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Alfonso VI


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2012  •  2.718 Palabras (11 Páginas)  •  462 Visitas

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Datos biográficos

Alfonso VI (1047-1109), rey de León y de Castilla, fue hijo de Fernando I, rey de Castilla y posteriormente de León, y de Sancha, hermana del rey Vermudo III de León.

El historiador Menéndez Pidal, divide su reinado en tres etapas. La primera, desde su ascenso al trono de León (1065) hasta su coronación como rey de Castilla (1072), caracterizada por una actividad política poco destacable. La segunda, desde 1072 hasta 1086, la denomina como “la gloria imperial”. Y la tercera y última, desde la entrada de los almorávides en la Península (1086) hasta su muerte (1109) la considera una época de decadencia, caracterizada por sus continuas derrotas ante los almorávides.1

Fernando I era hijo segundogénito de Sancho III de Pamplona y de Munia de Castilla, hermana del último conde de Castilla, García Sánchez, que murió asesinado y sin descendencia. Por lo cual, los derechos sucesorios pasaron Munia y su marido. A la muerte de Sancho, entregó el reino de Pamplona a su primogénito y el condado de Castilla a Fernando, quién se convirtió en el primer rey.

Fernando se derrota en la batalla de Tamarón (1037) a Vermudo III, hermano de su hermana Sancha y rey de León, quedándose así con su corona y convirtiéndose en rey de Castilla (por herencia de su padre) y de León (por los derechos de su mujer). En 1054 derrota a su hermano el rey de Navarra, que amenzaba con hacerse con el condado de Álaba, en la batalla de Atapuerca. Tras esta victoria, la hegemonía sobre los reinos cristianos de la Península, pasa de Navarra a Castilla.

Fernando y Sancha tienen cinco hijos: Urraca, Sancho, Elvira, Alfonso y García. En 1063, dos años antes de su muerte, Fernando anuncia su decisión de dividir el reino entre sus hijos varones, supuestamente para evitar discordias entre ellos, aunque conseguiría todo los contrario. Al primogénito, Sancho, le entre el reino que le pertenece por herencia de su padre, Castilla, así como las parias (impuestos anuales que tributan los reinos musulmanes, muy débiles tras la caída del califato, a cambio de protección) de Zaragoza. A Alfonso le entrega León, el reino que ganó tras derrotar a Vermudo, el más antiguo de la Península y cuya corona incluye la dignidad de Emperador; junto a este reino, le otorga las parias de Toledo. A García, le entrega la parte occidental del reino de León, desgajada en un reino nuevo, el de Galicia, y las parias que tributa anualmente la taifa de Badajoz, así como las de Sevilla, que solo eran cobradas ocasionalmente.

A sus hijas, Urraca y Elvira, las entregó los infantazgos, es decir, el patronato y las rentas de todos los monasterios de los tres reinos. Así como las ciudades de Zamora y Toro respectivamente.

Sancho es el más perjudicado con este reparto. Considera que tiene derecho a todos los territorios de su padre como primogénito que es. Y no solo no recibe todos los territorios, sino que recibe Castilla, un reino más pequeño que el de su hermano Alfonso, que además ostenta la simbólica dignidad imperial, unida históricamente a la corona de León.

Tras la muerte de Fernando en 1065, los tres reyes conviven en paz a pesar de las tensiones, hasta que en 1068, Alfonso VI de León y Sancho II de Castilla se enfrentan en la Llantada. Alfonso es derrotado, pero esto no tiene ninguna consecuencia. La situación de ambos no varía.

1 ESTEPA DIEZ, C. El reinado de Alfonso VI. Spainfo Ings: Madrid. 1985. pág. 18.

En 1071, ambos hermanos se alían contra García, que en ese momento estaba haciendo frente a unos conflictos con la nobleza. Le arrebatan el reino y las parias de Badajoz y le obligan a exiliarse a Sevilla. Se reparten el reino de Galicia, sin embargo, para Sancho II estas posesiones se encuentran incomunicadas, ya que entremedias está el reino de su hermano Alfonso. Por lo que en 1072 se produce un nuevo enfrentamiento entre ellos, esta vez de más envergadura, en Golpejera. Alfonso es derrotado y tras un breve cautiverio se le permite exiliarse en su reino tributario de Toledo.

Sancho se convierte así en rey de Castilla, de León y de Galicia. Es decir, los mismos territorios sobre los que reinó su padre. Sin embargo, su hermana Urraca, que siempre apoyó a Alfonso, no lo acepta, y desde Zamora presenta su oposición a Sancho. El rey de Castilla, y ahora también de León, asedia la ciudad y muere asesinado durante el asedio, en 1075. Alfonso regresa, recupera la corona de León, unida de nuevo con Galicia, y es coronado rey de Castilla, heredado de su hermano.

En 1085, durante la etapa de “gloria imperial” a la que se refería Menéndez Pidal, tiene lugar un hecho que marcará su reinado y que es clave en el proceso de Reconquista, la toma de Toledo.

En el terreno personal, la vida de Alfonso VI estuvo marcada por la búsqueda de un heredero varón.

Política frente a los reinos de taifas y el enfrentamiento con los almorávides

Durante los enfrentamientos entre los hijos de Fernando I, la política de parias se vio perjudicada, ya que los reyes de taifas aprovecharon la debilidad de los reinos cristianos para eludir pagar las parias. Cuando en 1072, Alfonso VI vuelve a unificar los reinos de su padre, solo percibe parias de Zaragoza, gracias a la enérgica política de parias de su hermano Sancho, y de Toledo, gracias a las buenas relaciones de Alfonso con el rey de esta taifa. El monarca castellano-leonés pactará con el rey de Toledo el ataque a otras taifas del sur, con el fin de convertirlas en reinos tributarios. En 1075, Alfonso recibe parias de Zaragoza, Toledo, Sevilla, Granada y Valencia.2

Ese mismo año, Al-Mamún, el rey toledano con quién Alfonso había tenido tan buenas relaciones, muere y es sucedido por su nieto, Al-Qadir, que se ve suficientemente fuerte en el poder y deja de pagar parias, rechazando la ayuda castellana. Sin embargo, esto provocará que las taifas vecinas le ataquen y sufrirá graves pérdidas. Valencia se convierte en reino independiente, Córdoba le es arrebatada por la taifa de Sevilla y además su frontera occidental es amenazada por la taifa de Badajoz.

De este modo, no le queda más remedio que volver a pedir ayuda a Castilla, sin embargo, hay sectores de la población musulmana que no quieren la intervención de cristianos, por lo que Al-Qadir se ve obligado a huir de Toledo y refugiarse en Cuenca. En 1081, Alfonso pacta con Al-Qadir y se compromete a conquistar tanto Toledo como Valencia, a cambio de que Toledo fuese para Alfonso y dejándole solo Valencia a Al-Qadir. Al rey musulmán

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