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Analisis Sobre La Violencia


Enviado por   •  21 de Abril de 2014  •  2.386 Palabras (10 Páginas)  •  242 Visitas

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Guerra, paz y hegemonía a comienzos del siglo XXI

Eric Hobsbawm

I

Lo que hará el autor es abordar problemas actuales a partir del pasado. Se refiere luego a que la historia avanza hoy a una velocidad que amenaza el futuro de la raza humana y medio natural.

En otro libro suyo, había esbozado las líneas conductoras de esta ruptura súbita y drástica en la historia universal. Nombra algunas de sus características como que las transformaciones tecnológicas y en los procesos de producción son evidentes, en lo social el funesto declive y caída del campesinado que antes fue la base del sistema económico. Así ha ido cobrando importancia una sociedad predominantemente urbana, unas megalópolis con millones de habitantes, la sustitución de un mundo basado en la comunicación verbal por uno donde la lectura es un hecho universal, máquinas y hombres practican la escritura y asimismo ha cambiado la situación de las mujeres. Luego se extiende en cifras que demuestran que el declive y la caída del sector de la población mundial dedicado a las tareas agrícolas es obvio en el mundo desarrollado. Ni en el mundo islámico, americano y algunos europeos queda más de la mitad de la población de países dedicados a lo agrario. Incluso en el mundo asiático los porcentajes han bajado. Así, en pocas décadas dejaremos de ser lo que fuimos desde que aparecimos en la tierra; cazadores, recolectores y productores de alimentos.

También habremos dejado de ser una especie eminentemente rural. Si a principios de 1900 sólo el 16% de la población mundial vivía en la ciudad, hoy la cifra es casi del 50%. Además no existe ya un modelo típico de urbanización, consistente en esa “huida del campo” a las híper ciudades. Las ciudades del mundo desarrollado asisten a la sub urbanización de áreas cada vez mayores que se sitúan alrededor del centro o centros originales. Las ciudades con mayor ritmo de crecimiento están en Asia, África y América Latina. Como consecuencia el fenómeno deja un cambio drástico en el equilibrio político entre las zonas urbanas con una gran densidad de población y las poblaciones rurales repartidas por el territorio de estados en donde si bien la mitad de la población vive en la capital, nadie explica acertadamente bajo qué condiciones lo hacen.

Poco dirá sobre un cambio educativo en donde no es fácil distinguir los efectos socio culturales de la alfabetización general de los efectos de la revolución súbita e inédita en los medios de comunicación. Existen 20 países en donde más del 55% de las franjas de edad afectadas siguen con la educación universitaria luego de la secundaria (todos excepto Corea del Sur son países europeos, norteamericanos o de Australasia). Así el mundo desarrollado, capaz de generar capital humano, conserva todavía una ventaja sustancial sobre los principales países que se han incorporado a este escenario en el siglo XXI.

Otro cambio social ha sido el producido en el siglo pasado: la emancipación de la mujer, cuyo mayor indicador es el que ésta haya igualado o superado a los hombres en su nivel de estudios. Sin embargo, todavía hay regiones en donde las mujeres están muy por detrás de esto.

II

Ahora hablará de los factores que han influido en la guerra, la paz y el ejercicio del poder en los albores del siglo XXI. Es obvio, por ejemplo, que a lo largo del siglo pasado la población mundial, exceptuando el continente americano, dejó de estar mayoritariamente gobernada por príncipes hereditarios o potencias extranjeras. De esto nacieron estados técnicamente independientes que reclamaban legitimidad ante el “pueblo” o la “nación” aunque fuesen regímenes “totalitarios”. El pueblo pasó de ser conjunto de “súbditos” a “ciudadanos”, incluso incluyendo a las mujeres. Pero, ¿cuánto nos acerca esto a la realidad incluso hoy, siendo que muchos gobiernos han llegado a suspender sus elecciones por una junta militar que permanece por años?

No obstante, la tendencia del planeta ha sido la de un cambio en la postura del propio estado territorial independiente, que a lo largo del siglo XX se convirtió en la unidad política e institucional básica bajo la cual las personas se agrupaban. La fase de desarrollo de este estado que fue adquiriendo un creciente control, alcanzó su punto álgido hace unos cuarenta años. Durante más de dos siglos, hasta los años setenta, el crecimiento del estado moderno fue una constante, y fue ajeno a cuestiones de ideología o de organización política.

Sin embargo, la situación ha cambiado y la tendencia se ha invertido. Vivimos en un mundo económico que se globaliza rápidamente y que depende de empresas privadas transnacionales que viven al margen de las leyes estatales y de sus impuestos, siendo difícil para los gobiernos aún mayores controlar sus propias economías. La teología dominante del libre mercado ha ido dejando muchas de sus actividades como servicios de correos, policías e incluso fuerzas armadas en manos de privados que sólo piensan en enriquecerse. Incluso los estados y sus actores han perdido el monopolio de las fuerzas armadas dado el desarrollo mundial de armamento. Por diferentes motivos, hemos visto la rápida desintegración de muchos estados miembros de la Naciones Unidas, muchas veces fruto de la desintegración de los imperios en el s. XX, imperios incapaces de ejercer un control real. No olvidemos que persisten movimientos separatistas en viejos estados como España o Gran Bretaña.

Resulta impresionante la legitimidad cada vez menor de los estados, y el que se vea con más reticencia la obligación de dejar en manos de los habitantes, ciudadanos o súbditos, el gobierno y sus leyes. El imperialismo de los siglos XIX y XX no habría sido posible de no haber existido una predisposición de segmentos de la población a aceptar como legítimo cualquier poder estatal efectivamente establecido. Pero, esto ya es agua pasada y no sólo la obediencia de los súbditos es algo remoto; también la de la ciudadanía. Se duda que los ciudadanos incluso estén dispuestos a morir “por su país” (excepto Rusia, EEUU o China) y que la población respetará la ley y se comportará según las reglas del juego. El aumento de la vigilancia constante del estado (mediante cámaras por ejemplo) no mejora la eficacia del estado ni de la ley, por el contrario provoca una pérdida de libertad. Todo esto, en una época de globalización vertiginosa en donde se han acentuado las disparidades regionales del mundo. Porque, por naturaleza, la globalización da lugar a un crecimiento asimétrico y dispar, y subraya la contradicción entre los ámbitos de la vida sujetos a la globalización y uniformización global como la tecnología

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