Arte Antiguo

TRABAJO

SOBRE UNA EDIFICICACIÓN ROMANA

TERMAS DE CARACALLA

Introducción

Las Termas de Caracalla es uno de los establecimientos termales públicos de época romana imperial mejor conservados. Fueron emprendidas por Marcus Aurelius Severus Antoninus Augustus, conocido en la historiografía como “Caracalla”, en el 206 d.c. Más tarde, en el 216 d.c fue inaugurado el edificio central con el nombre de Termas Antoninas. La situación exacta es entre el Aventino y el tramo urbano de la vía Apia. Sus sucesores, Heliogábalo y Severo Alejandro, las completaron. Fueron reformadas por Aureliano, Diocleciano y por el visigodo Teodorico. Además, recientemente se han descubierto obras de reparación y renovación hasta el siglo V.

Finalmente, en el 537 d.c dejaron de funcionar porque los godos cortaron el suministro de agua los acueductos. Estos eran la mayor fuente de agua porque las cisternas solo almacenaban la mitad de una jornada completa. En la Edad Media fueron usadas como cantera, se conoce que en el s.XII se extrajeron tres capiteles para la catedral de Pisa. En cambio, el periodo de mayor expolio fue en el s.XVI, cuando Pablo III de Farnesio construyó de las termas su nuevo palacio.

El conjunto es enorme ya que mide unos 25.000 m2; solo la sala central ya

medía 24x56. Solo superadas por las termas de Diocleciano. El edificio tenía estas dimensiones porque debía atender las necesidades de las clases menos favorecidas, al día podían acudir hasta mil seiscientos bañistas. Para abastecer unas termas que solo en el lado meridional se necesitaba almacenar 10.000 m3 -repartidos en dieciocho tanques-, y donde las necesidades diarias accedían a 15.000 m3 se realizaron obras de urbanización como fue la creación de un ramal especial del Aqua Marcia, llamado Aqua Antoniniana.

Comentario

Las termas de Caracalla, como todos los edificios romanos que eran considerados de importancia, se alzaban sobre una plataforma, que en este caso medía 6 m de altura. Bajo los edificios principales había sótanos abovedados donde se encontraban los almacenes y los hornos. Bajo el suelo de las termas había un piso inferior en que se construyeron pequeños pilares de baldosas de unos 60 cm de altura. Estos sustentaban el suelo intermedio de hormigón de unos 30 cm de grosor, sobre el que había una capa de grava apisonada de toba o tufo y cerámica. Sobre la grava se dispuso una capa de argamasa de mármol donde se asentó el pavimento de mosaico, o bien losas de mármol.

Los hornos estaban todavía más profundos, justo bajo el suelo del

hipocausto. El aire caldeado pasaba por debajo del suelo del mosaico y llegaba

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