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Capítulo 1 Los esclavos de Yucatán.


Enviado por   •  23 de Enero de 2017  •  Resúmenes  •  6.443 Palabras (26 Páginas)  •  556 Visitas

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Capítulo 1 Los esclavos de Yucatán.

El capítulo comienza con la visión que el autor tenía acerca de México, antes de conocerlo y de la realidad contrastante, de la que se hizo conocedor al visitar nuestro país.

        Al llegar a Yucatán, al autor le impresiona que continúe la esclavitud. Desempeña el papel de un inversionista que quiere colocar propiedades de henequén.

        Los esclavos eran indios yaquis, Sonorenses, Chinos y mayas, principalmente.

        El autor hace referencia también a la cultura maya, de las características físicas de su gente, su vestimenta, sus tradiciones, etc.

        Los hacendados yucatecos, tenían propiedad sobre el cuerpo de sus esclavos, asi que la esclavitud en México que demostró más que nada en Yucatán, la población es alrededor de 300 mil habitantes donde 250 eran esclavos.

Engañaban a la gente haciéndoles creer que serían felices otorgándoles libertad y seguridad. Los esclavos eran: 8 mil yanquis, importados de Sonora; 3 mil chinos y entre 100 y 125 mil indígenas mayas.

Los mayas tenían una civilización propia tan avanzada como la de los aztecas. Los hacendados no llaman esclavos a sus trabajadores.

Esclavitud quiere decir propiedad sobre el cuerpo de un hombre, da al poseedor el derecho de aprovechar lo que produzca ese cuerpo. Los yucatecos lo llamaban “servicio forzoso por deudas”.

Cada hombre costaba $400. Para ser libre era necesario que se cubriera el precio del  mercado y solo un hombre había permitido a su esclavo comprar su libertad. Todo lo que se necesitaba para reclutar esclavos era lograr que algún obrero libre se endeudara, convirtiendo así a mecánicos y oficinistas haciéndolos caer en tentación de pedir prestaciones.

Se llamaba peonaje al servicio por deudas, en formas más moderna que en Yucatán. Los peones nunca recibían dinero, trabajan hasta morir y su castigo es ser azotados. Felipe G. Cantón decía que era necesario pegarles para que realizaran las cosas.

Dormían en construcciones de piedra más de 300 esclavos, su pago total de medio tiempo era de $22.50, comían dos tortillas de maíz,  frijoles y pescado rancio. Debían cargar siempre sus papeles de identificación para evitar ser expuestos a ser arrestados.

Capítulo 2 – El exterminio de los Yaquis

        El autor quería averiguar qué sucedía con los indios yaquis de Sonora, quienes fueron confiscados de sus tierras y del maltrato que sufrieron, además de la orden que dio el presidente Porfirio Díaz, para que fueran deportados.

        Cuando se intentaba saber el paradero después del exilio que les deparaba, no había una respuesta concreta o más bien, la respuesta no era nada satisfactoria.

        Se extermina a los yaquis rápidamente. Hay quienes afirman que éstos valen tanto como los mexicanos y merecen la consideración de sus gobernantes. Este exterminio comenzó con la guerra. Desde siempre fueron un pueblo agrícola, edificaron ciudades de adobe, tenían un gobierno organizado y una fábrica de moneda. Después llegaron los españoles.

        Un trabajador Yaqui vale por dos estadounidenses y tres mexicanos. El gobierno sentía que les estaban quitando a sus mejores trabajadores, pues los yaquis tenían un admirable desarrollo físico. Anchos hombros, pecho hondo, piernas nervudas y cara curtida.

        El origen de los conflictos comenzó cuando un grupo de políticos querían apoderarse de las tierras del sur de Sonora, que eran de los yaquis desde siempre. Anteriormente, con los españoles, los yaquis habían cedido un aparte de su territorio a cambio del reconocimiento de sus derechos de propiedad. El título firmado por el rey de España fue respetado hasta que Porfirio Díaz llegó al poder.

        Los yaquis fueron incitados a la guerra. En la lucha han muerto decenas de miles de yaquis y de soldados, además de los que fueron encerrados antes de ser ejecutados.

        Todo soldado que matara a un yaqui, recibía cien dólares como recompensa, pero debían llevar como prueba el par de orejas de los mismos. Incluso el gobernador Izábal, pedía la mano derecha de todos los que encontraran.

        Esta situación de los yaquis, era todo un negocio. Miles eran vendidos a Yucatán, la persona que realizaba las negociaciones recibía una ganancia de $10 por cabeza yaqui que vendieran.

        A pesar de que no todos los que llegaban a Yucatán y no todos llegaban vivos, aquello volvía a los involucrados una “fortunita”.



Capítulo 3 – La ruta del exilio

John Kenneth Turner, relata la experiencia que encontró cuando viajó con los indios yaquis que fueron desterrados a Yucatán.

Cuando los yaquis, que se dirigían a Yucatán, llegaban al puerto de Guaymas, Sonora, debían abordabar un barco de guerra del gobierno hasta el puerto de San Blas y a partir de ahí eran conducidos a pie por una de las sierras más difícil de México, desde San Blas a Tepic y desde Tepic a San Marcos.

Eran llevados en ferrocarril hasta la ciudad de México para luego ser transportados en el Ferrocarril Interoceánico hasta Veracruz y llegaban a su destino en barco.

A los indios Yaquis los enviaban a las fincas henequeneras como esclavos. Los compraban, los vendían, los azotaban hasta matarlos. Eran obligados a trabajar desde la madrugada hasta el anochecer bajo el fuerte sol al igual que a los mayas. Los hombres eran encerrados durante la noche y a las mujeres las obligaban a casarse con chinos o con mayas.

Los yaquis eran indios, no blancos, pero cuando se conversaba con ellos manejaban un lenguaje muy entendible.

 John se dio cuenta de que él y los yaquis tenían parecido en su mentalidad, también se convenció de que las ligas familiares del yaqui son de gran importancia para él como las de los norteamericanos.

La vida que llevaban las mujeres yaquis era en indescriptiblemente horrida; las dejaban morir de hambre ya que solo les daban de comer una vez por semana hasta que eligieran casarse con un chino pero ellas se resistían a esto Las amenazaban, les decían que si no elegían por si mismas ellos lo harían por ellas y de no ser así, entonces serian llevadas al campo donde serían azotadas y obligadas a trabajar igual que a los hombres.

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