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¿AUREA MEDIOCRITAS?


Enviado por   •  1 de Mayo de 2014  •  10.351 Palabras (42 Páginas)  •  350 Visitas

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ITULO I.

I. ¿AUREA MEDIOCRITAS?

Su admiración primitiva es simple insensibilidad, de la poesía natural que le rodea al reflejarse en su imaginación, y no se convierte en poema.

Para concebir una perfección se requiere cierto nivel ético y es indispensable alguna educación intelectual en el estrecho horizonte de su experiencia constituye el límite forzoso de su mente, que no puede formarse un ideal esto nos indica que hay hombres mentalmente inferiores al término medio de su raza, de su tiempo y de su clase social; también los hay superiores. Entre unos y otros fluctúan una gran masa imposible de caracterizan por inferioridades o excelencias.

Su existencia es, sin embargo, natural y necesaria. En todo lo que ofrece grados hay mediocridad, en la escala de la inteligencia humana ella representa el claros oscuro entre el talento y la estulticia esto fue el placer del poeta: poniendo en la tranquilidad y en la independencia el mayor bienestar del hombre, enalteció los goces de un vivir sencillo que dista por igual de la opulencia y la miseria, llamando Áurea (brillante) a esa mediocridad material. En cierto sentido sensual, su sentencia es verdadera y confirma el remoto proverbio árabe:”Un mediano bienestar tranquilo es preferible a la opulencia llena de preocupaciones”.

No concebimos el perfeccionismo social como un producto de la uniformidad de todos los individuos, sino como la combinación armónica de originalidades incesantemente multiplicadas. El sentido común es colectivo, eminentemente retrogrado y dogmatista; el buen sentido es individual, siempre innovador y libertario .Las costumbres y las leyes pueden establecer derechos y deberes comunes a todos los hombres; pero estos serán siempre tan desiguales como las olas que erizan la superficie de un océano.

II. LOS HOMBRES SIN PERSONALIDAD:

La personalidad individual comienza en el punto preciso donde cada uno se diferencia de los demás; en muchos hombres ese punto es imaginario. Por ese motivo, al clasificar los caracteres humanos se ha comprendido la necesidad de separar a los que carecen de rasgos característicos, productos adventicios del medio, de las circunstancias, de la educación que se les suministra, de las personas que los auxilian, de las cosas que los rodean.”Indiferentes” ha llamado a ribot a los que viven sin que se advierta su existencia.

Aunque los hombres carecemos de misión trascendental sobre la tierra, en cuya superficie vivimos tan naturalmente como la rosa y el gusano, nuestra vida no es digna de ser vivida sino cuando la ennoblece algún ideal: los más altos placeres son inherentes a proponerse una perfección y perseguirla. El poder que se maneja, los favores que se mendigan, el dinero que se amasa, las dignidades que se consiguen, tienen cierto valor efímero que puede satisfacer los apetitos del que no lleva en sí mismo, en sus virtudes intrínsecas, las fuerzas morales que embellecen y califican la vida; la afirmación de la propia personalidad y la cantidad de hombría puesta en la significación de nuestro yo.

Muchos nacen; pocos viven. Los hombres sin personalidad son innumerables y reverdecen moldeados por el medio, la falta de personalidad hace a estos, incapaces de iniciativa y de resistencia y no actúan por sus intereses y siempre niegan sus habilidades.

III. ENTORNO DEL HOMBRE MEDIOCRE

El medio en el que vive una persona medir los valores individuales, en escala continua, de lo bajo a lo alto. Entre los tipos extremos y escasos, observaríamos una masa abundante de sujetos, más o menos equivalentes, acumulados en los grados centrales

El concepto de la normalidad humana solo podría ser relativo a determinado ambiente social ¿serian normales los que mejor “marcan el paso”, los que alinean con mas exactitud en las filas de un convencionalismo social? En este sentido el hombre normal no sería sinónimo de hombre equilibrado, ¿será entonces lo que en la filosofía, en literatura o en la política, se llama un selecto, un justo-medio? de ninguna manera, contesta. El que es justo medio lo sabe tiene la intención de serlo; el hombre mediocre es justo medio sin sospecharlo lo es por naturaleza, no por opinión; por carácter, no por accidente. Pero fuerza es reconocerlo, tales definiciones son inseguras desde el punto de vista de la psicología social; conviene buscar una más exacta e inequívoca, abordando el problema por otros caminos.

IV. CONCEPTO SOCIAL DE LA MEDIOCRIDAD:

No obstante las infinitas diferencias individuales, existen grupos de hombres que pueden englobarse dentro de tipos comunes; tales clasificaciones, simplemente aproximativas, constituyen la ciencia de los caracteres humanos, la teología, que reconoce en Teofrasto su legítimo progenitor. Esas clasificaciones, admisibles desde algún punto de vista especial, son insuficientes para el nuestro.

Cada individuo es el producto de dos factores: la herencia y la educación. La primera tiende a proveerle de los órganos y las funciones mentalmente que le trasmiten las generaciones precedentes; la segunda es el resultado de las múltiples influencias del medio social en el que el individuo está obligado a vivir. Esta acción educativa es, por consiguiente, una adaptación de las tendencias hereditarias a la mentalidad colectiva; una continúa aclimatación del individuo en la sociedad, el niño empieza desarrollarse hasta que empieza a distinguir las cosas inertes de los seres vivos y a reconocer entre estos a sus semejantes.

El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad; es por esencia imitativo y está perfectamente adaptado para vivir reflejando las rutinas, prejuicios y dogmatismos reconocidamente útiles para la domesticidad. Así como el inferior hereda “el alma de la especie”, el mediocre adquiere “el alma de la sociedad”. Es original e imaginativo, desadaptadas del medio social en la medida de propia variación.

V. EL ESPIRITU CONSERVADOR:

Todos los hombres de personalidad firme y de mente creadora, sea cual fuere su escuela filosófica o su credo literario, son contrarios a la mediocridad. Toda creación es un esfuerzo original; toda creación es un esfuerzo original; la historia conserva el nombre de pocos iniciadores y olvida a innúmeros os secuaces que los limitan.

Ellos encuentran una justificación, como todo lo que existe por necesidad. El eterno contraste de las fuerzas que pujan en las sociedades humanas, se traduce por la lucha entre dos grandes actitudes, que agitan la mentalidad colectiva: el espíritu conservador o rutinario y el espíritu original y de rebeldía, la originalidad necesita

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