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Arte Paleolitico

neolissss28 de Agosto de 2014

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EL ARTE PALEOLÍTICO: HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN, ESCUELAS INTERPRETATIVAS Y PROBLEMÁTICA SOBRE SU SIGNIFICADO

-El descubrimiento y la aceptación del arte paleolítico: primeras investigaciones.

El reconocimiento de Altamira supuso el detonante para el estudio y la investigación del fenómeno artístico prehistórico no sólo mobiliar (descubierto y reconocido desde mediados del XIX), sino también del parietal, identificado en los albores del XX, tanto en España como en toda Europa.

Al principio no creían en la existencia d un arte realizado por el “hombre de las cavernas”, pero la multiplicación de descubrimientos de manifestaciones artísticas en cuevas del occidente europeo, se produce con gran rapidez y comienza a consolidar la idea de un hombre prehistórico ya no dominado por la barbarie y la simplicidad, sino dotado de una complejidad mental y un depurado gusto estético.

Fructíferos estudios revelaron cada vez con más determinación que el hombre paleolítico no era sólo productor de obras de arte, sino que dominaba una depurada técnica pictórica y grabatoria, que expresaba formas, volúmenes, perspectiva, dominio de la luz, y documentaba los animales con los que vivía a través de ella. Debido a ello se hacía necesario elaborar un cuadro explicativo, dentro del cual se generasen diferentes teorías que arrojasen luz sobre el arte del hombre primitivo, que no "simple".

Tomando el remplazo de las explicaciones que en el último cuarto del siglo XIX se habían utilizado para el arte prehistórico mobiliar, comienza a articularse una serie de teorías generales para la significación y organización de un arte, el parietal, que respondía a esquemas mentales estructurados.

-La interpretación y significado del arte: el arte por el arte, la etnografía y el totemismo, la magia propiciatoria y Breuil.

Una vez asumida la posibilidad de autenticidad de este tipo de arte, la primera interpretación fue propuesta por, E. Lartet, H. Christy y E. Piette, y sería la del “arte por el arte” o simple decoración ya que sus habitantes tendrían grandes periodos de inactividad y despojados de la capacidad de abstracción necesaria para ser llevados por motivaciones religiosas. El “arte por el arte” como motivación de la representación del entorno va a ser muy pronto reemplazada por interpretaciones que surgían de la comparación etnográfica y el totemismo al ser comparadas sus obras con las de los aborígenes, entre otros australianos.

A finales del siglo XIX la observación de los procesos socioculturales de las tribus de carácter primitivo modernas tales como bosquimanos, polinesios, pigmeos, y cazadores australianos, permitieron establecer puntos de conexión en el comportamiento dentro de ellas, que fueron rápidamente puestos en relación con el hombre prehistórico. Este contraste y análisis de la vida primitiva de las tribus ágrafas en los tiempos modernos, pareció de repente dar sentido a la interpretación que se había de dar, a partir de ese momento, respecto al arte prehistórico. Los etnólogos como Tylor o Frazer, empezaron a establecer paralelos entre las tribus totemistas y el hombre del Pleistoceno Superior, argumentando que la complejidad y estructuración mental de los actuales primitivos era extensibles y retrotraíble a los paleolíticos.

Las generalizaciones simplistas sobre el carácter poco desarrollado, intelectualmente hablando, de estas tribus ágrafas, empezaban a desaparecer para dar paso a teorías que veían en el totemismo una buena base interpretativa. La relación del hombre con su medio natural y en especial con las especies animales y flora con la que convive, es explicada por estos autores desde un punto de vista creencial y espiritual. El hombre primitivo practica el culto a los antepasados y a la reencarnación del ser humano muerto en forma de animal. Frazer, matiza aún más este tipo de relaciones, indicando la estrecha y marcada vinculación del individuo con el tótem del clan. Este, al igual que Durkheim, inciden en le importancia del tótem como símbolo, que tiene un carácter social marcado al identificar la pertenencia del individuo a un grupo.

En los primeros años del siglo XX se empezaron a marcar diferencias entre el estricto totemismo, el animismo (entendido como el conjunto de creencias basadas en la existencia de espíritus que animan todas las cosas en la naturaleza), el naturismo, (que atribuye el sentido de todas las cosas a la naturaleza como primer principio), y la magia simpática o propiciatoria. También se comenzaron a desvincular del totemismo algunos investigadores, para contemplar otra posible teoría. Sería Salomón Reinach en 1903 el primero en plantear la teoría de la práctica propiciatorias y en la magia simpática, que consistía simplemente en la pretensión de poder influir el artista a través de sus composiciones en determinados actos de la vida diaria, como serían la caza, la fertilidad, etc. Más tarde, otros investigadores como Breuil, adoptaron esta teoría con mayor o menor rigor. Hemos pasado del arte por el arte, la simple decoración de naves y cuevas al totemismo y de éste a la magia simpática y propiciatoria a lo religioso que llegaría hasta los años sesenta del siglo XX, mezclando todo lo anterior con brujos y ritos.

-La segunda mitad del siglo xx: el estructuralismo de Leroi Gourhan y Laming Emperaire.

Haciendo crítica de las ideas predominantes hasta el momento, en su evaluación metodológica del sistema, Leroi Gourham señala, además de tener en cuenta los temas representados y su disposición en el ámbito cavernario debería contemplarse el número, las dimensiones, la coloración, y el grado de acabado y terminación de las representaciones. De esta forma las características de cada representación podrían también ponerse en conexión con los sistemas de yuxtaposición y complementareidad de las diferentes figuras.

Leroi Gourhan y A. Laming Emperaire plantean una nueva visión de la significación: la estructuralista, ambos prehistoriadores coinciden en la negación del paralelo etnológico como base de cualquier elaboración teórica, puesto que según ellos, no podemos explicar el pasado basándonos en reconstrucciones actuales realizadas sobre pueblos ágrafos modernos, que sin duda pueden ser artificiales.

Pero la línea maestra que dirige los trabajos de Leroi o Lamming es el sistema basado en la asociación estructuralista y el carácter compositivo del arte. Es decir, la asociación entre principios opuestos de carácter sexual que identifican un determinado animal con un principio determinado sea masculino o femenino, y que asociado a otro animal dotado de un carácter sexual opuesto, forman un esquema compositivo. Todo el universo interpretativo de estos dos autores reside así en esta dicotomía de las representaciones parietales.

Además, introdujo una nueva metodología en el estudio del arte prehistórico que se cimentaba en trabajos e hipótesis centrados en la revisión temática de las representaciones, la contextualización de cada tema observado, la distribución y localización de animales y signos en el espacio, además de la investigación de las asociaciones existentes entre ellos. Apoyándose en este nuevo método científico, elaboraba una nueva interpretación de carácter general sobre la significación del arte prehistórico, fundamentalmente parietal.

Para Leroi la expresión artística se basaba en un complejo dispositivo iconográfico, en el que la simbología de elementos sexuales opuestos organizaba el mundo ideológico y creencial del hombre prehistórico. De esta forma la oposición de elementos que el autor considera como masculinos (caballo y signos alargados), a otros considerados como femeninos (bisonte y signos llenos), respondía a una organización del esquema mental del hombre cuaternario y del ámbito cavernario, que fue considerado también por Leroi como santuario. De nuevo, y pese a la introducción de métodos científicos y sistemáticos para el estudio del arte, se recurría a un cierto carácter sacro y creencial en el que el concepto, de por sí espiritual, de santuario nos llevaba a significaciones de tipo "religioso".

El sistema de estudio de Leroi, presentaba tres líneas fundamentales de investigación. En primer lugar estableció un análisis de la distribución de las representaciones animales y de los signos dentro de las cuevas. Este estudio reveló la diferente localización de los temas en relación con la topografía, identificándose hasta siete áreas dentro de la cueva donde se realizaban y distribuían las manifestaciones. De la misma forma, no sólo se señalaba si el tipo de representación se situaba a la entrada, en los paneles centrales, o al fondo de la cueva, sino que se observaba también la localización y la posición que ocupaban las figuras en el interior de los paneles mismos, sitos en cada área del ámbito cavernario. Este nuevo sistema que tenía en cuenta la organización espacial de las figuras en la topografía, suponía un avance en la metodología de estudio, puesto que hasta ese momento sólo se realizaban descripciones individuales, y comparaciones morfológicas entre las figuras. Como resultado a estos análisis, Leroi destaca la presencia de una temática principal-central, la del bisonte, caballo, toro y mamut, y otra secundaria–periférica como ciervo y cabra, acompañada de una serie de figuras complementarias como la humana, los felinos, el oso, el rinoceronte, y algunas aves y peces. Acompañando a la panoplia de representaciones naturalistas se encontrarían una amplia gama de signos.

La siguiente línea de estudio se centraría en la asociación de los temas representados, tanto de

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