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CRÓNICA MASACRE ESTUDIANTES UNIVALLE


Enviado por   •  3 de Marzo de 2019  •  Documentos de Investigación  •  1.548 Palabras (7 Páginas)  •  93 Visitas

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EL MÍNIMO

Maria Camila Oquendo Sierra

Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano

Facultad de Artes y Diseño

Programa: Arquitectura

Curso: Humanidades III

Profesor: Uriel Alberto Cárdenas Aguirre

Bogotá D.C.

2018

EL MÍNIMO

“…Sin embargo, la marcha de los acontecimientos y su desenlace sensiblemente trágico del día de hoy, me obligan a ser consecuente con una vida dedicada al servicio de la educación, y presentar ante usted renuncia del cargo de rector de la Universidad del Valle, que he ejercido por cerca de cinco años, por estimar que con ello puedo contribuir a que la normalidad perdida se recupere…”1

Este fue un aparte de la carta de renuncia de Ocampo Londoño, quien creyó que sería la mejor solución pero todo había pasado, ya no era el momento, Jalisco había muerto, la policía había asesinado entre quince y treinta personas, el gobierno nos quiso callar, el “estado de sitio” no logró nada y así mismo no iba a devolvernos a nadie, todo había pasado, ya no había vuelta atrás.

6 de Febrero, 1971

- Miren muchachos, no dejen que los de cuello blanco se tomen el poder, acuérdense que si los empujan sublévense, tienen que morir por la libertad, tomen como ejemplo el movimiento estudiantil argentino y sin irnos tan lejos, en nuestro país, el movimiento de los estudiantes de la UIS. Jóvenes, la Universidad del Valle debe ser la cuna del alma de ustedes, siempre al servicio de los estudiantes, jamás al servicio del clero, limpien a los politiqueros y a los rolos que se toman el poder de generación en generación, mantengan su mente en un estado revolucionario. Es que si no son ustedes, entonces quién más.

-Profe ¿y qué nos dice de la declaración del rector sobre no renunciar por “cumplir su deber” y de los profesores y directivas apoyándolo?

Hubo un silencio sepulcral en el salón y sin decirlo, todos asumimos que debíamos salir, la clase de política había concluido, lo que dijeron fue como una premonición de lo que sucedería, era irónico, él profesor exponiendo su tema de revoluciones estudiantiles y nosotros a escondidas planeando una.

Días después nos vieron como los malos, como los vándalos, los periódicos nos llamaron revoltosos, el gobierno prohibió la impresión de volantes relacionados con lo sucedido, como siempre, hubo estado de sitio, se prohibió el fútbol, cosa rara en un país que todo lo calla con tipos corriendo detrás de un balón, nosotros los revoltosos le generamos pérdidas a las Empresas Municipales, a la Empresa de Servicios Públicos, a la Universidad y hasta a la misma ciudad. Sin embargo, años después fuimos héroes, sin reconocimiento pero al fin héroes, él y los demás que acarrearon con las consecuencias deben estar orgullosos de lo mínimo que nos permitieron lograr.

17 de Febrero, 1971

Fuimos a la cueva, así le pusieron al apartamento donde nos reuníamos a discutir los temas que nos indignaban, sobre todo los concernientes a la sublevación que estábamos planeando, íbamos desde lo más superficial como qué pelada estaba buena hasta lo que queríamos cambiar de Colombia, quién diría que de esas conversaciones que salían de la nada pasaríamos a protagonizar un drama digno de pasar a la historia. En este lugar surgieron las ideas del mínimo, de nuestra revolución –y digo revolución como si hubiera sido gran cosa, tal vez lo hubiera sido si nos hubieran permitido- o al menos para nuestra memoria lo fue pero en Colombia nunca nos dejan llegar más allá de lo que le convenga al gobierno de turno.

Ese día estábamos hablando sobre el plan del decano que consistía en vetar de la candidatura a decano de Bernardo García, el único que contaba con el apoyo de los estudiantes y quería imponer a su candidato, ingeniero, casualmente dejando de lado a los candidatos que le apostaban a las humanidades, conformando así un consejo directivo compuesto por el clero, sectores financieros y políticos del Valle, representantes de la Universidad y un representante estudiantil

-¿Qué tal el plan del decano?, Patético, esto es una universidad pública, no es justo que nos quieran entregar al 0.4% del país, tenemos que planear un movimiento antiimperialista y a este paso no vamos a lograr nada, tenemos que actuar –Él era el más indignado de todos, entrar a la universidad le costó demasiado y la sentía como propia, en clase era desobligante y aparentaba que nada le importaba pero los que realmente lo conocemos sabemos que sentía más que todos juntos y así lo demostró dando su vida por esta causa, Jalisco era la cabeza de todo esto, nuestro representante y el que daba todo por la causa-.

-Hagamos paro, unámonos a los de Economía, esa es la solución, llamemos gente y no sólo de nuestras facultades, de otras universidades, hagamos de esta la mayor movilización de la historia, que todo el esfuerzo no sea en vano.

-Me parece, hay mucho que planear, ¿Vos qué decís? ¿Vas a ir o te vas a quedar en la sombra como siempre?

No sabía qué decir, no me gusta ser el centro de atención, al final mi opinión nunca es la más importante, ¿Qué puede hacer un fantasma sin voz como yo? De hecho, ¿Qué hago yo aquí? ¿Vale la pena meterse en una revolución estudiantil si al final el gobierno, como siempre, nos va a ignorar y sólo pasaremos a la historia como víctimas? ¿Y si todos pensaran como yo? Soy cobarde.

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