo que llevó a la creación en el país de un parque industrial que antes era inexistente. Debido a lo limitado del mercado nacional y la ineficacia de la inversión realizada, la avalancha de inversiones públicas y privadas que se produjo luego de 1973 dio como resultado una disminución y no un aumento de la productividad general de la economía venezolana. Es en ese momento que puede ubicarse los orígenes de la crisis del modelo rentista venezolano, pues el país no supo ni pudo absorber de manera eficiente la “Sobredosis” de capital que entró desde el exterior entre 1974 y 1978.

En 1980, la inversión anual llegó a un punto máximo cercano al 45% del producto Interno bruto (P.I.B.) , y comenzó a descender al ser frenada por la caída en los rendimientos o ganancias. A partir de 1983, la caída de los precios del petróleo alejó también la inversión, pero es importante destacar que dicha baja en los precios del crudo no fue la causa original de la crisis, sino que contribuyó a agravarla y la hizo más difícil de superar. De 1983 en adelante, la inversión anual se ubicó por debajo del 20% del P.I.B., contribuyendo esta disminución a que el parque industrial venezolano se volviese progresivamente obsoleto.

Así, la dotación de capital por trabajador comenzó a disminuir luego de 1984, lo que precipitó la caída de la productividad y con ello, la severa caída del salario real ya mencionada.

Es importante destacar que el denominado “Paquete económico”, aplicado por el gobierno de Pérez entre 1989 y 1992, generó un importante repunte de la inversión y de la productividad, que se reflejó en un modesto incremento del salario real y en una disminución de los índices de desempleo y de empleo informal. Aunque el llamado “Paquete” ha sido tremendamente cuestionado por su costo social y político para el país, es justo señalar que la supervivencia de muchas empresas venezolanas se debió a la devaluación del bolívar ocurrida en 1989, pues ella eliminó la sobrevaluación artificial de la moneda venezolana y permitió a las empresas venezolanas ser más competitivas en el exterior.

El aumento de los ingresos petroleros como consecuencia de la Guerra del Golfo, en 1991, ensombreció el panorama de mejoría económica pues aportó nuevos recursos rentísticos (es decir, provenientes de la renta petrolera) a la economía nacional, que hicieron al gobierno abandonar muchos de los esfuerzos reformadores implementados en 1989. Además, la crisis política de 1992 y 1993, la crisis financiera de 1994 y 1995, revirtieron los efectos positivos del "paquete" y agudizaron las tendencias negativas que venía arrastrando la economía venezolana desde hace décadas. Desde los años noventa y hasta hoy, la economía venezolana viene pagando las consecuencias de no haber adoptado las medidas necesarias para diversificar el aparato productivo nacional y hacerlo más competitivo. El precio más alto pagado por los errores económicos, lo constituye un aumento sin precedentes de la pobreza, que hoy afecta a uno de cada dos venezolanos.

El Auge de la Pobreza

Al revisar las estadísticas referentes a las denominadas pobreza “Crítica” y “Extrema” en Venezuela, se observa que para el año 2000, cerca del 70% de las familias se encontraban en situación de pobreza, frente a un 18% que se encontraba en esa misma situación para 1980, en menos de veinte años, el número de pobres en Venezuela se ha triplicado. El acelerado crecimiento de la pobreza en Venezuela está vinculado a la reducción del empleo y del salario real. En los años setenta, Venezuela conoció el pleno empleo, pero después del “Viernes Negro” las cifras del empleo informal no han dejado de crecer, ubicándose siempre por encima del 30% al tiempo que el desempleo abierto, es decir, la proporción de la fuerza de trabajo que está desocupada y buscando empleo, ha oscilado después de 1983 entre el 6 y el 13%: Sumando el desempleo y el empleo informal se tiene que de 1983 en adelante, solamente el 50% de la fuerza de trabajo venezolana ha contado con un empleo fijo.

Además del problema del desempleo, el trabajador venezolano ha tenido que hacer frente a una severa disminución del poder adquisitivo de su salario; de hecho, según cálculos del Banco Central de Venezuela, la capacidad adquisitiva del Bolívar venezolano es hoy cien veces menor a su valor para 1984. Uno de los síntomas más indicativos del deterioro económico padecido por Venezuela en las últimas décadas es el fenómeno de descapitalización de la Vivienda. La inversión acumulada en Vivienda, que se mide en metros cuadrados por habitante, creció ininterrumpidamente en Venezuela hasta 1980, ocurriendo desde entonces que ha venido disminuyendo hasta la actualidad.

Esta disminución significa en la práctica que, una proporción creciente de la población vive en condiciones precarias, en viviendas cada vez más improvisadas y en condiciones de hacinamiento.

La causa inmediata de la pérdida del poder adquisitivo, que se refleja en la calidad del consumo y de la vivienda, está asociada a la caída del salario real. Si se analiza el valor nominal de las remuneraciones obtenidas por los trabajadores en bolívares, se observa que los ingresos han crecido notablemente. Un trabajador que ganaba en el año 1978 Bs. 2.000,00, gana hoy, debido a la inflación Bs. 321.000,00, sin embargo puede adquirir con ese monto menos bienes y servicios que los que podía adquirir veinte años atrás. Esto se debe a que, en realidad, el salario real promedio, que creció ininterrumpidamente entre 1950 y 1978, ha sufrido desde entonces un severo desplome a tal punto que, en términos reales, se encuentra hoy al mismo nivel del año 1950. Aunque pueda parecer increíble, en un país donde han ingresado cientos de miles de millones de dólares por la explotación petrolera, la remuneración del trabajo no ha hecho sino disminuir en los últimos veinticinco años. La explicación de esta paradoja requiere hacer uso del análisis económico, para revelar los inicios de la crisis venezolana.

Los orígenes Históricos de la Actual Crisis

Las raíces de los males que hoy padece el país, se encuentran íntimamente vinculados a la naturaleza

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