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Resumen Del Liro La Brujaa

tommyy17 de Diciembre de 2013

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resumen del libro la BRUJA de Germán Castro Caycedo.

RESUMEN DEL LIBRO LA BRUJA DE GERMÁN CASTRO CAYCEDO.

CONTEXTO DEL AUTOR.

Germán Castro Caycedo quizás el autor colombiano más reconocido después de Gabriel García Márquez, Periodista y escritor nacido en zipaquirá el 3 de marzo de 1940, uno de los escritores más leídos en Hispanoamérica. Se caracteriza por su género de crónica periodística y el estilo de no ficción, sus obras son crónicas fruto de minuciosos trabajos de investigación y vivencias propias, en los lugares donde ocurrieron los hechos, Sus escritos han tocado los más diversos temas de la realidad colombiana: la violencia, el narcotráfico, la corrupción, la inmigración. En el desarrollo de su carrera como escritor ha publicado más de 18 libros, todos basados en historias de los lugares más recónditos de Colombia y aunque sus obras rayan con la ficción son trabajos muy bien documentados.

CONTEXTO DE LA OBRA.

El libro la “BRUJA” de Germán Castro Caycedo, es una crónica periodística , publicado en el año de 1994, Tal vez su obra más polémica, la cual se le obligo a retirar del mercado todos los ejemplares de su primera edición; después de intensos debates donde el autor tuvo que presentar toda la documentación, los juicios y nombres propios en que se basó su obra, pudo ser otra vez editada sin mayores correcciones,“ luego de la mayor persecución

sufrida por un libro colombiano en la segunda mitad del presente siglo en nuestro país , sale a la luz la quinta edición del libro la BRUJA.” (El autor)

RESUMEN

Aquel martes vi por última vez a monseñor. Debía ser enero. El obispo era un octogenario alto y delgado. Aun cuando se había retirado de la diócesis , Monseñor Alfonzo Uribe Jaramillo continuaba luchando contra Satanás: exorcizaba, sanaba , sacaba espíritus, liberaba, él había resuelto plantarse frente al “enemigo” orando ,conjurando el maleficio, pronunciando aquellos salmos que hacían encorvar a la gente y “ escupir gusanos, azotarse contra las paredes, destrozar con una fuerza sobre natural todo lo que alcanzaban. Es que, escúcheme: blasfeman con voces que no son las suyas y luego, ¡caray! Luego se quedan en silencio: con la boca reseca la respiración agitada. Con esa mirada calma que da la liberación… es que se quedan en un silencio que sobrecoge”, según sus propias palabras.

Amanda nació en Fredonia, un pueblo cafetero que por las mañanas se envuelve en la niebla porque esta encaramado en lo alto de la cordillera, al pie de Combia un cerro vertical y erguido como las murallas de llano grande.

Ella lo describe así:

Un pueblo bien alegre, con las calles empinadas, sin un solo centímetro plano. Es una escalera, pero una escalera llena de música. Y la plaza: la plaza está encima de la escalera, encima y en el centro, el marco y los alrededores estuvieron ocupados por las familias importantes es decir las más ricas y las más blancas. Las casas son sumamente antiguas. Cuando comenzó todo, allí habitaban las familias más ricas en los segundos pisos de estas mansiones, en

los primeros pisos hay locales comerciales con tiendas, almacenes, y algunos bares decentes que llamamos cantinas.

En la parte más alta de la plaza que es al occidente, construyeron la iglesia, la casa cural, el teatro municipal, otra casa ocupada por el directorio del partido conservador y el club social, todo sobre un atrio amplio y bien solido que va de esquina a esquina. El atrio era territorio exclusivo de los blancos.

En Fredonia era tan grande la distancia de las clases sociales que de niños nos enseñaron que no se saludaba a los negros ni se hablaba con los de abajo. Los de abajo podían ser los que venían del campo: les decíamos “montañeros”. O, también podían ser los que subían de la calle abajo o de corea, como le decían al barrio de aquellas. Cuando esos llegaban solo podían pisar el atrio cuando iban a misa.

Yo soy maestra. Estudie para maestra y me gusta mi profesión. Nunca quise nada diferente a ser maestra, aunque pase parte de mi vida metida en la brujería. Estudiaba para especializarme cada día más como maestra y estudiaba el arte de la brujería, y me gustaban las cosas de la gente, me gustaba relacionarme. Una tarde cuando estaba en el atrio escuche que hablaban de alguien especial que había llegado al pueblo “¿especial? ¿Qué tiene de especial? ¿Que qué tiene? ¡Dinero! el que llego es millonario y se llama Jaime Builes”.

Todo el mundo empezó a preguntar por Jaime Builes y a averiguar cómo era él: Jaime Builes era un hombre robusto, de menos de cuarenta, vivía vestido con camisas finas y pantalón brillante, zapatos de charol, unas veces vino tinto, otras negros. Era moreno, bajito, gordito, tenía un dientecito de oro y vivía riéndose. No se me va a olvidar que lo conocí en la heladería el paraíso. Lo conocí porque me dijeron, ¡ve: ese es el nuevo rico de Fredonia! A los pocos días lo vimos entrar con un porta folios al club, dicen que pago la cuenta de todos y los mando sacar, cuando hubo salido el ultimo cerró las

puertas y compro el club. Nos quedamos sin club. Días después hiso una gran fiesta con desfile y carrosas, con toda la gente del común del pueblo, mando traer de México una orquesta que le tocara el REY, y otras orquestas, la fiesta duro desde el anochecer de un viernes hasta un domingo por la mañana, después de semejante tracamanaso la vida en Fredonia no volvió a ser igual.

Después de esto Jaime Builes empezó a comprar todo cuanto podía en Fredonia y la región, compro tres de las cuatro esquinas de la plaza, cantinas heladerías, las casa de casi todos los ricos del pueblo, fincas, haciendas y todo lo que podía pero sin darse cuenta le estaba haciendo un mal muy grande al pueblo porque, por lo menos, duplico el precio de los arrendamientos y encareció en una forma barbará el de las tierras.

ALVARO VILLEGAS: la pasión de Jaime eran los gallos y los caballos, el hombre entraba a una gallera y se quedaba ocho o diez días con sus noches. En Fredonia me toco ver noches de ganarse, dos o tres fincas sobre el rio Cauca apostando a los gallos.

AMANDA: a Jaime Builes le gustaban la parranda, los caballos, las apuestas, las riñas de gallos, un día salió temprano para Medellín, y volvió por la tardecita en su automóvil, detrás del auto venia un camión con un caballo bellísimo que había comprado, detrás del camión, un bus con mariachis. Bajaron el caballo lo ensillaron y lo adornaron y Jaime se trepo en el (se llamaba el Dorado) el mariachi empezó a tocar un paso doble y el caballo empezó a bailar, y el jinete a reírse con su diente de oro al aire. Ese día les dio la media noche, Jaime montando y bebiendo, al mariachi tocando y al caballo bailando.

Yo vivía en esa época con Matilde Veloza, una amiga de la infancia, profesora como yo que a la vez estudiaba biología. Matilde estaba metida en los cuentos de los brebajes y yo en el de la brujería y como era estudiosa, aprovechaba cada lección para enseñarme las propiedades de algunas plantas y entonces nos dedicamos a hacer los hervidos. Ella me ayudaba con las recetas y las vendíamos. De eso vivíamos.

El cuento de Antonio Mesa es que él se enamoro de mi y cuando se dio cuenta que yo me mantenía metida en estas vainas, empezó a programar viajes para traerme regalos y conquistarme. El fue el primero que apareció con una cantidad de libros de brujería y yo me sentaba a estudiar los libros de brujería y, entonces ya aprendí con esos textos, aprovechando que este tipo me

mantenía al día, además de lo que aprendí de muchos otros brujos que visitaba para aprender de ellos.

ALVARO: el eterno problema de Jaime era que compraba una finca y paraba los oídos a lo que le dijera la gente y al primero que le dijera:” vea don Jaime, aquí lo que sirve es esto y esto” el no preguntaba, ni pensaba siquiera y así como se lo aconsejaban, cambiaba los potreros los cultivos y hasta el curso de las aguas. Esto hacia que ninguna de las haciendas de don Jaime fueran productivas, a duras penas y se podían sostener.

AMANDA: mientras tanto yo seguía con la brujería, y nunca conseguía nada, me mantenía sin un centavo, la plata no me al cansaba para nada me dedicaba a hacer pócimas , ataduras, rezos , a y también trabajaba con velas, sabes de quien lo aprendí,m a una bruja que se llamaba Amanda Londoño ,que también me la lleve para Fredonia ,y allá tuvo mucho éxito despertando la indignación del párroco que decía, si este pueblo sigue haciendo caso a ella y a cuanta bruja traen , a Fredonia les va a llegar un castigo divino. A pesar de aquello, seguí embarcada con el diablo, trabajando cirios y viendo, a pesar de los anuncios del párroco y de que éramos dizque una comunidad muy cristiana, medio pueblo estaba metido en estas cosas. A pesar de todo, mi único sueño era tener poder. Quería aprender cuanto más fuera posible.

ALVARO VILLEGAS: Jaime se enamoro de una niña que conoció en Fredonia en una obra de que presentaron en el teatro y que por cierto el mismo financio porque Amanda le pidió ese favor, ella se llamaba: Sola. vivía media cuadra debajo de la plaza por la calle de la barra, para conquistarla le llevaba mariachis, le regalaba joyas, ropa fina y hasta un carro le regalo, como estaban de moda en esa época los Renault 9 uno de esos le obsequio, envuelto en papel

celofán con un lazo de cinta bien ancho que lo rodeaba en cruz, el papá de Sola se llamaba Rudesindo y el Jaime se las ingenio para ganárselo a él también, algún tiempo duro el noviazgo entre regalos y excentricidades de Jaime hacia sola, hasta que decidieron casarse , no se imaginan lo que fue

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