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Reseña: ¡Fusilaron a Dorrego! Raúl Fradkin

robertoluciano62Reseña20 de Abril de 2019

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  UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE

FACULTAD DE HUMANIDADES

DEPARTAMENTO DE HISTORIA

CENTRO UNIVERSITARIO REGIONAL BARILOCHE

ARGENTINA I

Dr.: JOAQUÍN PERREN.

PROFESORA: SUSANA PALACIOS.

LICENCIADO: EDUARDO BESSERA (PROFESOR INVITADO).

PROFESORA: NANCY VARGAS (PROFESORA INVITADA).

TEMA: Reseña: ¡Fusilaron a Dorrego! Raúl Fradkin.

FECHA DE ENTREGA: Entrega antes del examen final.

ALUMNO: ROBERTO ANDRADA. 

AÑO 2017.

Información bibliográfica.

Fradkin, R.(2008). ¡Fusilaron a Dorrego! O cómo un alzamiento rural cambio el rumbo de la historia. Buenos Aires: Sudamericana.

Con texto.

          A través de su obra Raúl Fradkin se propone como objetivo, y utilizando como un “prisma” (Fradkin, 2008:19) la “deposición y fusilamiento de Dorrego”  (Fradkin, 2008:19), introducirnos en el espacio  más opaco y a la vez más intrincado de esta historia, centrando su mirada en las novedosas formas de movilización para tratar de develar cuales fueron las motivaciones que produjeron que este alzamiento rural se convirtiera  en una “hidra de múltiples cabezas” (Fradkin, 2008:20)que finiquitó con las aspiraciones de la facción unitaria y que condujo al  ascenso al poder de Juan Manuel de Rosas durante  dos décadas, gracias no solo a esta  amplia e intensa movilización social, sino también,  y en el que jugó un rol protagónico,  los sectores más bajos de la sociedad en la lucha política.

Para desarrollar su trabajo utiliza un lenguaje  sencillo, claro y “apoyándose en las investigaciones que han renovado en los últimos años el conocimiento de la sociedad y la política de la época” (Fradkin, 2008:19),   que puede ser comprendido no solamente por un estudiantado que se interesa por la historia o cursa una carrera ligada a ella, sino por un público que guste de la literatura. A mi modo de ver un   innovador procedimiento que logra por un lado, ponernos al tanto de los hechos en un orden cronológico a la vez que nos va introduciendo, “nos pone en la piel” de las problemáticas personales afrontadas por los actores de este proceso político, esto nos permite considerar la posibilidad de una visión que trascienda los meros hechos para llegar hasta las personas, una visión más profunda y compleja que la que solemos tener de los procesos políticos a los que se suele encarar como procesos que se fueron dando “independientemente” de las personas involucradas en ellos.

Síntesis del contenido.

La obra está estructurada en cuatro capítulos, precedidos por una introducción; cada uno de estos capítulos está subdividido. El autor encabeza cada subdivisión con un título que, en general, se constituye por la cita de una frase textual de alguno de los protagonistas involucrados en la cuestión a tratar; la obra cuenta también con un epílogo, que  lleva como  título: “La Restauración de las Leyes”(Fradkin, 2008:191).

La introducción nos ubica en la época en que se desarrollaron los hechos, Fradkin detalla minuciosamente el contexto social y político que se vivía en nuestro país a partir de 1828.  Un escenario inusitado para los bonaerenses,  no solo porque se enfrentaban  fuerzas políticas y sociales de esta provincia, sino por su violencia y masividad como nunca antes se había visto y donde “la deposición y fusilamiento de Dorrego” (Fradkin, 2008:19), se transforma en un episodio representativo de una larga lucha civil interna que sucedió luego de las guerras por la independencia.  Un episodio, a mi modo de ver, una especie de golpe de estado, coincidiendo con los dichos de Juan Manuel Beruti que “invocando la voluntad del pueblo…sustituía un gobierno legalmente constituido” (Fradkin, 2008:77),  ya que el gobernador fue elegido por la renovada Cámara de representantes,  surgida luego de la crisis de 1820, donde participaron diputados electos tanto de la ciudad como de la campaña, situación  que se transformó en intolerable para la facción unitaria, tal como lo expresó  uno de los representantes de la “ gente decente” (Fradkin, 2008:19), su compadre Lamadrid: “ ¿y con trompetas como éste a la cabeza del gobierno, pensaremos tener patria? (Fradkin, 2008:11).

En su primer capítulo, “El fusilamiento del padre de los pobres”;(Fradkin, 2008:21), Fradkin narra, no solo los acontecimientos que tuvieron lugar a partir de la vuelta de Lavalle con sus tropas luego del infructuoso (a mi modo de ver) conflicto con el imperio brasilero, sino también los móviles que llevaron a dicha guerra y sus efectos. Consecuencias que obligaron no solo  a la renuncia del  presidente Rivadavia y  que Buenos Aires   recupere su autonomía, sino que, además accediera por primera vez al gobierno provincial un representante de tendencia federal, Manuel Dorrego, quien contaba con una enorme popularidad entre los sectores bajos. Reputación ganada no solo en el campo de batalla  gracias a sus actitudes de coraje y tenacidad manifestadas contra sus enemigos y  la familiaridad con que trataba a sus soldados,  que le generó conflictos con la oficialidad superior,  sino también como portavoz  y defensor del  “Bajo Pueblo”( Fradkin, 2008:40) en los medios de prensa y a través de la banca como líder opositor y principal referente del llamado “partido popular” (Fradkin, 2008:46). En ellos volcaba  como principales argumentos discursivos en  defensa de los sectores de “poncho y chiripá” (Fradkin, 2008:40): su crítica al modo que se efectuaba el enrolamiento en los regimientos de línea y que distaba muy diferente al alistamiento miliciano, su marcado rechazo a extranjeros (portugueses, españoles). También, gracias a sus intervenciones contra el proyecto constitucionalista de tendencia centralista y el plan de capitalizar la ciudad de Buenos Aires y una vasta área de la Campaña lo acercaron a sectores poderosos que se veían perjudicados en sus intereses como Juan Manuel de Rosas y diferentes jefes provinciales.

Otros medios que utiliza Franklin para reflejar esta tensión social  entre la clase alta y los sectores bajos son transcripciones de cartas que se intercambiaban miembros de la facción unitaria y sus periódicos. En ellos se refleja no solo el desprecio hacia el bajo pueblo, sino también  consideraban que la participación política de Estos era “inadmisible e intolerable” (Fradkin, 2008:25) y que llevaría a  un verdadero desastre para la nación.  

Otro aporte singular y novedoso que realiza Fradkin en esta obra es el hecho de comenzar a asignar importancia a una de las cuestiones que va a resultar central a lo largo de toda su obra; el lugar del pueblo. En este capítulo, es significativo el acento que pone en la expresión; “… viva el bajo  pueblo…!” (Fradkin, 2008:38) pronunciada por éste mismo, actitud que, para Fradkin, representa la toma de conciencia del pueblo como poseedor de derechos, como grupo de presión, como parte esencial de la política de una nación, como digno de aclamación y respeto.

En el segundo capítulo,  En “Una crónica del alzamiento rural” ( Fradkin, 2008:57), Fradkin pone de manifiesto lo que se ya se perfilaba en el titulado de su obra; la importancia que le da a la acción popular, en cuanto movimiento capaz, como afirma Halperín Donghi de “cambiar el destino” (Fradkin, 2008:72) de los acontecimientos históricos. Esto se ve reflejado luego de la muerte de Dorrego, acontecimiento que parecía sellar un triunfo completo del unitarismo, al cortar la primera cabeza de la hidra, pero no fue más que un fulminante que  desató en distintos puntos de la campaña un masivo y multifacético alzamiento general: “las otras cabezas de la hidra se habían levantado” (Fradkin, 2008:59) generando un clima irrespirable, una inmigración incontrolable y una guerra a muerte entre las  facciones.

Aquí el autor, logra desplazar del lugar hegemónico que les concede la historiografía tradicional a las élites como único grupo plausible de ostentar el poder político, para conceder un merecido espacio de análisis al bajo pueblo que, aun teniendo poca preparación militar, no contar con una estrategia unificada, formados heterogéneamente, en su mayoría por indios, gauchos y desertores pelean por defender los postulados planteados por las personas a los cuales creían defender sus intereses, en este caso; Dorrego y luego Rosas.

Con esta novedosa manera de ver al  bajo pueblo, el autor le da un giro al estudio de la historia, una nueva vuelta de tuerca que incluye a grupos que han sido injusta y negligentemente excluidos del análisis de los procesos históricos, y que nos da la posibilidad de apreciar a estos últimos desde una perspectiva más global, compleja y completa; posibilitando que nuestro análisis cuente con elementos imprescindibles como el accionar popular que, en general, fueron olvidados por la historiografía tradicional.

El tercer capitulo: “Anatomía del alzamiento rural”(Fradkin, 2008:73), Fradkin comienza planteando la existencia de diversidad de debates clásicos de la historiografía sobre las causas del alzamiento rural tales como: un plan astutamente pergeñado por Rosas que estaba detrás de todas las acciones quien no solo dirigía a indios y bandidos, sino también a sus peones sometidos; fue un movimiento en de toda la sociedad rural, espontanea y sustentada que se lanzaron a luchar por el líder con quien se identificaban. Ambas tienen en común que esta movilización fue llevada a cabo por un líder, en el que se destacó Rosas. Otros argumentos postulan: que fue una confrontación entre el campo y la ciudad, es decir siguiendo el lineamiento de Sarmiento, de la civilización contra la Barbarie; entre el ejército de línea y el paisanaje sublevado; entre la elite y el bajo pueblo. Nuevamente, la mirada del autor no se detiene en estas cuestiones, de buscar una respuesta simplificadora, ya que considera  que el alzamiento fue de tal magnitud y complejidad que requiere un análisis más desmenuzado. Es por ello que pone el énfasis en tratar develar las motivaciones de cada uno de los grupos sociales implicados más allá de los anhelos que perseguían sus líderes.

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